Desde 2003 España cuenta el número de mujeres víctimas de violencia de género. En Extremadura han sido 12. Pero detrás de la frialdad de las cifras están las historias de mujeres de distintos pueblos, edades -la más joven tenía 21 años y la mayor 91- y condición que fueron portada y protagonistas involuntarias en su día porque sus respectivas parejas o exparejas decidieron quitarles sus vidas.

Todas ellas compartían el nexo común que atraviesa a toda mujer en cualquier parte del mundo que es ser potencial víctima de violencia machista, con el feminicidio como expresión última y más extrema.

12

La historia de las 12 víctimas de la violencia de género: las informaciones del día EL PERIÓDICO

Hasta este momento las autoridades españolas solo han considerado mujeres víctimas de violencia de género a aquellas que mantenían o habían mantenido una relación sentimental con sus agresores, lo que ha invisibilizado a muchas otras que también han sido asesinadas por esta violencia. Por eso, a partir del próximo enero en el listado de asesinadas por violencia de género se incluirá también a esas otras mujeres víctimas de violencia machista.

LAS VÍCTIMAS MORTALES, UNA A UNA

SAN VICENTE DE ALCÁNTARA

Mari Carmen Morera, 34 años

Fecha del asesinato: 22 de octubre de 2003

Tenía 34 años y era madre de dos hijas, de 7 y 12 años en aquel momento. Fue la mayor quien la encontró de madrugada con un corte en el cuello e inerte. María Carmen Morera es la primera mujer contabilizada como víctima de violencia de género en Extremadura. Vivía en San Vicente de Alcántara, en lo que el alcalde de la localidad por aquel entonces describía como «una familia normal que funciona». Al conocerse su muerte algunos de sus vecinos apuntaron a que la mujer «padecía de los nervios», lo que podría indicar un posible suicidio. Pero no fue Mari Carmen quien se quitó la vida sino que lo hizo su esposo, Jorge Antonio, a quien según algunos testimonios las autoridades encontraron abrazado al cadáver de ella y con una verdadera crisis nerviosa por la que tuvo que ser trasladado al hospital. «Aquí se habla de que pudo haber malos tratos, que no se llevaban bien, pero nadie se atreve a aseverarlo», declaraba una vecina de la localidad sobre un crimen al que todavía se le calificaba como «violencia doméstica».

ALMENDRALEJO

Matilde Ágreda Moreno, 82 años

Fecha del asesinato: 19 de enero de 2004

De «violencia doméstica» también se calificó el asesinato de Matilde a manos de su marido, con quien se había casado solo cinco días antes. Pero no compartían vivienda, sino hogar en la Residencia Nuestra Señora de la Piedad de Almendralejo. El asesino, Juan Gil, le asestó más de una docena de puñaladas a su esposa, una mujer natural de Montijo que dejaba tres hijas y nietas. Ellas daban testimonio del control que el hombre ejercía: «Mostraba un enorme sentido de la posesión sobre mi madre», declaraba su hija mayor, Matilde Sánchez. Por su parte, María Trejo, una de las nietas de la víctima, aseguraba que Juan tenía «unos celos enfermizos, se le pasaba por la cabeza que mi abuela se veía con otros hombres en la residencia». Por este motivo, el hombre «hacía muchas cosas extrañas como romperle el teléfono móvil para que no hablase con nadie», decía otra de las nietas. A pesar del crimen, Juan nunca llegó a pisar una cárcel al tener más de 70 años, al margen de los cargos que se le imputaban.

NAVALMORAL DE LA MATA

Nicolasa H. V., 81 años

Fecha del asesinato: 12 de diciembre de 2004

De «caso extraño» y como «violencia conyugal» calificaban los medios en aquel momento el asesinato de Nicolasa a manos de su marido. Los hechos ocurrieron en el Hospital Campo Arañuelo de Navalmoral de la Mata, donde la mujer, de 81 años, estaba ingresada y en coma. La pareja, que llevaba más de una década casada y que no tenía hijos, acabó su historia cuando el marido asestó una cuchillada en el brazo de su esposa, quien no se pudo recuperar de la operación producida por esta. La pareja de Nicolasa, I. N. C., ingresó en el Hospital Psiquiátrico de Plasencia mientras que la víctima fue enterrada en su localidad natal, Jarandilla de la Vera. Los vecinos del pueblo especulaban con que el suceso se hubiera desencadenado por la enfermedad de la mujer, cuya situación se agravó al sufrir un percance cerebro-vascular y un posible infarto, lo que la dejó en coma irreversible.

CÁCERES

Antonia Pérez Moreno, 36 años

Fecha del asesinato: 20 de mayo de 2006

Unas 500 personas se congregaron en la plaza del ayuntamiento en Casar de Cáceres para mostrar su repulsa al asesinato a manos de su pareja de su vecina Antonia, en un crimen que los medios ya recogen como violencia de género. El suceso compartía la portada de este periódico con otro titular que mostraba otra cara de la violencia machista y que decía que «15.000 extremeñas sufren al año acoso sexual en el trabajo». A la procesión de María Auxiliadora en la capital cacereña, donde vivía Antonia, se fue su asesino para confesar y entregarse a la Policía Local que controlaba el evento, con la misma navaja con la que le había cortado la arteria carótida a la mujer a la que conoció hacía un año. «Nos enteramos de que fumaba porros y de que era peligroso», declaraba la familia boliviana que tenía subalquilada una habitación a Issam Ghayour, de 25 años y origen magrebí, que ese día decidió que su pareja Antonia no debía vivir más. Una niña de 16 años perdió ese día a su madre.

LAS CASIÑAS (VALENCIA DE ALCÁNTARA)

Isabel Augusto Benito, 54 años

Fecha del asesinato: 10 de abril de 2009

Una segunda oportunidad. Era lo que Isabel quería darle a su marido, José María Guapo Berrocal, a pesar de que contra él ya pesaba una orden de alejamiento. Tras la separación en Madrid, donde ambos residían, la pareja fue a Las Casiñas para pasar la Semana Santa de aquel año 2009. Isabel, que trabajaba como limpiadora en un colegio de la capital de España, nunca regresaría. Su marido y padre de tres de sus cuatro hijos la asesinó asfixiándola el mismo sábado en el que iban a terminar sus vacaciones en la pequeña pedanía de Valencia de Alcántara. Fue uno de los hijos el que encontró el cadáver de su madre en la cama y a su padre yaciendo llorando junto a él. José María declararía después que su intención no era matarla, sino que «no gritara». Y acabó haciéndola callar para siempre. A raíz del crimen, la entonces ministra de Igualdad, Bibiana Aído, hizo un llamamiento para que las mujeres no les dieran «segundas oportunidades».

BADAJOZ

Nadia Sabir, 44 años

Fecha del asesinato: 16 de diciembre de 2010

Como cada mañana, Nadia volvía a su vivienda en el barrio de San Roque tras dejar en el colegio Luis Vives a su niña de 8 años, que aquel día quedó huérfana después de que su padre asesinara a su madre de un tiro en la cabeza y este se suicidara tirándose por una ventana al patio de luz del edificio. Hacía tiempo que Juan Rey ya no habitaba en esa casa. El matrimonio estaba en proceso de divorcio y sobre él pesaba una orden de alejamiento. La mujer portaba un dispositivo de teleasistencia para activar si se consideraba «en peligro» pero no lo hizo en aquel momento «porque la ha cogido por sorpresa», declaraba la entonces delegada del Gobierno. Nadia era natural de Casablanca (Marruecos), hablaba cuatro idiomas y venía de una familia pudiente, según contaron sus vecinos, que la definían como «una mujer muy simpática y volcada en su hija». Este periódico pedía en su editorial «una explicación» ya que había «datos confusos sobre la actuación policial con respecto a las agresiones que la víctima sufría». A pesar de que al asesino se le había decomisado una escopeta, el nivel de riesgo de Nadia había pasado del «medio» al «no apreciado». 

ZAFRA

Carmen Andújar, 80 años

Fecha del asesinato: 7 de enero de 2012

Un guardia civil retirado rompió los 12 meses sin mujeres asesinadas por violencia de género en la región. Juan Romero, de 81 años, dio muerte a su esposa Carmen, de 80, a la que las fuerzas de seguridad encontraron muerta «en medio de un gran charco de sangre» tras recibir la alerta de unos familiares que intuían que en la casa de la pareja ocurría «algo extraño». La pareja vivía en la calle del Arce, en el barrio segedano de Salamanca. Los excompañeros del asesino en la Benemérita formulaban como hipótesis que este quisiera acabar con «el sufrimiento de su mujer, enferma de una demencia, y el propio, aunque no consiguió suicidarse». Juan fue trasladado al Hospital de Zafra, ya que lo encontraron con algunas lesiones que se había infringido él mismo aunque estas no revestían gravedad. Antes de autolesionarse había golpeado la cabeza de su mujer con un objeto, causándole la muerte. No constaban denuncias previas por malos tratos.

VILLAFRANCA DE LOS BARROS

Catalina Tolosa, 69 años

Fecha del asesinato: 5 de agosto de 2013

A martillazos. De nada sirvió la orden de alejamiento que Manuel Delgado ‘Kiko’ tenía asignada por malos tratos a su esposa, Cati Tolosa, y que él mismo burló a los 10 días de decretarse. Cuatro hijos en común tenía la pareja, que estaba en trámites de divorcio tras más de 40 años de matrimonio. El hombre esperó a que el único hijo que vivía con su madre abandonara el domicilio familiar para cumplir la amenaza que ya había manuscrito en una nota que le entregó a su mujer unas semanas atrás. A pesar de quebrantar la orden de alejamiento, un juez le dejó en libertad porque no observó en él «actitud amenazante ni agresiva». Con esa misma actitud el hombre se entregó en el cuartel de la Guardia Civil tras cometer el crimen. Un vecino afirmaba que se cruzó con él y le saludó, a lo que este respondió con una sonrisa. Se decía que Cati, harta de la conducta de su marido y de sus «malas maneras», decidió poner fin a la relación. Él no lo aceptó. Y decidió poner fin a la vida de ella.

A-66, CÁCERES

Tamara Simón Barrut, 23 años

Fecha del asesinato: 11 de marzo de 2015

«Me la ha matado, me la ha matado ese canalla. Que todo el mundo sepa que me la ha matado». Es lo que repetían una y otra vez los familiares de Tamara Simón a las puertas del tanatorio en el que era velada después de que su marido, Jesús Jiménez, la lanzara afuera de la furgoneta en la que viajaban juntos por la A-66, a la altura de Cáceres. Ambos tenían un hijo en común de poco más de un año y compartían también trabajo en la venta ambulante. «Habían estado trabajando en el mercadillo de Cáceres y al parecer iban a quedarse a dormir por allí para hacer otro mercadillo y pasó lo que pasó, aunque no sabemos exactamente», comentaba un amigo de la familia en el entierro de la joven en Navalmoral de la Mata, su localidad natal, si bien vivía en Madrid junto a su marido. «No sabemos nada, era una muchacha estupenda y muy buena, a él no lo conocemos», declaraba otro asistente al funeral.

PANTANO DE ALANGE

Mirela P. G., 21 años

Fecha del asesinato: 6 de enero de 2016

En las aguas del pantano de Alange. En ese lugar encontró un pescador el cadáver de Mirela, una joven de 21 años y nacionalidad rumana a la que su expareja había asesinado. La chica presentaba un corte en la cara y un fuerte golpe en la cabeza. Había dejado su relación con G. P., de 27 años, hacía apenas un mes y sobre él pesaba una orden de alejamiento por malos tratos que quebrantó con el, aparentemente, consentimiento de ella. La pareja, que tenía un niño de año y medio, vivía en Aceuchal, localidad en la que, según el por entonces alcalde, las relaciones de ambos con los vecinos del pueblo se limitaban «a las típicas, al ir a comprar a las tiendas…». En repulsa a este asesinato machista, las mujeres de la región se concentraron en distintas ciudades para arropar a la víctima, cuya familia tuvo que desplazarse de su país natal hasta la región para hacerse cargo de los restos de la chica, que aquí solo tenía a su verdugo.

VILLANUEVA DEL FRESNO

Natividad Chávez, 91 años

Fecha del asesinato: 22 de febrero de 2017

«Os pedimos que paréis ya, porque no sabéis el dolor que sentimos cuando vemos la desgracia ocurrida en nuestra familia denominada violencia de género», rezaba un comunicado de la familia Antequera Chávez, en el que los hijos pedían que el asesinato de su madre a manos de su padre no se contabilizara como violencia de género. Relataban que el crimen se debía a que el hombre, de 92 años, «se veía cada vez más torpe» para cuidar de la que había sido su mujer desde hacía 54 años y enferma desde 15 años atrás. «Me decía que me iba a dar otra carga más y él no quería darme más trabajo. Esto le obsesionaba y hace dos meses comenzó a estar un poco depresivo, llevándole su cabeza a ver esta salida», afirmaba una de las hijas de la pareja. El hombre hirió a su mujer en el cuello con un arma blanca, lo que le causó un fallo multiorgánico en el hospital que le provocó la muerte, y después ingirió fármacos. 

ARROYO DE LA LUZ

Sofía Tato Pajares, 41 años

Te puede interesar:

Fecha del asesinato: 24 de agosto de 2017

Defensa propia. Es lo que alegó Santiago Cámara en el juicio por el asesinato de su esposa. Fue ella la que murió. Sofía Tato era natural de Guipúzcoa, pero hija de emigrantes de Arroyo de la Luz, localidad a la que volvió por su marido, a quien conoció años atrás en los veraneos de la familia. En este pueblo cacereño, donde ejercía como ama de casa, se le veía ese verano a menudo en la piscina municipal junto a sus niñas de 8 y 11 años, que estaban en el hogar conyugal en el momento del fatal suceso. Santiago era encofrador y sobre él no pesaban denuncias previas por malos tratos. En el pueblo se les definía como un «matrimonio normal» y no constaba que tuvieran ningún problema. Describirían que los hechos tuvieron lugar durante una fuerte discusión del matrimonio, en la que ella cogió un cuchillo de cocina, arma con la que él le asestó una puñalada en el pecho. Santiago ingresaría en el hospital por una herida en el tórax. Quedaría en libertad tras 93 días en prisión.