Doctora en Medicina y Sanidad Animal por la Universidad de Extremadura, Virginia Iniesta es vicepresidenta de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (Avatma). 

¿Considera necesario regular el uso de los animales vinculados a actividades profesionales??

Sí, considero que es muy necesario establecer unos parámetros y criterios homogéneos para garantizar que el entrenamiento, trato y condiciones de vida de todos estos animales cumple con los estándares de bienestar adecuados para su especie, edad y condición física. Si estos animales van a ser utilizados en ciertas labores, su aprendizaje debe hacerse siempre desde el respeto, con unos métodos que no impliquen en ningún caso castigos, violencia o malestar para ellos, y por parte de profesionales debidamente cualificados.

¿Cree que existe un nivel elevado de maltrato o abuso en este ámbito?

A la hora de hablar de maltrato, hay que determinar si se cumplen o no las llamadas '5 libertades' del bienestar animal, que establecen si el animal está libre de hambre, sed y de desnutrición --es decir, tiene una nutrición equilibrada--, de miedo y angustia, de molestias físicas y térmicas, de dolor, lesión y enfermedad y que sea libre de manifestar su comportamiento natural. Por tanto, el abuso no es solo violencia física, tenemos que entender que podemos hablar de maltrato en otras muchas circunstancias: si los animales no tienen garantizado el acceso a agua potable y alimentación acorde a su especie y edad, si el trato que reciben no evita su sufrimiento sea este físico o mental, si carecen de un entorno adecuado e higiénico que incluya cobijo y zona de descanso cómoda, si no se les asegura la adecuada prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, o si no se les proporciona espacio y tiempo de esparcimiento suficiente, así como compañía en el caso de animales gregarios. Y estos parámetros para evaluar el bienestar son comunes a todos los individuos de una misma especie, por lo que deben garantizarse siempre, con independencia de donde viva el animal o si desarrolla o no alguna función para el ser humano. Como en todos los ámbitos relacionados con los animales, en el caso de aquellos vinculados a actividades profesionales nos podemos encontrar situaciones en las que no tengan garantizado alguno o varios de estos 5 preceptos mínimos, pero no dispongo de cifras concretas y contrastadas para determinar hasta dónde es frecuente o en qué actividades son más habituales los casos de abuso o maltrato.

El borrador de la norma habla de 'jubilación' de perros o equinos, ¿no es humanizar demasiado a los animales?

Dejar de utilizar un animal para una determinada actividad cuando tiene cierta edad, lo que conlleva limitaciones físicas, más cansancio, perdida de agudeza en alguno de sus sentidos, etcétera, no me parece en absoluto humanizarlo. Un animal anciano va a tener unas mayores necesidades de descanso, por ejemplo, o puede tener alteraciones del sistema locomotor que le impidan desarrollar su actividad al nivel que antes lo hacían y que les era exigido.

"Un animal anciano va a tener unas mayores necesidades de descanso, por ejemplo, o puede tener alteraciones del sistema locomotor que le impidan desarrollar su actividad al nivel que antes lo hacían"

¿Está de acuerdo en establecer 18 meses para comenzar a realizar estas tareas, en el caso de los perros, y siete años como primer umbral de ‘retiro’ para todas las razas por igual?

El borrador del anteproyecto indica que, si bien los perros no podrán ser utilizados en actividades profesionales hasta el año y medio de edad, sí podrán iniciar su entrenamiento previamente. La llamada 'edad de jubilación' tampoco se ha establecido de forma concreta, solo se indica que a partir de los 7 años un profesional veterinario deberá revisar al animal anualmente para determinar, mediante un informe de aptitud y bienestar, si sus condiciones físicas y psicológicas siguen siendo las adecuadas para poder continuar con dicha actividad. Estas edades que se han estimado en el borrador (18 meses y 7 años) entiendo que son una media aproximada para considerar adulto o anciano a un animal, ya que estos límites pueden variar bastante en función de su tamaño. Las razas pequeñas suelen ser más precoces en llegar a la madurez, y por otro lado también suelen ser más longevas que las razas grandes.

Uno de los ámbitos donde parece que podría ser más complicado aplicar la normativa en cuanto a jubilación o a obligación de pasar revisiones veterinarias específicas anuales, físicas y psicológicas, es en el agrario, ¿no supondrían una carga excesiva?

Cualquier perro, independientemente de donde viva y si participa o no en una labor específica, debería ser revisado al menos anualmente por un veterinario para hacerle un chequeo de salud y administrarle sus tratamientos obligatorios, como la vacunación de la rabia o desparasitaciones, no solo por cuestiones de bienestar animal, sino también de salud pública. En el caso de los animales vinculados a actividades profesionales, esta revisión anual, según lo que indica el borrador del anteproyecto, deberá ser un poco más exhaustiva, pero no creo que ello suponga una carga extra para sus cuidadores o responsables. Yo creo que, al revés, les dará más garantías de que el animal que les está ayudando en su día a día lo hace gozando de buena salud, condiciones de vida y bienestar.

"No creo que una revisión anual suponga una carga extra para los cuidadores o responsables. Creo que, al revés, les dará más garantías de que el animal que les está ayudando en su día a día lo hace gozando de buena salud"

En general, más allá del uso de animales para actividades laborales, ¿cómo valora el anteproyecto de ley?

Hasta ahora, como las competencias en la materia están transferidas a las autonomías, lo que nos encontramos son 17 leyes distintas, con diferentes grados y alcances en la protección de las distintas especies, lo cual es totalmente incoherente. Por ello considero fundamental que se esté desarrollando a nivel nacional una ley marco que homogenice los requisitos mínimos de bienestar de los animales en nuestro país y que consiga implantar los avances en materia de protección animal que hace tiempo que está demandando una gran parte de la sociedad española. Como aspectos positivos destacar en esta nueva ley, decir que aporta herramientas para luchar contra el maltrato y el abandono, impulsa la adopción, regula de manera más estricta la cría y venta para que se haga solo de forma responsable y profesional y establece un marco claro de obligaciones en esta materia, tanto para las Administraciones Públicas como para la ciudadanía. También quiero resaltar el impulso que dará esta ley al control ético de las colonias felinas, remarcando las responsabilidades de la administración para implementar programas de gestión integral basados en el método CER (Captura-Esterilización-Retorno). El 'sacrificio cero' de animales abandonados es otra de los puntos estrella a destacar, si bien es importante puntualizar que debe venir acompañada de ciertas medidas enfocadas en la educación en valores y concienciación para lograr el ‘abandono cero’, así como de los recursos económicos y materiales necesarios para poder mantener a esos animales en una buena situación y condiciones hasta que sean adoptados.

"Todavía le queda bastante recorrido a este primer borrador, recorrido en el que esperamos que sean tenidas en cuenta las aportaciones del colectivo veterinario"

El texto reconoce un importante papel a los veterinarios, pero desde los colegios profesionales han lamentado que se haya contado poco con ellos para elaborarlo, ¿coincide en que se debería haber consultado más a la profesión?

Los veterinarios somos los profesionales encargados de velar no solo por la salud, sino también por el bienestar animal, por lo que es imprescindible que tengamos un papel muy relevante en el desarrollo de una ley como esta. Hay que señalar que lo que ahora mismo se ha hecho público es el borrador del anteproyecto, es decir, una fase muy preliminar. A raíz de que se publique el anteproyecto se abrirá un plazo para aportar alegaciones, en el que los veterinarios, en nuestra asociación así lo haremos, deberemos proponer todos aquellos cambios o nuevas propuestas que, desde nuestro punto de vista, puedan mejorar la futura ley, que luego deberá seguir su trámite parlamentario correspondiente, en el cual puede volver a sufrir modificaciones. Así que todavía le queda bastante recorrido a este primer borrador, recorrido en el que esperamos que sean tenidas en cuenta las aportaciones del colectivo veterinario. Y sí, hemos echado en falta las consultas previas a los verdaderos responsables de la salud y el bienestar de los animales.