Joaquín Carrasco Ávila ‘Quini’ recibió ayer la Medalla de Extremadura de manos del presidente de la comunidad, Guillermo Fernández Vara. No es habitual esta circunstancia, pero la dimensión emocional, moral y social del reconocimiento, así como el expreso deseo del responsable del ejecutivo regional, han propiciado este cambio en el protocolo. ‘Quini’ Carrasco a lo largo de toda su vida ha sido un ejemplo de superación, partiendo de unos orígenes humildes, pasando por una circunstancia traumática en su vida, para finalmente convertirse en un referente para todos y no solo en el mundo del deporte. Su palmarés es espectacular e incontable. Ha participado en tres Juegos Paralímpicos y, actualmente, con 55 años, continúa ganándolo casi todo. Es un ejemplo de que, partiendo de cero o de una situación adversa como es la pérdida de un brazo, se puede llegar a lo más alto y mantenerse en la cumbre. También tiene una faceta periodística pues estos días ha comentado algunas pruebas de los Juegos Paralímpicos de Tokio para Televisión Española. 

Gracias a ‘Quini’ Carrasco la comunidad extremeña se ha dado a conocer a todos los niveles de la mano de una trayectoria deportiva impecable y siempre haciendo gala de su tierra y su bandera extremeña. Su dimensión social no pasa desapercibida, pues es conocido el carácter «humanitario, altruista, social y generoso con su implicación con os más pequeños, intentando inculcarles los valores del deporte y la superación, así como su participación en todas aquellas propuestas solidarias desempeñadas por distintas asociaciones o bien por él mismo para ayudar a quienes más lo necesitan», explica el decreto de concesión de la Medalla de Extremadura.

Aunque pueda parecer una frase manida, ‘Quini’ Carrasco tuvo que reinventarse. Siendo muy joven sufrió un accidente de tráfico en el que perdió el brazo izquierdo y tuvo que aprender a vivir sin ella. En el deporte (en las múltiples disciplinas que practica) encontró su válvula de escape y una forma de superar todos los obstáculos, poniendo a la región en lo más alto. 

En la actualidad, es un conocido trabajador del Sport Club Sottoterra, afamado gimnasio cacereño en el que realiza labores de monitor deportivo, entrenador personal y preparador físico para oposiciones de Bomberos, Policía Local y Nacional y Guardia Civil. 

Ha recibido usted multitud de reconocimientos ¿Supone éste la culminación de su carrera deportiva? ¿Es su mejor pódium?

Sin lugar a dudas sí. Además, es un podio que viene regalado por todos los extremeños. Es algo para lo que no he trabajado ni entrenado específicamente, por lo que es algo mucho más bonito.

Su infancia está marcada por una vida en el barrio de San Blas y Aguas Vivas, donde su padre era el encargado de la fábrica de hielo ¿Qué recuerdos tiene?

En esos recuerdos se entremezclan la sonrisa con la tristeza. Efectivamente, mi infancia estuvo marcada en el barrio de Aguas Vivas donde mi padre trabajaba en la fábrica de hielo, que yo recorría muchas veces jugando, pero también allí precisamente perdí a mi madre.

¿Cómo empezó a interesarse por el deporte? Creo que comenzó con el baloncesto…

Comencé muy jovencito, con tan solo nueve años en el Colegio de las Damas Apostólicas, que todavía tenía entonces su sede en la calle General Ezponda. Efectivamente, lo primero que me llamó la atención fue el baloncesto y con él estuve toda mi etapa escolar.

De pronto, un trágico acontecimiento cambió su vida. ¿Qué ocurrió ese 30 de enero de 1985?

Perdí el brazo izquierdo en un accidente de circulación una mañana que iba a pescar con mi amigo Antonio. Un coche se puso a adelantarnos. No nos vio y nos llevó por delante.

A lo largo de estos más de 30 años usted es un referente para muchas víctimas de accidentes de tráfico ¿Qué les diría?

Cuando sucede un trauma de este tipo tienes que empezar a vivir la vida de manera diferente a aprender de nuevo todo. En aquel momento, como es lógico que le suceda a toda persona que pasa por eso, todo te parece muy trágico. Crees que no va a haber forma de levantarte. Sin embargo, la vida nos va situando poco a poco en nuestro sitio. Hay que echarle coraje y esfuerzo para que al final puedas volver a hacer tu vida normal. Te han quitado un trozo de tu vida y el otro trozo que te queda tienes que reforzarlo un poco. 

¿Cómo fue aprender a hacer todas las actividades diarias de nuevo?

Pienso que fue como una segunda infancia, pero un poco complicada. Cuando nacemos aprendemos a hacer las cosas poco a poco, pero en el caso de la pérdida de un brazo, cuando habías comenzado a desenvolverte de una manera, tienes que empezar a hacerlo de otra. Hay un largo periodo de adaptación de todo lo que hacías con dos manos, hacerlo con una. Es un proceso difícil, en especial los tres primeros años. Siempre he comparado este periodo con una prueba deportiva. Tenía que ir cumpliendo metas a base de entrenamiento constante. 

El paratriatleta con una de las bicicletas que emplea para participar en los triatlones. EL PERIÓDICO

Fue a los Juegos Paralímpicos de Barcelona ¿Cómo recuerda todo aquello?

Había participado antes en los Juegos Paralímpicos de Seúl y de Sydney, pero es cierto que los mejores recuerdos que tengo son de los de Barcelona 1992. Para un deportista es una suerte estar en una competición de ese nivel, pero si además se desarrolla en tu país la satisfacción es doble. Se viven de una manera muy especial y marcaron mi vida como la de cualquier deportista que participó en ellos.  

¿Se siente apoyado en su tierra?

Sí, me siento muy arropado en mi tierra y orgulloso de ella. Estoy apoyado por la Fundación Jóvenes y Deporte de la Junta de Extremadura, por los ciudadanos extremeños y sus instituciones en general. El cariño que se me traslada es muy grande. Todas las instituciones en todo momento, independientemente del signo político, me han tratado bien. Muchas otras comunidades tienen en este aspecto mucho que aprender de la extremeña.  

¿Cuál es su palmarés en la actualidad? 

Es incalculable. Aproximadamente tengo en mi poder 110 medallas, en las distintas disciplinas y competiciones en las que he participado. Hasta hace muy poco era campeón de Europa en Duatlón y estoy el cuarto puesto en la clasificación mundial. 

Entrena a opositores a Bomberos, Policía Local y Nacional, y Guardia Civil ¿Es una gran responsabilidad?

Desde hace muchos años preparo las pruebas físicas para esos cuerpos. Es una gran responsabilidad y una satisfacción distinta. Cada vez que veo que uno de ellos aprueba la oposición es una gran alegría para mí. Les ayudo a conseguir sus sueños y les tengo mucho cariño a todos, porque somos como una gran familia. Algunos aprobaron la oposición hace ya 25 años y sigo teniendo relación con ellos.

¿Cómo ha sido el proceso de la consecución de la Medalla de Extremadura? ¿Se ha postulado usted o han sido instituciones?

Se me ha propuesto directamente desde el Club de Tenis Cabezarrubia, con el que llevo trabajando unos años. A esta propuesta se han adherido apoyos muy importantes, entre ellos el Comité Paralímpico Español, la Federación Española de Triatlón, los ayuntamientos de Cáceres y Plasencia, y periodistas, entre otros muchos, a los que agradezco profundamente ese impulso a la candidatura.