Llegó hace tres meses al hospital de AMUS en Villafranca de los Barros malherido, con un ala rota y un hueso «triturado» a causa de un disparo. Se trataba de un milano negro joven, nacido en la pasada primavera y en otras circunstancias habría perdido ese miembro y el animal habría quedado desahuciado; sin embargo, ayer fue puesto en libertad, con su ala lista para iniciar la migración que le llevará en los próximos días al África subsahariana.

Lo que ha pasado en ese intervalo de 12 semanas es el resultado de la investigación que hace 15 años iniciaron en el hospital de la asociación Acción por el Mundo Salvaje (AMUS), en colaboración la plataforma Avian Medicine Research y CREW Foundation y que ya está permitiendo realizar injertos en huesos lisiados o necrosados en animales salvajes, con fragmentos procedentes de un banco donde permanecen criogenizados. 

Un momento de la liberación del milano, ayer. Amus

Radiografía del hueso que se sustituyó. AMUS

«Es una técnica pionera que es referente en el mundo», subraya el director de AMUS, Álvaro Guerrero. En esa investigación han trasvasado mucha información de cómo se procede en intervenciones de injertos en humanos y ya están alcanzando tratamientos satisfactorios en una cifra relevante: el porcentaje de éxito es del 50%. «La intervención da luz y esperanza a muchos animales que de otro modo serían eutanasiados. Estamos generando biodiversidad y proyectando mucha ética en animales en los que clínicamente no se podía hacer nada por ellos. Es un paso de gigante en la medicina de fauna salvaje», razona. 

Una quincena

El caso del milano que ayer recuperó la libertad es una de las operaciones más recientes. Se le injertó un fragmento de tres centímetros procedentes del hueso de otro animal fallecido y criogenizado. «Estamos agitando la cirugía traumática en rapaces ya que demuestra la posibilidad de recuperar un sinfín de ejemplares que hasta ahora eran desahuciados, muchos de ellos pertenecen a especies de alto valor», reconoce Guerrero. Y el hospital se está convirtiendo en una referencia. De hecho, ya han intervenido con otras operaciones de injertos a dos quebrantahuesos y dos buitres negros (ambas especies son de alto valor porque están en peligro de extinción) derivados desde Cataluña. 

Hace año y medio que comenzaron a realizar esta práctica después de desechar otras técnicas, como la utilización de células madre para la recuperación de los huesos de rapaces, y hasta el momento se han llevado a cabo 15 intervenciones. La última la practicaron hace un mes a un búho real que aún se está recuperando, mientras tratan de ir un paso más allá estudiando la posibilidad de que los injertos se realicen con huesos de especies similares pero no idénticas. 

Para Guerrero, el mayor éxito del proyecto es «que el animal pueda ser liberado». El milano negro fue ayer devuelto a la vida salvaje en el Parque Natural de Cornalvo. Lo que pase desde ahora, lo sabrán por el emisor GPS que lleva instalado y dará cuenta de cada paso en su nueva vida.