María Luisa García estaba deseando volver a clase. «Tengo un grupo muy bueno, nos venimos en el autobús y pasamos buenos ratos mientras recordamos cosas que ya sabíamos y otras muchas que vamos aprendiendo. Lo echaba mucho de menos», cuenta. Tiene 67 años y lleva ya diez años en la Universidad de Mayores de Extremadura. «Ya aprobé los cinco cursos principales y ahora estoy haciendo posgrados». Comparte facultad con Serafín Moreno, de 86 años. «Se pierde el tiempo estando en casa habiendo sitios como este donde aprovechar para recordar, aprender y dialogar con la gente». Eso último, charlar con profesores y compañeros de pupitre, es lo que más echó en falta el curso pasado, cuando toda la actividad fue telemática por la pandemia. La presencialidad se suspendió desde en el último cuatrimestre del curso 19-20 y ahora «por fin» se vuelve a retomar. «Me apañaba bien online, pero no es igual», dice Serafín. Se ha dedicado principalmente a «tareas de oficina, aunque realmente he hecho de todo». Le apasionan las asignaturas de historia y también la literatura, «los números es lo que llevo peor. Ya estoy en el cuarto año, a ver si el cuerpo aguanta para poder continuar». 

Serafín Moreno, de 86 años, estudia el cuarto curso del programa de la Universidad de Mayores de Extremadura. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

María Luisa y Serafín son dos de los 1.700 alumnos que este año recuperan la normalidad de la Universidad de Mayores. Todos tienen más de 55 años y los hay hasta con más de 90. Las clases comenzaron la semana pasada en las siete sedes en las que se imparte este programa (Cáceres, Badajoz, Plasencia, Mérida, Zafra, Almendralejo y Don Benito-Villanueva) con 130 docentes pero con menos alumnos que el curso en el que comenzó al pandemia (en marzo de 2020 había 2.240 matriculados), aunque cuenta con estudiantes en lista de espera porque en algunas sedes no pueden acoger a todos en las aulas por el aforo del 60% establecido. De todas forma, la huella del covid ha sido evidente, según señaló el coordinador regional del programa, Florentino Blázquez, ayer en el acto de apertura del nuevo curso que se celebró en la Facultad de Filosofía de Cáceres. Allí hubo un minuto de silencio en recuerdo de los 12 compañeros que han perdido la vida por el covid en estos últimos 19 meses difíciles especialmente para ellos, los mayores, los más vulnerables al coronavirus. Pero ahora ya todos vacunados, con la tercera dosis en camino y manteniendo la prudencia y las medidas de seguridad han vuelto a pisar la universidad. 

Minuto de silencio por los doce compañeros que han fallecido por el covid, ayer en el acto de Cáceres. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

«Superar la pena»

Con el último acto de ayer en Cáceres, el curso se ha inaugurado ya en todas las sedes, pero aún queda un evento central, que probablemente será en noviembre. «En cada sede que he pisado me han dicho lo mismo: qué alegría, qué emoción volver. Estamos todos súper ilusionados con la vuelta a la presencialidad, supone superar la pena que hemos tenido este tiempo», explica Florentino Blázquez. «El 50% del valor de este programa son los encuentros, el contacto físico entre los alumnos, compartir, charlar, hacer relaciones… La convivencia es una parte muy importante, es uno de los objetivos que nos ha quitado la pandemia». El curso pasado, cuenta, la actividad continuó con clases magistrales que se grababan en vídeo: «Había quienes se conectaban en directo a través de Zoom y a otros a los que se le enviaban por correo o WhatsApp. A falta de pan buenas eran las lecciones enlatadas, aunque nada igual que el contacto». Porque Blázquez insiste en que la finalidad principal de este programa no es solo académica, de hecho no hay exámenes. «Se promueve la cultura y el aprendizaje, pero también las relaciones intergeneracionales y la convivencia, tan importante entre los mayores porque muchos de ellos viven solos».

Protagonistas.

Protagonistas. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ

El director general de Universidad, Juan José Maldonado, participó en el acto de ayer en Cáceres y destacó también la importancia de volver a la actividad presencial para recuperar la salud emocional de los últimos meses, así como el aprendizaje continuo, según informa la Junta. «Lo importante para que una sociedad evolucione son las ganas de aprender, de conocer, de hacer cosas, contribuir a un entorno mejor, en definitiva, apostar por un compromiso vital», dijo.