«Prevenir vale más que curar». Esta máxima del refranero español puede aplicarse sin ambages a la hora de hablar del cáncer de pulmón. Una patología que causa cada año unas 600 muertes en Extremadura, en su inmensa mayoría relacionadas con el consumo de tabaco. La región, que es la comunidad autónoma donde más se fuma, lidera la incidencia de este tipo de tumores en España y actualmente es la segunda en mortalidad, solo por detrás de Asturias, con una tasa de 240 fallecidos por cada cien mil habitantes

Según los datos que maneja la Asociación Oncológica Extremeña (AOEx), el cáncer de pulmón afecta al 7% de los enfermos oncológicos y su letalidad es del 21%, la más elevada entre los distintos tipos de tumores. En la provincia de Cáceres, es incluso la primera causa de muerte. Es cierto que el tratamiento con inmunoterapia y las terapias dirigidas han mejorado el pronóstico en los últimos años, pero la presidenta de la AOEx, Isabel Rolán, insiste en que la prevención es el mejor arma para luchar contra esta enfermedad.  

«Uno de cada cuatro extremeños entre 15 y 64 años fuma a diario y el 38% consume una cajetilla de 20 cigarros o más al día», explica en base a los datos que refleja la Encuesta Europea de Salud en España 2020 que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es un dato clave, puesto que la adicción al tabaco está detrás de más del 90% de los diagnósticos de cáncer de pulmón en Extremadura. 

Según los datos del INE, en los hospitales extremeños ingresaron 812 pacientes por esta causa en 2019 (último dato disponible) y el año pasado se produjeron 597 fallecimientos. De ellos, 503 se dieron en hombres (la tasa de fumadores se dispara hasta el 32%, frente al 18% de las mujeres) y 94 en mujeres. La franja de edad de 70 a 74 años es la de mayor prevalencia, aunque en 2020 se diagnosticaron casos a partir de los 40 años. 

Al margen del tabaco, la otra causa con la que se relaciona el cáncer de pulmón es el gas radón, que «no se ve y no huele», pero puede respirarse porque que se filtra a través del suelo y se difunde en el aire. Su origen es natural, se produce por la descomposición de uranio. Se acumula en los sótanos, las canalizaciones, las fisuras o los materiales porosos de las viviendas y también en este caso Extremadura juega peores cartas: es la segunda comunidad, por detrás de Galicia, con mayor proporción de superficie afectada por una elevada exposición a este elemento. Un 47% del territorio extremeño está clasificado como de riesgo alto por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). 

Según un estudio elaborado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela y del Laboratorio de Radón de Galicia en colaboración con el Ministerio de Sanidad y el CSN, el radón es responsable del 6,9% de las muertes que se producen por cáncer de pulmón en Extremadura. Pero tanto en uno como en otro caso, se puede prevenir fácilmente. 

«Es cierto que es una enfermedad con mal pronóstico. No es fácil de detectar porque no tiene una sintomatología clara (tos y ahogamiento son los más comunes) y cuando da la cara suele ser en estado avanzado. Pero se puede evitar, dejando de fumar, y en el caso del radón, con un buen aislamiento y ventilación», insiste Rolán.

En positivo, la presidenta de la Aoex habla también de los nuevos tratamientos con inmunoterapia y las terapias dirigidas, que han supuesto un rayo de esperanza para estos pacientes. «Se está avanzando bastante y va habiendo mejores soluciones; se está haciendo aquí también, hay personas que están superando mejor el cáncer», indica. Pero muchos jóvenes todavía fuman una cajetilla diaria. «Que la gente tome precauciones porque en este caso prevenir es curar», insiste.

Más retraso en la pandemia

El cáncer de pulmón es el mayor responsable de muertes por tumores porque su diagnóstico es tardío y cuando el paciente al fin llega a la consulta del especialista la enfermedad suele estar ya en un estado muy avanzado. Tanto, que actualmente solo el 25% de los casos se pueden operar. Y el covid no ha ayudado a mejorar la situación. «En la pandemia y la post pandemia hemos visto aún más demora porque los pacientes han tenido miedo de venir a los hospitales, y también por el bloqueo de las consultas», confirma Ana Castañar, neumóloga del Hospital Universitario de Badajoz. 

La doctora Ana Castañar, neumóloga del Hospital Universitario de Badajoz. SANTI GARCÍA

La situación en las consultas ya se ha normalizado y aunque la atención y el tratamiento a estos pacientes «se ha mantenido durante todo el tiempo» desde el estallido de la crisis del covid, falta por ver el impacto de este retraso, que ya se produce sobre un diagnóstico tardío que lleva a un mal pronóstico.

La doctora Castañar, responsable de una consulta monográfica sobre cáncer de pulmón en el hospital pacense, explica que más del 90% de los casos que se diagnostican están relacionados con el consumo de tabaco. 

Dejar de fumar es clave, pero la neumóloga recuerda que «hasta dos décadas después» el riesgo será mayor que para la población no fumadora. Castañar llama la atención sobre el aumento de casos que en los últimos años se están detectando entre las mujeres. «Las cifras en hombres hace tiempo que están entre las más altas, pero en mujeres eran de las más bajas y ahora están creciendo», asegura. 

En estos momentos no existen programas de cribados para el cáncer de pulmón. Se está empezando a aplicar un TAC de baja radiación, pero aún no está definido. «La población de riesgo es muy amplia: fumadores y exfumadores deberían someterse al TAC cada cierto tiempo y esa prueba puede detectar patologías que a su vez obligarían a hacer pruebas complementarias. La población diana es tan amplia que no sería asumible para el sistema», concluye.