Los cines extremeños ya no huelen a palomitas recién hechas. Las máquinas siguen apagadas y las barras, clausuradas. Desde el 5 de mayo, que se impuso en Extremadura la prohibición de comer y beber en las salas cinematográficas, no se debe ni tomar agua en el interior de las salas y así seguirá siendo. Porque el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) ha decidido no cambiar esta norma, al menos, por ahora. 

El asunto ha llegado a la justicia después de que la Federación de Cines de España presentara a principios de este mes un recurso contra esta decisión que habían tomado varias comunidades, entre ellas Extremadura. Pero mientras se resolvía el fondo de la cuestión, el colectivo pidió que aplicaran medidas cautelares y se dejara sin efecto la prohibición de comer y beber al menos de manera temporal, hasta el fallo definitivo. Pero no ha sido así. 

En un auto del 7 de julio, el TSJEx deniega esta petición porque «no concurren razones de urgencia para su adopción, más, cuando lo pedido entra en conflicto con bienes y valores constitucionales, como la salud pública», recoge el fallo. Hace referencia, además, a «la preocupante evolución del número de contagios en las últimas semanas en Extremadura». Aún así, el TSJEx no entra a valorar todavía la prohibición impuesta mediante una resolución publicada en el Diario Oficial de Extremadura (DOE) el 6 de mayo. Admite los perjuicios económicos que se está causando al sector, pero insiste en la «situación de gravísima crisis de salud pública en que se encuentra nuestra comunidad». 

Esta última decisión la respetan los exhibidores de las salas de cine extremeñas, pero no la comparten. «¿Por qué no se puede comer y beber en el interior de una sala de cine, en la que no se habla y suele ser amplia, y sí se puede dentro de un bar o un restaurante?», se pregunta Juan Villegas, gerente de Cines Victoria, que gestiona las salas de Mérida, Almendralejo y Don Benito, además de varias en otras comunidades donde no se han encontrado con ningún impedimento. «En Andalucía, en Castilla y León y en la Comunidad Valenciana, entre otras, se sigue comiendo y bebiendo en los cines. Por eso me parece injusto lo que pasa aquí». Porque, además, esta medida tiene efectos económicos directos para el sector: «Nosotros no solo facturamos por la venta de entradas, la barra de los cines supone casi el 50% de nuestra facturación», añade Villegas, que aún confía en que la decisión final del TSJEx vaya a su favor.  

Menos optimista parece el gerente de Cines Van Dyck, que gestiona las salas de Cáceres. Javier Gago mantiene la prudencia, dice que respeta la decisión, pero cree que «nos va a tocar convivir con esta prohibición durante un tiempo todavía». Recuerda que la medida se impuso en Extremadura a principios de mayo cuando la región era de las que menor incidencia de covid-19 tenía por entonces (no había existido antes durante la pandemia) y explica que, además de en Extremadura, esta restricción se aplica en los cines de La Rioja, Cantabria, Asturias y Aragón, aunque en esta última sí se permite, al menos, beber agua.