Primero ha sido la vendimia, que acabó hace apenas un par de semanas; luego la elaboración de la aceituna de aderezo, que ahora da sus últimos coletazos; y finalmente, ya a punto de comenzar, la campaña de producción de aceite. Son las tres épocas de mayor actividad de todo el año para la cooperativa de segundo grado Viñaoliva, con sede en Almendralejo. Periodos que se van desarrollando de forma consecutiva a partir del mes de agosto y que este año han coincidido de pleno con los momentos en los que el precio de la energía ha estado más desbocado. «A nosotros esto nos está destrozando. Es de locura», resume su presidente, José Luis Gordillo.

De media, sus 26 cooperativas de base y sus plantas de producción han visto multiplicada «por cuatro» la factura de la luz. «Nosotros, además, somos consumidores de mucha cantidad de energía en muy poco tiempo y tampoco nos podemos adaptar a los famosos horarios valle», arguye. Los agricultores, tras recoger en el campo las cosechas durante las primeras horas de la mañana, acuden a sus cooperativas en torno al mediodía, momento en el que da comienzo la actividad productiva en ellas. De esta forma, «es a las horas más caras cuando nosotros estamos consumiendo más energía», plantea. 

Evolución del precio de la electricidad.

«Venimos de la campaña del año pasado, que fue, hasta donde yo conozco, la peor de la historia, tanto de producción como de precios. Este año estábamos ilusionados. La producción estaba siendo mejor y parece que los precios se iban intentando recuperar un poco, pero resulta que lo que vamos a hacer es producir para pagar la energía eléctrica», lamenta. 

La situación ha llegado a un extremo, asegura, que «estamos incluso planteándonos contratar grupos electrógenos para generar electricidad, porque posiblemente nos salga más barato que consumirla de la red», sostiene. Si la tendencia se prolonga augura que pronto va a haber industrias «que empezarán a sufrir mucho», mientras que en el sector cooperativo «llegará un momento en el que los agricultores difícilmente puedan soportar» este desembolso extra. Con estos precios de la energía, incide, «dejas de ser competitivo, hay un punto en el que el mercado deja de absorber tu subida. Estamos en una situación realmente complicada», remacha.

Descarga de la producción de aceituna en las instalaciones de Viñaoliva el pasado miércoles.

Porque parar es una opción que no se contempla: «En una almazara tú no puedes dejar de producir. La aceituna una vez madura, el agricultor la recoge y te la lleva. Y tú en doce horas debes transformarla porque si no estás perdiendo calidad. Ahí no tienes margen de maniobra, es cero», esgrime. Solo en la gestora de subproductos «sí nos hemos planteado parar, porque es posible almacenar [la materia prima]».

Tener instaladas placas solares en sus tejados le ha servido a Bodegas Ruiz Torres para amortiguar este año el impacto del encarecimiento de la luz. No obstante, aunque la escalada de costes ha coincidido con los meses de más sol, en los que el rendimiento que puede obtenerse de esta fuente renovable es el óptimo, también lo ha hecho con el periodo en el que el consumo de electricidad es más elevado en esta firma ubicada en la localidad cacereña de Cañamero. Lo es por las mayores necesidades de riego primero, y por toda la actividad que conlleva la vendimia después. Además, su planta de embotellado está en funcionamiento el 70% de los días laborables, lo que eleva su gasto en este capítulo. 

Evolución del coste del petróleo y el gas.

Evolución del coste del petróleo y el gas.

Hasta la fecha, el incremento del recibo eléctrico ha sido de alrededor de un 12% sobre el que tuvo esta bodega en igual periodo de 2020, precisa su gerente, Carolina Ruiz, quien subraya que el de la energía no ha sido ni mucho menos el único coste de producción cuyo precio no ha parado de subir a lo largo del 2021. Madera -componente fundamental de los palés-, plástico o cartón también han seguido una tendencia ascendente en los últimos trimestres, con un encarecimiento que «perfectamente» puede rondar el 30% de promedio. «Los de vidrio son hasta hoy los únicos proveedores que nos están manteniendo los precios, los únicos con los que no tengo problemas de suministro. En el resto de materias primas, en todas», asevera Ruiz. En cualquier caso, añade, la tranquilidad con el vidrio tampoco durará mucho, y ya se ha anunciado un importante incremento a partir de enero próximo

Planta de embotellado de Bodegas Ruiz Torres.

Respecto del cartón, cuenta, «yo ahora mismo no tengo precio. Normalmente trabajamos con una tarifa del proveedor, de forma que sé mis precios durante todo el año. Sin embargo, desde marzo solo me lo dan cuando voy a hacer el pedido. Por tanto hasta ese momento no sé cuál va ser el precio de una botella de vino, no sé a lo que me enfrento».

Por otro lado, con una importante vocación exportadora, el encarecimiento generalizado de las materias primas le está complicando a esta empresa realizar los envíos al exterior. Hasta el punto de que comienza a ser «casi inviable». La razón, aclara Carolina Ruiz, es esta vez el disparado precio del aluminio, metal con el que se construyen los contenedores para el transporte marítimo. «No se fabrican nuevos contenedores y las navieras carecen de ellos. Los que hay prácticamente se están subastando», alega.

A día de hoy, enviar uno con vino «está al triple que hace un año. Se están pagando unos precios que no había visto en los 23 años que llevo trabajando en exportación», cuenta. Un auge que ya impide atender algunos mercados «porque no encontramos precios asequibles para poder enviar la mercancía».

El precio del carbón y de los derechos de emisión.

El precio del carbón y de los derechos de emisión.

Después del parón que para el sector del vino, con unas ventas muy dependientes de la hostelería, ha supuesto la pandemia, «ahora no es el momento de subir precios, porque la gente está empezando a recuperarse un poco». Asimismo porque la oferta de vinos es actualmente «muy fuerte» tanto en el mercado interior como en el exterior. Así que no queda más remedio, asegura la gerente de Ruiz Torres, que «asumir nosotros los sobrecostes con pérdida de beneficios. Creemos que en enero, con la nueva cosecha, sí que podremos hacer una pequeña subida». «Estamos en un momento muy complicado. Cuando empezaba a funcionar el mercado, nos encontramos con este hándicap en todo lo que rodea a la fabricación y el envío del producto», concluye.

La subida del precio de la luz duplicó en julio la factura mensual de Aceitunas Merino, una empresa transformadora ubicada en Moraleja, después de que el precio del kilovatio-hora (kWh) pasara de 0,15 a 0,40 euros. De pagar 4.000 euros a 8.000. Si se extrapolase ese recibo a todo el año, «sumaría más que todos los beneficios que tuvimos el ejercicio pasado. Entraríamos en pérdidas», explica su gerente, Eufrasio Merino. En agosto, el encarecimiento fue menor, aunque siguió siendo «una barbaridad», lo que llevó a esta empresa a negociar un precio para doce meses, que lo dejará en un máximo de 0,23 euros por kWh. «Si se nos respeta todo el año, podemos minimizar el impacto», detalla Merino, que está valorando «poner placas solares, pero eso no es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana».

Esta empresa ya se prepara para hacer frente a nuevos encarecimientos. En enero, indica, se avecina una subida del precio de la hojalata (material que se emplea para el envasado) que puede superar el 40%. «Eso sí que va a ser un palo gordo», avanza

«A partir de enero nos han dicho que nos apretemos el cinturón», coincide Manuel Curado, presidente de Los Curado, industria almendralejense centrada en la elaboración de aceituna de mesa. A la subida de la hojalata, agrega también la que se prevé con el vidrio que llegará igualmente con el arranque del próximo año y que se moverá «entre el 15% y el 25%».

Con motores, cintas, elevadores o cámaras que dependen de la electricidad para su funcionamiento, el desorbitado precio de la luz se ha dejado sentir de forma directa con un incremento «del 5% al 10%» en los costes totales de producción. ¿Son sostenibles si se prolongan en el tiempo? «Lo serán mientras los clientes comprendan y acepten la situación», replica Curado. Otro escenario se plantearía si firmas de otros países como Egipto o Grecia comienzan a copar el mercado con precios más bajos, puntualiza el responsable de esta firma aceitunera, que exporta alrededor de un 70% de su producción a destinos de la Unión Europea, Europa del Este o del continente americano.

Recién llegado de Anuga, la mayor feria de alimentación del mundo que se acaba de celebrar en Alemania, cuenta que «los envasadores de cualquier artículo de alimentación» atraviesan una situación parecida en cuanto a las materias primas que utilizan. «Tendríamos que estar pasando precios para el año que viene pero nos sujetamos porque si lo hacemos nos podemos equivocar en mucho», argumenta.

Operarias en la línea de producción de Tomates del Guadiana.

En los últimos meses, con la campaña tomatera a pleno rendimiento, las fábricas transformadoras de Montijo (Carnes y Vegetales) y Santa Amalia (de Tomates del Guadiana, que es también uno de los socios mayoritarios de la anterior industria) han estado funcionando 24 horas al día. «Los incrementos han llegado en dos meses, agosto y septiembre, que son los de nuestro mayor volumen de producción, apunta Domingo Fernández, presidente de Tomates del Guadiana. «Estos precios de la energía no son los que estaban incluidos en los costes que teníamos previstos», agrega. Unas estimaciones que sirvieron de punto de partida para establecer los precios de venta y los contratos.  «Ahora no puedes reclamarle a quien ha hecho un contrato contigo que hayan subido el coste de la energía», remacha.

En conjunto, la factura energética se ha incrementado «entre un 20% y un 30%». No solo por la electricidad, también por el gas, que «se ha disparado», y que estas industrias emplean sobre todo para hacer funcionar las calderas, que antes eran de fuel y que se sustituyeron para reducir las emisiones, Precisamente, el continuo crecimiento de los derechos de emisión es otra de las amenazas para la rentabilidad de este sector.

«La situación se está poniendo muy complicada, porque nos van a subir también las materias primas», adelanta Fernández, que pone como ejemplo la evolución de los abonos y fertilizantes. Varios importantes productores de estos artículos han optado ya por parones en la producción al no poder asumir las tarifas energéticas, entre ellos Fertiberia, que ha cesado la actividad durante este mes en su planta de Palos de la Frontera (Huelva).

El alza descontrolada de la electricidad golpea significativamente también a los productores de fruta, que entre otras cuestiones dependen de las cámaras frigoríficas para la conservación del género. Estas industrias han acusado además el encarecimiento de otros materiales como el cartón o el plástico. «Se está juntando todo. El aumento de costes ha sido espectacular en todos los suministros», valora Miguel Ángel Gómez-Cardoso, director gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex), que calcula que el aumento del recibo eléctrico para estas empresas puede haber oscilado entre el 20% y el 30%.

Buen número de centrales hortofrutícolas han acabado ya de producir, aunque también las hay que están dando salida todavía a la cosecha de ciruela, una fruta «que aguanta en cámara, por lo que pueden seguir surtiendo a sus clientes en octubre e incluso en parte de noviembre», esgrime este responsable de Afruex, al tiempo que recuerda que quedan otros cultivos como el caqui o los frutos secos.

Esta campaña los sobrecostes han podido soportarse, aduce, gracias a que ha sido «aceptable en precios», pero avisa que «como llegue la próxima sin que esto se solucione, el incremento de costes va a ser casi del 100%. Sería inasumible».