No sabía su orientación sexual. Era una niña y ya la insultaban. «Marimacho», la señalaban. Julia Calatayud Matos, una joven pacense de 24 años, en el patio del colegio con apenas 7 años ya aguantaba comentarios hirientes que no supo identificar como tal hasta que entró en la adolescencia. «Me gustaba jugar a fútbol más que a otras cosas o vestía con ropa ancha. No era femenina. Me preguntaban: ‘¿Eres chico o chica?’ Yo decía: ‘¿qué más te da?’ No sabía que era lo que querían saber de mí. Jamás me planteé que lo que sufría era LGTBIfobia porque tampoco sabía aún que me gustaban las mujeres», relata. «Cuando te das cuenta de que lo que hacían era reírse de ti es duro», confiesa.

Ya en el instituto, con 13 años supo su orientación sexual. «Me di cuenta de que me gustaban las mujeres en 1º de la ESO». Dos años más tarde, empezó una relación con una chica. «Cuando quedábamos lo solíamos hacer a escondidas», asegura. El secreto duró poco. «Un compañero nos pilló besándonos y lo contó por todo el instituto», señala.

A partir de ahí, Julia empezó a recibir comentarios como: «¿Mantienes relaciones sexuales con tu novia?». Ella no se lo tomaba a burla. «Al principio no podía identificarlo como acoso o quizá no quería». Se escudó en formar parte de las «bromas». «Me convertí en la bollera del instituto, pero en lugar de mostrarme vulnerable y hacer público que me afectaba a nivel emocional, decidí reírme de mí con ellos». En una red social la bombardeban a preguntas. «Las cuestiones eran anónimas y todas tenían que ver con mi sexualidad», afirma. «Aquí fue cuando el humor me hizo de barrera protectora. La gente se ponía de mi lado al ver que no me lo tomaba en serio. Aunque sí me dolía». 

Una de las soluciones a estos comportamientos cree que está a medio camino entre la educación en las aulas y romper con los estereotipos sociales. «Todo sería más fácil si desde niños supiéramos que existen diferentes tipos de sexualidad y hubiera más referentes del colectivo para hacer ver a los menores que no tienen que sentirse bichos raros».