Todo era una incógnita en el mes de junio, pero tres meses después, buena parte del sector turístico respira con cierto alivio tras una campaña que ha supuesto un oasis para el sector en el erial del último año y medio. Con la temporada de verano prácticamente ya cerrada, la incertidumbre de la primavera y los inicios del verano, ha dado paso a una sensación generalizada de que el verano ha sido bueno en las principales zonas turísticas de la región con algunos matices: ha estado mejor de lo esperado en cuanto a las cifras de visitantes, especialmente en el turismo rural (con la excepción de los grandes alojamientos, los más afectados por las limitaciones de aforo), pero las pernoctaciones han estado por debajo. 

Los datos (los disponibles por el momento corresponden al mes de julio) muestran además un tímido acercamiento a los valores previos a la pandemia que permiten a los empresarios turísticos tomar algo de aire a la espera de cómo evolucionará la pandemia en los próximos mese ha anunciado restricciones a la actividad este mes. 

En julio pasaron por establecimientos de la región 177.605 visitantes de los que 119.880 se alojaron en establecimientos hoteleros y 57.725 viajeros optaron por establecimientos de otro tipo como alojamientos rurales, apartamentos, albergues, camping, según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Instituto de Estadística de Extremadura (IEEX). El volumen aún no supera en términos absolutos los casi 200.000 visitantes del julio de 2019, pero sí en el caso del los alojamientos extrahoteleros y en especial del turismo rural (26.773 frente a 24.629) y también indica un repunte importante sobre los 100.000 visitantes del primer julio de pandemia. En el caso del turismo rural, se espera además que los datos que arroje el mes de agosto sean incluso mejores. 

Menos noches

El punto negativo es que las pernoctaciones se han mantenido por debajo tanto en alojamientos hoteleros como en los extrahoteleros (son 338.000 en julio frente a las 377.000 de 2019), lo que significa que el turista no ha pasado grandes estancias en Extremadura sino que ha sido más bien un visitante de paso, bien con otro enclave como destino final o con un plan de vacaciones ‘de ruta’. La visión general en el sector es aun así muy positiva a pesar de las complicaciones de la campaña más volátil que recuerdan.

«Hay que tener en cuenta el potencial de nuestro sector turístico, no podemos compararnos con los grandes destinos del verano. Viendo eso, aunque no sean los números de antes, es cierto que hemos crecido y hemos sabido vender la región como un espacio con mucha naturaleza que disfrutar y libre de covid. A pesar de la incertidumbre que había, los hoteles y el turismo rural ha funcionado fenomenal», apunta el presidente de la Asociación de Empresarios Turísticos de Extremadura (Setex), Antonio Martínez. 

También el presidente de la Confederación Empresarial de Turismo de Extremadura (Cetex) destaca que «sobre todo los hoteles de Mérida, Cáceres y el norte de Extremadura han tenido un buen verano. Mejor de lo que se pensaba y mejor que el año pasado», puntualiza el empresario, que cree que la experiencia del último año y medio en pandemia ha contribuido a que la gente haya dado ya un paso al frente para salir. El nivel de vacunación también ha contribuido a ello.  

Junto a los hoteles, en los principales núcleos de la región han despuntado este verano las cifras de los apartamentos, con niveles de ocupación que han rebasado los datos de 2019 según el INE (13.895 frente a 13.210) y con cifras del 90% en los tres últimos meses en ciudades como Cáceres, según la asociación Aptuex, que aglutina al sector. «Había mucha incertidumbre, pero las cancelaciones que se producían enseguida se llenaban con nuevas reservas», apunta la presidenta del colectivo, María Fernández.

«Podía tener lleno por la mañana, que cayeran la mitad de las reservas y se llenara de nuevo de inmediato»

Victoria Bazaga - Fextur

«Ha sido el verano de la recuperación en el norte de Extremadura, pero han bajado las pernoctaciones»

Ignacio Lozano - Aturnex

«La incertidumbre ha sobrevolado en el día a día del sector toda la campaña. Ha sido muy complicada de gestionar», reconoce Victoria Bazaga, presidenta de la Federación Extremeña de Turismo Rural (Fextur). El principal problema ha radicado en la volatilidad en las reservas, con cancelaciones en masa por el anuncio de restricciones en una zona, un cierre perimetral o de un positivo en los titulares de la reserva o su entorno. 

«Las reservas se caían y salían inmediatamente otras, el mercado estaba muy dinámico», razona Bazaga. Con todo eso, final es positivo: «los datos de agosto serán bastante mejores que los que ya conocemos de julio, que son buenos. Hemos tenido zonas con el 80% y el 85% de ocupación, que es algo altísimo», señala. Los responsables de esas cifras son por un lado un turista extremeño que «ha respondido de maravilla» y por otro lado un turista nacional que no ha elegido de forma mayoritaria Extremadura como destino final, pero sí como escala a hacia otros enclaves. «Nos vale», confirma la empresaria. 

«Había mucha incertidumbre, pero los hoteles y el turismo rural han funcionado fenomenal»

Antonio Martínez - Setex

«Ha sido un buen verano en las zonas tradicionales, como Mérida, Cáceres o la zona norte»

Manuel Moreno - Cetex

En le norte de la región, los empresarios resaltan un incremento del 40% en las cifras de visitantes en la zona respecto al año anterior y valores similares a 2019, aunque una caída de medio punto en las pernoctaciones (2,5 noches frente a 3 en a época prepandemia). «Es el verano de la recuperación del turismo en el norte de la región, con algo muy valioso para nosotros, que es que el extremeño que viaja ha redescubierto su región y ha llenado el hueco que nos ha dejado el turismo nacional», dice Ignacio Lozano (Aturnex). 

La incógnita del otoño

La duda ahora está en cómo se comportarán los próximos meses y en especial el otoño, que aún deja reservas en la región. Desde Fextur apuntan ya a un parón en las reservas del mes de septiembre y en Setex señalan qué dependerá de cómo evolucionen los datos de la pandemia y cómo se gestione de las restricciones. ¿Qué esperan del otoño? «El otoño es una incógnita», responde Victoria Bazaga. Los argumentos que esgrime son que a la volatilidad que ya arrastra el mercado se une ahora la vuelta a la actividad laboral (que limita a los fines de semanas y puentes las salidas) y las dudas sobre lo que pasará con los principales clientes de la época otoñal: turistas extranjeros, peregrinos de la Vía de la Plata, el turismo cinegético, el ornitológico y el turismo senior. La empresaria avisa: «No sabemos si el turista nacional ha agotado ya su capacidad económica de salir y nos preocupa no recuperar al turista internacional y el senior, que es el que más miedo tiene».  

Un momento del rodaje de Juego de Tronos en la ciudad monumental.

El filón del ‘business’, las citas deportivas y los rodajes

Si bien el turista de paso es el que arma las cifras de visitantes del verano en la región, el sector turístico se nutre de otros alicientes que también han dejado en las últimas semanas su huella y que se espera que en los próximos meses contribuyan igualmente a estimular la actividad del sector. Eventos deportivos como las tres jornadas que la Vuelta a España pisó suelo extremeño se tradujo en 3.000 reservas en 51 establecimientos hoteleros, «un importante empuje para la recuperación económica el sector», según valoró la consejera de Cultura, Turismo y Deportes, Nuria Flores, tras el paso de la gran cita del ciclismo. 

Al margen de lo deportivo, en las inmediaciones de Cáceres y Trujillo suman ya reservas vinculadas a los próximos rodajes que se prevén en ambos en claves como la precuela de Juegos de Tronos. «La gente que no tenía reservas para los meses de septiembre y octubre están cerrando alojamientos para las productoras de Juego de Tronos», señala María Fernández, de Aptuex. 

A esto une Victoria Bazaga (Fextur) iniciativas empresariales como las obras de las fotovoltaicas, el parque acuático que se proyecta en Casar de Cáceres o la azucarera de Mérida, como iniciativas empresariales que atraerán a gran volumen de trabajadores que acaban engrosando las cifras del sector turístico.

«Venimos de dos años sin trabajar. No vale con un buen mes de agosto»

«Ha sido un buen verano, pero venimos de dos años sin trabajar, así que no puede valer con que el mes de agosto haya estado muy bien, porque los gastos también han aumentado», dice Leticia Romero, que pone en perspectiva una campaña con cifras que sobresalen respecto al último año y medio de actividad, aunque con una clientela más compleja: «Una reserva es un compromiso mutuo entre el cliente y el empresario, pero la gente se ha acomodado a que puede cancelar cuando quiera y hay abusos. Hay que revisar la política de cancelaciones para adecuarla a la situación actual porque la una cancelación dos días antes puede suponer que el alojamiento se quede vacío», critica la empresaria. 

El balance es positivo, pero las circunstancias han sido variadas y complejas en los tres negocios que regenta en la zona del Jerte (la casa rural El Pajar de Leticia, un apartamento y las yurtas de El Jardín de las Delizias, el único establecimiento con el sello de ‘alojamiento singular’ en la región). A aunque han alcanzado el 90% de ocupación en agosto, los meses de junio y julio fueron más flojos y los gastos sin embargo se incrementaron al acortarse las estancias puesto: «Menos días suponen más gastos por el incremento de la mano de obra en limpieza o lavandería», recuerda la empresaria.

«Mucha gente de paso es mucho más trabajo, pero ha estado bien»

«La gente tiene ganas de salir y, con la vacunación ya avanzada, se ha notado», dice Carlos Fernández, que regenta El Jardín del Convento, una casa rural en el casco antiguo de Hervás con 8 habitaciones y 20 años de trayectoria. Como para la mayoría del sector, «ha sido un verano lleno de incertidumbre», que en el caso de su negocio se agudizó con el cierre perimetral que se decretó en Hervás por la elevada incidencia de casos: «hubo cancelaciones a tope al principio y de repente nuevas reservas. La situación se calmó después, porque se permitía entrar con la PCR o el pasaporte covid» recuerda. Aún así el establecimiento ha mantenido la política de cancelación flexible (sin coste) todo el verano, si bien valora que pueda ser necesario limitarla de aquí en adelante.

Su negocio ha recuperado el nivel de ocupación previo a los meses de verano en la pandemia («las cifras totales del 2021 aún están muy lejos de ese año», matiza), aunque con un modelo diferente de cliente: «en lugar de estancias de cuatro o seis noches, hemos tenido mucha gente de paso, con reservas de una o dos noches, lo que supone mucho más trabajo para nosotros», apunta. Lo bueno es que septiembre también está funcionando con la llegada de los primeros extranjeros en muchos meses y aún pueden sumar algunas reservas más con las citas del otoño «aunque no es comparable al verano», reconoce.