Cada vez con menos margen para llegar a un acuerdo con el Gobierno, los transportistas mantienen el paro nacional previsto entre los días 20 y 22 de diciembre (del lunes al miércoles próximos), en plena campaña navideña. Desde una de las asociaciones convocantes, Fenadismer, se consideró ayer que las medidas ofrecidas hasta ahora por el Ejecutivo «no resuelven la grave situación económica que atraviesan los autónomos y las pequeñas y medianas empresas transportistas por el imparable aumento del gasóleo», a la vez que se calificó de «sorprendente» que tras el encuentro del pasado martes con representantes del Ministerio de Transportes no haya vuelto a haber «contacto alguno», motivos por los que su asamblea general aprobó continuar con la convocatoria. 

En paralelo, también la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM) decidió por unanimidad seguir adelante con los paros, ya que la situación no ha variado y se está esperando una propuesta por escrito del Gobierno que suponga un avance en la problemática que sufre este sector, se argumentó. Por el momento, se añadió, no hay previstas nuevas reuniones con el ministerio, aunque se aseguró que se mantiene el «talante negociador».

En Extremadura, las organizaciones de transportistas confían en que el cierre patronal, si finalmente se produce, sea secundado de una forma mayoritaria. «Lo que me trasmiten nuestros socios es que van a parar, creo que va a tener un seguimiento importante. Todas las cooperativas de transportistas y las empresas que tenemos asociadas están convencidas de que, si no hay acuerdo, habrá que hacerlo», esgrime Mario Aza, secretario general de la Agrupación Gremial de Transportistas de Extremadura (AGT), que estima que «aproximadamente un 80%» de estos profesionales apoyará el paro patronal. Desde este colectivo se sitúa en unas 1.500 el número de empresas de transporte en la región, entre autónomos y sociedades, y se estima que la flota de camiones se mueve en torno a los 3.500. 

Los objetivos

Lo que se persigue, subrayó Aza es, en primer lugar, «la dignificación de la profesión», de forma que no se tenga al conductor «largos tiempos de espera en carga y descarga» ni se le obligue a realizar estas operaciones. «Ya tiene bastante con conducir nueve o diez horas al día como para que cuando llegue le toque descargar 24 toneladas. No cabe en cabeza humana, ni en términos de seguridad y riesgos laborales ni en los de seguridad vial», arguyó. Por otra parte, agregó, lo que necesitan las empresas del sector en estos momentos «es una inyección económica inmediata», dado el imparable aumento del coste del combustible. «¿Y cómo se consigue eso?, con una revisión de los precios del transporte con carácter retroactivo desde enero de 2021 hasta la fecha en función de la variación del gasóleo». «Me gustaría que el Gobierno cediera y no hubiera paro, pero en el caso de que siga en sus trece, no se descarta que haya uno indefinido», remachó.

Miguel Ángel Sánchez, presidente de la Asociación Empresarial de Transportes de Extremadura (Asemtraex), mostró ayer pocas expectativas de que se llegue a un acuerdo que frene la convocatoria. «Me temo mucho que no va a haberlo». Si se produce el cierre patronal, confió en que en Extremadura haya «un respaldo mayoritario y que se secunde», alegó. Aunque prefirió no hacer estimaciones del seguimiento que podría tener en la región, precisó que «los ánimos se están calentando, porque se nos está tomando el pelo y eso puede producir un movimiento importante». «Hace treinta años que lo que pedimos es un gasoil profesional, y en lugar de eso lo que tenemos es que nos lo han subido más de un 40% en menos de un año. Con eso se nos está asfixiando, y encima nos dicen que nos van a cobrar por las autovías. Es que es ya insoportable lo que estamos aguantando», concluyó. 

La Unión de Cooperativas de Transportistas de Extremadura (Ucotranex) agrupa a nueve entidades que suman «entre quinientos y seiscientos camiones», apunta su presidente, Rafael Rodríguez. Todas ellas cree que se adherirán a la protesta. «Estamos en la misma línea. El sector está muy quemado, así no podemos funcionar porque los costes han subido tanto que estamos trabajando a pérdidas», adujo.