El desorbitado incremento que desde mediados del año pasado han experimentado los precios de las materias primas para la construcción y el impacto que ha tenido esta escalada de costes en la contratación de obra pública han sido el objeto de unas jornadas que se han celebrado en Cáceres, el pasado martes, y en Badajoz, ayer, bajo el título ‘La contratación de obra pública en la era post-pandemia: la revisión de precios’. Javier González Ambel es vicepresidente de la Confederación Extremeña de la Construcción (CEC), una de las entidades que las ha organizado, junto a la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de Extremadura y con la colaboración de la Cámara de Comercio de Badajoz y la Escuela Politécnica de Cáceres. González Ambel ocupa, además, la presidencia de la Federación de Promotores y Constructores de Badajoz, que echó a andar el pasado mes de noviembre.

¿Por qué era importante organizar estas jornadas ahora?

Porque la subida de los precios de los materiales está suponiendo ya más de un 22% de aumento en el coste de las obras de construcción. Hay muchas empresas que están cerrando o que están abandonando las obras porque no pueden continuar en estas condiciones. Es una causa sobrevenida que es ajena a la voluntad de los agentes que intervienen en el sector, pero un problema al que hay que buscarle una solución.  

¿Ya hay entonces constructoras que están abandonando obras públicas que les han adjudicado ante la imposibilidad de repercutir estos sobrecostes?

Sí, empresas que prefieren perder el 5% de la fianza a continuar con la obra y perder el 20%. Ya de por sí las obras suelen cogerse muy a la baja, porque el sistema que se ha impuesto es el de ir muy al límite y casi con riesgo. Te juegas que te salga bien o mal dada la competitividad que hay. Si encima la subida de los materiales no se refleja en una actualización de precios, esto se hace inviable. Y también hay muchas obras cuyo concurso se está quedando desierto, porque no se sabe cuándo va a parar la subida. Hay proyectos que son muy ágiles, pero también otros que van muy lentos, que a lo mejor tardan varios meses desde la adjudicación hasta que comienzan los trabajos, con los incrementos en los precios de los materiales que pueden producirse en ese periodo. 

¿Y qué repercusión está teniendo esta escalada de precios en el caso de la obra privada?

Sucede algo parecido. Aquí habitualmente no se pide el 5% de fianza, por lo que muchas veces lo que se le dice al cliente es que en esas circunstancias no se puede continuar y que se tiene que parar la obra y abandonar. Pero ahí ya se trata de negociaciones entre particulares. 

«También hay muchas obras cuyo concurso se está quedando desierto porque no se sabe cuándo va a parar la subida de costes»

¿Qué materiales son los que más se están disparando?

Es que se están disparando todos. El hierro casi se ha duplicado, pero también los aislamientos térmicos o todos los materiales que necesiten de un proceso de cocción que requiera de gas, como los ladrillos o la cerámica.  

¿Y por dónde pasa la solución?

Antes siempre había una cláusulas de revisión en los contratos, pero como llevamos muchos años en los que los precios se movían poco, actualmente casi no se colocan en los pliegos. Habría que volver a incluirlas y que los contratos que ya se han firmado también se puedan acoger a ellas. Es verdad que es una cuestión complicada, porque hacer una actualización de precios también supone un desajuste económico para la Administración, que tiene que dotar de presupuesto a obras ya adjudicadas.

Este problema se suma también al de la falta de mano de obra que el sector arrastra ya hace años...

Con la crisis del 2008 muchos trabajadores abandonaron el sector y se fueron a otros, como la agricultura. Luego, tampoco ha habido formación y los jóvenes tienen poco interés en esta actividad. Imagino que, con esta falta de mano de obra, el sector cambiará y en un futuro se irá mucho al prefabricado. Pero hasta que esto se vaya imponiendo, pasará tiempo. España, precisamente, no está muy metida en este tema, como sí sucede en otros países como Estados Unidos.   

¿Qué balance hace de este año para el sector? 

En general, malo. 

Pero se ha hablado incluso de la posibilidad de una nueva burbuja inmobiliaria por la reactivación del mercado...

Es verdad que los precios suben pero porque hay poca oferta. Puede haber cierta burbuja en cuanto a subida de precios, pero no porque se esté construyendo más.