Extremadura ha entrado de lleno en la carrera global lanzada en torno al hidrógeno verde para el horizonte descarbonizado (sin emisiones de CO2) fijado por Europa para el 2050.  Hay un largo recorrido; pero la apuesta del Gobierno central y los 1.555 millones del Fondo Europeo de Recuperación comprometidos hasta 2023 en torno en torno a ello han relanzado el interés por este vector, vinculado a las energías renovables y cuyo desarrollo ocupó también parte de las conversaciones de la última cumbre hispano-lusa en Trujillo. 

Dentro de las renovables, Extremadura tiene ya un amplio recorrido en la energía fotovoltaica (solar) y está arrancando en la eólica (viento). Ahora el hidrógeno verde se ha señalado como la tecnología de almacenamiento que permitirá aprovechar todo el potencial de ambas, en ese horizonte de nulas emisiones, puesto que su único residuo es el vapor de agua. Ahí está el interés. 

«Extremadura tiene todo para situarse a la cabeza en la producción de hidrógeno verde, porque junto al Alentejo portugués disponemos del 40% del agua embalsada en la península, tenemos sol y aire, que son las renovables que van a producir ese hidrógeno verde», dice Tomás Sánchez, presidente del Clúster de la Movilidad Eléctrica de Extremadura y copresidente de la Agrupación Europea SOIH2-ALEX (Sudoeste Ibérico del Hidrógeno) . 

Gran potencial por las renovables

Los expertos consultados coinciden también en «el gran potencial» de la región y algunas apuestas a su favor: el Centro Nacional de Investigación y Almacenamiento de Energía, que se instalará en Cáceres, se considera «un referente esencial». Junto a eso la Mesa del Hidrógeno Verde que ha puesto en marcha la Junta, denota el interés por entrar en la pugna de proyectos para un desarrollo energético e industrial sostenible. «Estamos en pleno proceso de descarbonización y la carrera está lanzada para desarrollar procedimientos como los del hidrógeno verde y aprovechar el potencial de las renovables», subraya José Sánchez González, director del departamento de Ingeniería Mecánica, Energética y de los Materiales de la Escuela de Ingenierías Industriales de la UEx. 

Según el último Balance Eléctrico de Extremadura, la región cerró 2020 con 5.779 MW de potencia instalada en renovables, de los que 2.569 MW son de fotovoltaica y 39 MW en eólica. Pero tiene más de 7.500 MW en construcción o en trámites en 171 proyectos fotovoltaicos y al menos dos eólicos. 

«Tenemos las condiciones para que el hidrógeno verde se asiente como un vector energético clave», dice la Junta

Desde la Consejería de Transición Ecológica destacan la oportunidad que supone aprovechar ese potencial. «Extremadura es un referente nacional en la producción de energías limpias, por lo que podría aprovechar mejor los picos de alta generación de electricidad de estas fuentes renovables y utilizar el excedente para producir hidrógeno, pudiendo ser también exportador a otras regiones de España y Portugal», afirman. «En nuestra región se dan las condiciones adecuadas para que el hidrógeno verde se asiente como un vector energético clave y flexible, no solo en la fase primaria generadora, sino en el desarrollo tecnológico e industrial que conlleva toda la cadena de valor de esta fuente energética», añaden las mismas fuentes. Esa cadena de valor es la que tratan ahora de atraer. 

Ubicación estratégica

Junto al potencial renovable, en la Junta ponen en valor otras dos cuestiones. Por un lado, la red gasista que ya atraviesa la región y que se podría usar para transportar el hidrógeno: «Extremadura cuenta con una red de infraestructuras para la distribución de gas, conectando Andalucía con el norte de España y con la red gasista de Portugal», apuntan en Transición Ecológica.  Por otro lado también es importante la posición estratégica entre otros dos polos de generación de hidrógeno como son Sines (Portugal) y Puertollano (Ciudad Real), donde Iberdrola proyecta una gran planta de hidrógeno. 

Precisamente la utilización de las redes de gas para almacenar el hidrógeno es una de las líneas de investigación en la cátedra Cristian Lay que se creó el pasado mes de marzo en la Escuela de Industriales. «Si metemos hidrógeno en la red de gas natural y quemamos hidrógeno en lugar del gas ya estamos favoreciendo la descarbonización», apunta sobre esta línea de trabajo Manuel Calderón, profesor de la UEx y director de la cátedra.

Lluvia de millones para el hidrógeno verde

En la búsqueda de toda esa cadena de valor y de proyectos que repercutan en el empleo, se conformó el pasado mes de septiembre una Mesa del Hidrógeno Verde con representantes de la administración, la investigación y el sector empresarial para propiciar el desarrollo de una industria en torno a este vector. «Pero es perentorio establecer vínculos de colaboración público-privada para la entrada del hidrógeno en la economía» destaca la Agrupación Europea SOIH2-ALEX en sus conclusiones de la jornada de trabajo previa a la cumbre hispano-lusa de octubre.  

Hay propuestas para implantar proyectos en la región, ligados a los 1.500 millones que destinará el Gobierno central

Que esa cadena de valor se traduzca en proyectos, es ahora el reto. Hace un año, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico abrió una convocatoria de manifestaciones de interés para empresas con proyectos de desarrollo en torno al hidrógeno verde. Fue poco después de que se aprobara el Hoja de Ruta del Hidrógeno Verde en España y se comprometieran 1.555 millones de fondos europeos hasta 2023, para financiar proyectos con los que impulsar su desarrollo.

En ese contexto, las grandes energéticas (Iberdrola, Repsol, Endesa o Naturgy) y otras empresas ligadas a este sector empezaron a lanzar proyectos. «Algunas empresas extremeñas presentaron proyectos de los que nos dieron traslado y otras de fuera de la región nos comunicaron su interés por desarrollarlos en nuestra comunidad», señalan desde la consejería de Transición Ecológica. Sin embargo, de momento son meras propuestas a la espera del reparto de ayudas del Ministerio y de que estas permitan convertir o no en un filón de desarrollo el reto global de neutralidad climática..

¿Qué es el hidrógeno verde?

No es una fuente de energía sino un vector energético: una forma de acumular la energía para usarla cuando se requiera ya sea para producir electricidad para encender la luz en una casa, mover un coche o hacer funcionar una industria. El hidrógeno ya se usa en la actualidad, pero siempre asociado a fuentes de energía fósiles y por tanto contaminantes. Hay distintos colores a los que se recurre para clasificarlo en función de su procedencia y, en el caso del verde, hace referencia a las nulas emisiones de dióxido de carbono (CO2), puesto que su único deshecho sería vapor de agua. De ahí su importancia en el horizonte energético que se persigue respetuoso con el planeta.


¿Por qué es ahora atractivo?

De forma muy básica, el hidrógeno se obtiene por un proceso conocido como electrólisis del agua, y es verde porque la electricidad que se requiere para producirlo proviene de fuentes renovables. Las moléculas de hidrógeno se separan y se almacenan en una batería o pila de la que se puede extraer de nuevo para generar electricidad, mezclándolo solo con oxígeno. «Permite aprovechar una de las principales desventajas de las renovables ahora, que es que no hay disponibilidad absoluta: de noche no funcionan las fotovoltaicas y, si no hay viento, no se activan los aerogeneradores», concreta el experto de la UEx. Hay un handicap y ahí está el reto de los próximos años. De momento, la tecnología del hidrógeno verde «no está muy optimizada» y por tanto no es rentable; «pero si queremos aprovechar las energías renovables y que no haya emisiones de CO2, es el camino», subraya José Sánchez González, director del departamento de Ingeniería Mecánica, Energética y de los Materiales de la Escuela de Ingenierías Industriales de la UEx.