Villanueva de la Serena, cuna de la tortilla de patata y organizadora de ‘La Carrerita’, fiesta declarada de Interés Turístico Regional. Don Benito, ciudad con uno de los mayores centros comerciales abiertos de la región . Aquí, es ‘La Velá’ la fiesta más emblemática, también declarada de Interés Turístico Regional. 

Todos ellos son solo varios ejemplos de cómo dos ciudades, que aunque están separadas por apenas unos cuantos kilómetros, atesoran lugares, tradiciones y costumbres diferentes pero igualmente importantes. Dos ciudades en las que sus ciudadanos poseen una forma particular de ver al vecino de la ciudad de al lado. Durante estos días ha sido habitual escuchar en cualquier corrillo de Don Benito y Villanueva la noticia de la fusión entre ambas localidades para 2031. Uno de esos vecinos, en este caso dombenitense, es Juan Manuel Cáceres. Este joven agricultor de 38 años ha vivido toda su vida en su ciudad natal. Él, como su familia, ve «con buenos ojos» el proyecto. Inmerso en sus tareas cotidianas del campo, Cáceres recuerda la «importancia» del sector agrícola en Don Benito y Villanueva, y se muestra esperanzado con que esta unión pueda atraer a empresas agroindustriales. «Creo que sería un fuerte impulso para esta zona, ya que cabe la posibilidad de que vengan nuevas empresas de transformación», señala. 

Herminio Íñiguez también es agricultor, pero de Villanueva de la Serena. Él cree que en su sector «no va a tener una gran influencia», aunque como Cáceres también lo valora positivamente. Íñiguez, muy activo en la vida agraria de la localidad serona, ya ha conocido con anterioridad intentos que no llegaron a puerto, por lo que espera que en esta ocasión los actores implicados hagan «las cosas muy bien» y que haya «generosidad» por todas las partes. Pero a pesar de la separación entre las administraciones de ambas localidades, personas como Herminio recuerdan que en la práctica son muchas las acciones que se hacen de manera casi unificada. Por ejemplo, recalca que él mismo es socio de varias cooperativas agrícolas dombenitenses. Por eso prefiere huir de localismos y prefiere «tener altura de miras». 

Localismos

Igual piensa Andrés Harto, trabajador autónomo y vecino de Villanueva de la Serena, para quien este proyecto es una «nueva esperanza» para las generaciones más jóvenes. Él tuvo que salir fuera a estudiar Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, por lo que espera que en un futuro, con la nueva ciudad, pueda haber una universidad «y poder generar riqueza en su localidad». 

Una riqueza de la que se beneficiaría el tejido empresarial de Don Benito y Villanueva. Un ejemplo es la empresa de Juan Andrés Hidalgo, en marcha desde hace más de 50 años en Villanueva de la Serena. Hidalgo regenta una conocida fábrica de patatas fritas y tiene en ambas localidades su principal fuente de ingresos. La llegada de nuevos servicios le podría ayudar a «crear nuevos puestos de trabajo», señala. Él también es un ejemplo de tener que salir fuera para estudiar y trabajar, ya que hizo carrera en Telefónica durante más de dos décadas trabajando en Madrid, aunque espera que la fusión ayude a «retener el talento» que hay en la comarca de las Vegas Altas.  

Una de las organizaciones que valora positivamente la unión de ambas localidades es Apyme Vegas Altas-La Serena. Su presidente, Javier Dorado, subraya que «la unión siempre es beneficiosa y llega en un momento clave para dar un impulso a las empresas locales» . Y es que esta asociación empresarial aglutina a alrededor de 350 asociados pertenecientes a las dos ciudades. 

Entidades locales menores

Las entidades locales menores se verán directamente arrastradas por esta fusión. Valdehornillos, Ruecas, Vivares, Gargáligas, Hernán Cortés y Torviscal por Don Benito. Entrerríos, Valdivia y Zurbarán por Villanueva de la Serena. Jairo Pino es alcalde Vivares y «entiende» que habrá «más ingresos» y que eso repercutirá de manera positiva en su localidad, de unos 800 habitantes. Pino, de 28 años, espera que la fusión «sea una oportunidad» para crear nuevos empleos y estabilidad en la comarca, con el objetivo de evitar la despoblación hacia núcleos urbanos más poblados. Víctor Merino, alcalde de Entrerríos, pequeña localidad de unos 700 vecinos, también se muestra favorable y positivo de cara al futuro con este proyecto. «Se van a amplificar las posibilidades para nuestros hijos y nietos», vaticina al mismo tiempo que recuerda que en un momento histórico como este «la política debe ser una herramienta trascendental para la vida de los ciudadanos». 

Todo ello de cara a un futuro en el que esperan que la unión haga la fuerza.