Tras la imagen de unidad que han querido transmitir a nivel nacional después de que Isabel Díaz Ayuso diera un paso atrás y apoyara a Pablo Casado como máximo líder (al menos de cara a la galería), en el partido no ha sentado especialmente bien la jugada del alcalde de Plasencia. Ayer Fernando Pizarro se lanzó a confirmar por su cuenta que quiere liderar el PP en Extremadura. Lo hizo en una entrevista concedida a la agencia Efe. Cierto que matizó: «Si la dirección y los afiliados así lo estiman oportuno». Y añadió: «No es que sea el objetivo de mi vida porque, además, tengo otras responsabilidades que culminar, pero como dije, si creen que yo puedo aportar algo, estoy a disposición del partido». Un paso adelante que confirma su intención, refrendada asimismo porque no volverá a ser candidato a la alcaldía placentina.

Cuando la noticia saltó y corrió como la pólvora por las redes sociales, especialmente por WhatsApp, el aparato a nivel regional no tardó en reaccionar. El contraataque: poner sobre la mesa dos nombres con el argumento de que ahora toca mujer y que sea de Cáceres. Así, la portavoz del grupo parlamentario en la Asamblea de Extremadura, Cristina Teniente, y la concejala del Ayuntamiento de Cáceres María Guardiola sonaron como alternativas a Pizarro, según confirmaron a EL PERIÓDICO EXTREMADURA fuentes de la formación política.

¿La opción de que repita el actual presidente del PP regional, José Antonio Monago? Cabe la posibilidad de que si hay guerra de guerrillas entre diversos aspirantes, Génova resuelva el conflicto apostando por lo ya conocido.

Aguas revueltas

La realidad es que el movimiento de Pizarro ha revuelto las aguas del PP. Y ha provocado diversas reacciones tanto en privado como en público. Por ejemplo, el alcalde de Madrigalejo y vicesecretario general de los populares de Cáceres, Sergio Rey, pidió ayer «respeto» y «evitar hacer conjeturas y especulaciones» sobre el relevo de Monago. Además calificó de «deslealtad» que un «militante pueda ofrecerse mientras ese cargo no esté vacante». Rey también aprovechó para pedir «una mayor presencia de las zonas rurales en el partido a nivel regional».

Mientras tanto, Pizarro, que es portavoz del PP extremeño, recordó que los tiempos electorales «no permiten mucho más retraso», pues «sea quien sea el candidato debe saberse con el tiempo suficiente para afrontar unas elecciones complicadas como serán las de 2023». Y agregó que ya se han empezado a renovar las estructuras del partido con las dos provinciales, pero falta el siguiente salto.

Está previsto que ese esperado congreso regional no se celebre hasta diciembre o que incluso tenga lugar en el mes de enero.

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Hasta entonces, el poder del PP en Extremadura sigue en manos de José Antonio Monago.

Pero los partidos son máquinas electorales y se acercan los comicios de 2023. Por eso ya salen a la luz los primeros movimientos de quienes quieren jugar sus cartas. Y ya se sabe, en el amor, la guerra y la política, todo vale. Empieza el baile.