El verano en Extremadura es, o al menos antes era, sinónimo de verbenas y fiestas patronales. Para muchos, el momento de regresar al pueblo y revivir sus raíces. Las plazas se convierten durante varias noches en un lugar de encuentro para personas de todas las edades mientras las orquestas tocan su variada selección de temas abarcando géneros como el pasodoble, el rock o el reguetón. Destacan algunos ya tan míticos como Paquito el chocolatero o La Macarena. Sin embargo, la crisis del coronavirus cambió el mundo hace año y medio y el sector de los eventos y espectáculos se ha visto obligado a adaptarse a la nueva realidad.

Ahora las verbenas carecen de pista de baile, el público debe permanecer sentado y agrupados en mesas de seis personas en todo momento guardando la distancia de seguridad. También hay límite de aforo al 75% y, por ahora, la Junta solo permite celebrarlas en municipios con menos de 5.000 habitantes siempre que la comunidad autónoma no sobrepase el nivel de alerta 2. Ajustarse a las restricciones y sobrevivir.

Más espectáculo visual

En Extremadura existen aproximadamente unas 15 orquestas que recorren los pueblos, aunque la mayoría siguen sin estar en activo: Las Vegas, Kontraste, SurOeste o Maremágnum son algunos de sus nombres. «Este año, además del repertorio, hemos enriquecido el espectáculo visual para que el público pueda disfrutar desde sus asientos e incluso participar con nosotros», explica José Antonio Follarat, trompetista y gerente de la Orquesta Nuevo Cobalto Show. Formada por 16 componentes y con tres décadas de historia, esta banda inició una nueva etapa apenas meses antes del inicio de la pandemia. Así, destinaron casi 80.000 euros en renovar infraestructuras. «Aún no hemos amortizado la inversión, hemos tenido pérdidas de dinero este año», subraya.

Escasas contrataciones

Nuevo Cobalto Show ha tenido muchas cancelaciones de última hora debido a los brotes de la quinta ola en plena temporada estival. «Este año está siendo un poco locura, las pocas fechas que se cierran te las acaban anulando o aplazando», apunta el gerente de esta orquesta. Además, recuerda que en un verano normal solían acumular cerca de 50 actuaciones mientras que ahora a duras penas tienen 15. «Muchos compañeros han ido a la quiebra y nosotros hemos tenido que hacer muchos esfuerzos», lamenta.

También la Orquesta Alejandría ha visto reducida su agenda. «Hemos pasado de tener 80 fechas cerradas a 20. Aunque nos damos con un canto en los dientes», señala el gerente de esta formación musical, Alejandro García. Sin embargo, los dos últimos años antes de la pandemia fueron muy buenos, lo que les ha permitido respirar un poco más tranquilos: «Gracias a ese colchón hemos podido subsistir en este año y medio sin apenas actividad».

Con medidas de seguridad. CEDIDA

Adaptando el formato a la situación actual, los shows de esta orquesta han visto reducida su duración debido al cierre del ocio nocturno a las 2.00 de la madrugada. «Hemos escogido lo mejor de nuestro repertorio y lo hemos dividido en dos pases de hora y media. También hay mucho cambio de vestuario, iluminación, puesta en escena, coreografías, pero sobre todo mucha diversión que la gente lo necesita y nosotros también», explica García. 

«Los años preelectorales son muy buenos, los ayuntamientos tienden a gastar más presupuesto"

Alejandro García - Gerente de la orquesta de Alejandría

Sobre la próxima temporada, Alejandro se muestra esperanzador y afirma que tienen buenas perspectivas porque «los años preelectorales son muy buenos, los ayuntamientos tienden a gastar más presupuesto. Ya se están cerrando fechas para el 2022». Aunque reconoce que ha vivido un año psicológicamente duro: «¿Realmente servimos para algo los músicos?», se pregunta. «Nosotros que damos mucha felicidad, risas, baile y diversión aunque sea solamente un rato, al final somos los últimos a tener en cuenta», apunta.

Más allá de la economía, las numerosas cancelaciones que siguen sufriendo las orquestas de la región hace que muchos pueblos se vean carentes de ocio veraniego. Y aunque una verbena sin poder bailar Fiesta pagana, Cuando zarpa el amor o Follow the leader no tenga el mismo encanto que las de veranos prepandémicos, su celebración supone un pequeño empujón para el sector del espectáculo tan castigado en los últimos tiempos.

El espíritu verbenero: bailar todos juntos

Una vez al año, generalmente en agosto o fechas cercanas, la tranquila vida de los pueblos se altera cuando llega el momento culmen del calendario: las fiestas patronales. La tradición verbenera forma parte de la cultura y patrimonio de nuestro país y además atrae cada verano a cientos de forasteros y descendientes de emigrantes extremeños que retornan a diversos municipios de la región. «Las orquestas son el alma de los pueblos», resume Cintia Caro, de 27 años y natural de la localidad cacereña de Santiago de Alcántara, que en unos días celebrará su semana grande de festejos.

La mayoría de los municipios extremeños podían tener verbenas este verano, aunque sin baile, pero algunos alcaldes han decidido suspender un año más esta cita. Es el caso de La Morera, en la provincia pacense. Sus más de 700 vecinos tampoco han celebrado este 2021 sus fiestas de San Lorenzo. «Las circunstancias son las que son», argumenta el alcalde, Juan José Amo. «A mediados de julio entendimos que la quinta ola iba a más y no era recomendable programar actividades», añade.

«En mis tiempos muchas parejas se conocían en las verbenas, ahora también»

Juan Duro - Vecino de Cedillo. 76 años

Diferente decisión tomó Antonio González, primer edil de la localidad cacereña de Cedillo. «Aquí todos asumimos la responsabilidad individual y guardamos las medidas de seguridad para poder seguir viviendo con cierta normalidad», dice. En base a esto, considera acertado haber mantenido la programación de las Fiestas del Emigrante, celebradas en la segunda semana de este agosto. No obstante, reconoce: «Antes contratábamos las orquestas a comienzos de año y ahora hacemos los contratos casi sobre la marcha, pendientes de que la situación del covid estuviera controlada».

Cohesión

Así, algunos vecinos de Cedillo han tenido la suerte de volver a vivir una verbena en primera persona hace apenas unos días. Aunque poco tienen que ver ya las orquestas de antaño con las actuales, hay cosas que no han cambiado tanto. «En mis tiempos muchas parejas se conocían en las verbenas, ahora también», dice el cedillero Juan Duro, de 76 años. Pese a la limitación de aforo y a que muchas personas mayores aún no se atreven a asistir a una verbena por miedo al covid, tampoco ha cambiado la cohesión social que se genera. «Me gusta la sensación de compartir la fiesta con todos: desde los más pequeños a los más mayores bailamos juntos», añora Ana Picado, de 19 años. Aunque la pandemia ha robado muchos momentos y celebraciones, no han quitado las ganas. Otra vecina de Cedillo, Estíbaliz González, de 36 años, cuenta que ha pasado una situación dura este año y asegura que la orquesta «hace olvidar por un ratito del covid-19». 

A seguir bailando, aunque de momento, sea sentados.