«Sabíamos que teníamos un producto de gran calidad que nos estaban pagando como un producto de segunda categoría y decidimos que teníamos que ir un paso más allá», cuenta Fernando Fernández, tercera generación de ganaderos de oveja merina en extensivo con más de 70 años de tradición en Castuera, seis premios como mejor ganadería de merina en España y una filosofía de trabajo basada en el bienestar animal, la calidad y la mejora permanente

Y en busca de ese paso más allá, apreció en su camino un proyecto que buscaba lana de alta calidad en España para convertirla en hilo y poner en pie una marca de ropa y calzado 100% biológico. La iniciativa era un empeño empresarial de Icíar Martín Aresti y el puente entre ambos lo trazó Antonio Milara, artesano extremeño del calzado y Comisario Europeo de Artesanía. Hacía tiempo que conocía el proyecto de Martín Aresti para transformar la lana de merino en textil rompiendo el tópico de que es un material «que pica, pesa y huele». Sabía que no encontraba la lana que buscaba y pensó en el mimo de la familia Fernández con sus 5.500 cabezas de ganado. 

En la explotación de Fernando Fernández llevan 70 años trabajando para mejorar la calidad de la merina, en extensivo y cuidando do bienestar animal

«Nacer oveja en Castuera con ellos es un lujo», recuerda la empresaria, que pensó tras conocer el trabajo de los ganaderos. Los análisis que realizaron en un laboratorio alemán especializado, sobre varios mechones elegidos al azar confirmaron una calidad «excepcional», muy por encima de los estándares. Así se embarcaron conjuntamente en el proyecto Añino Regina Merina con el que Icíar Martín ha puesto en pie al fin su empresa y Fernando Fernández ha cerrado el círculo en torno a su explotación: «de toda la vida el ganadero ha vendido la lana en sucio y a un precio muy bajo, mientras los sucesivos eslabones de la cadena eran los que ganaban con la calidad de esa lana». 

Parte de los prototipos de la colección en el expositor de la Feria de la Moda de Madrid. CEDIDA

Ahora él integra todos los eslabones de la cadena en un proyecto que ha llegado ya hasta la Feria de la Moda de Madrid (Momad), donde presentaron en septiembre su primera colección de abrigos y zapatos fabricados con la lana de sus ovejas. En febrero volverán a estar allí y en pocas semanas esperan tener ya en marcha la página web con la que pretenden vender directamente. «Ha sido una experiencia fantástica», resume el ganadero al otro lado del teléfono.  

Dos años de pruebas

Pasar de la lana a la pasarela ha requerido de mucho trabajo durante dos años, casi en secreto, y principalmente en Extremadura. Las ovejas de Fernando Fernández pastan entre La Serena y la Los Pedroches, adonde sigue desplazándose como trashumante. En estos momentos están en la sierra cordobesa todas las ovejas que no tienen crías, para que las que sí están criando puedan disponer de todo el alimento que necesitan en las fincas más próximas a Castuera. «La calidad de la lana está muy relacionada con el manejo de los animales, con la alimentación, con no sobreexplotar los pastos», explica el ganadero. Y en virtud de esa calidad natural y del tratamiento que le han dado a la lana hasta obtener el hilo, han conseguido tejidos tres veces más finos de lo que esperaban aunque, según defienden, «sin perder calidez».

Antonio Milara mide la llana de una de las ovejas de Fernando Fernández, que sujeta al animal.

Antonio Milara mide la llana de una de las ovejas de Fernando Fernández, que sujeta al animal. CEDIDA

Llegar a ese hilo precisó de muchas horas de ensayos. Para hacerlos recuperaron en la región un lavadero de lana con 150 años de antigüedad en el que comenzaron a probar distintas técnicas para suavizar las fibras tras la esquila, hasta dar con la que les ha permitido crear hilos tres veces más finos de lo que esperaban, utilizando una planta que crece en los montes de Extremadura y con una combinación de técnicas asociadas a otros países. 

Para poner en marcha el proyecto recuperaron un lavadero de lana de 150 años de antigüedad y un telar en los que probaron técnicas para suavizar la lana y afinar el hilo

«Tanto el proceso como la ubicación del lavadero son secretos porque lo que se hace allí es la clave de nuestro producto final», defiende Milara. Paralelamente se hicieron también con un telar en el que empezaron a probar la transformación de hilos en tejidos y luego comenzaron a dar forma a las propuestas que ideó el diseñador castellano-leónes Santiago Palacio (hay 7 referencias de abrigos) y las 17 propuestas de calzado en las que ha trabajado Milara, con lana, piel de cordero suelas de caña de azúcar o de café triturado. El sello biológico ha impregnado todo el proceso. «Ha sido un proyecto ilusionante y muy enriquecedor», sostiene Milara, maestro zapatero de tercera generación. 

El siguiente reto en el que han embarcado el proyecto es trasladar a Extremadura también toda la fase de producción en los próximos meses. Lo que está descartado es hacer crecer el proyecto. «En ningún caso vamos a industrializar ni a aumentar las cabezas de ganado porque la gran calidad que hemos conseguido deriva del manejo, la selección y el uso de los pastos. No buscamos cantidad, sino calidad. No vendemos lana a granel sino una lana exclusiva para nuestro producto», zanja Fernández.