Falta de previsión. Falta de reacción a tiempo. Falta de personal. Es la denuncia que hace el sector sanitario frente a la nueva ola de covid, la sexta, que ha vuelto a poner en jaque al sistema. Los profesionales lamentan que una y otra vez tengan que trabajar en situaciones casi al límite porque no hay recursos. Bajas sin cubrir, contratos precarios que fomentan la fuga de médicos, enfermeros que han de recorrer varios servicios en la misma semana... Las heridas vuelven a sangrar.

El SES decidió despedir a casi el 80% del personal de refuerzo contratado por el covid. La Consejería de Sanidad y Servicios Sociales argumentó que los fondos del Estado se habían agotado y que había menos necesidades. Pero las listas de espera siguen ahí.

Ahora se han vuelto a hacer contrataciones, unas 250, en servicios como rastreadores, enfermeros, técnicos de cuidados auxiliares, administrativos y celadores. Pero sigue siendo insuficiente.

Ahora mismo, según los datos de la propia Administración regional, la temporalidad en sanidad supera el 20%. Hay un plan trazado: ejecutar varias ofertas públicas de empleo con casi 2.000 plazas para rebajar esa temporalidad a casi el 8%. ¿El plazo? Antes de finales de 2023. 

De momento, el clamor de los profesionales extremeños es unánime: «Estamos agotados y con contratos temporales», expresan ante la realidad actual.

La sexta ola

En esta sexta ola, a pesar de la facilidad de contagio, los síntomas de los infectados son más leves, la presión hospitalaria no se ha disparado y las UCIs están controladas; pero la huella del covid sí es profunda en la Atención Primaria. Los centros de salud no dan abasto para atender a los pacientes expuestos al virus. Las quejas de los usuarios son constantes por no encontrar cita con su médico de cabecera. Y, ante la falta de respuesta, los usuarios acuden a Urgencias en busca de una PCR que les saque de dudas, sobre todo en estas fechas donde la familia y los grupos de amigos se reúnen con frecuencia. Y teniendo en cuenta que son las segundas Navidades condicionadas por la pandemia.

A continuación, una enfermera de UCI de Badajoz, un médico de familia también de Badajoz y una enfermera de Urgencias de Cáceres hablan de su experiencia en primera persona y le ponen voz al contexto actual de los profesionales sanitarios. 

Victoria Barroso Martínez. SANTI GARCÍA

«Que siempre haya sido así no significa que esté bien»

VICTORIA BARROSO MARTÍNEZ. Enfermera de UCI en Badajoz

«Pasamos de tener mucho personal de refuerzo por covid a quedarnos casi con menos gente que antes cuando todos esos contratos desaparecieron. No solo hay que ampliar recursos por el coronavirus, sino en general, sobre todo porque hay otros pacientes de los que no nos hemos podido acordar durante bastante tiempo», expresa Victoria Barroso Martínez, enfermera en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Universitario de Badajoz. 

«Ahora se vuelve a hablar de la temporalidad en la sanidad, pero siempre ha sido igual. Tengo muchos compañeros que solo los llaman en Navidad y los veranos, y algunos cubren varios servicios a la vez, eso es lo habitual. Pero que siempre haya sido así no significa que esté bien», añade esta sanitaria.

Ella empezó a trabajar semanas antes de que se declarara la crisis sanitaria, en enero de 2020, de manera que casi toda su experiencia laboral es con pacientes covid. El año pasado, por esta fechas, lanzaba un mensaje de alerta para evitar que las reuniones familiares y de amigos por las fiestas navideñas desembocaran en un tercera ola para la que, aseguraba, el personal sanitario ya no tenía fuerzas: «Fue peor de lo que esperábamos, hubo que abrir otra UCI». Extremadura llegó a la máxima incidencia de todo el país. «Desde que empezó la vacunación todo ha cambiado», afirma. 

Juan José Torres Vázquez. ANDRÉS RODRÍGUEZ

«En Atención Primaria la saturación que estamos viviendo es tremenda»

JUAN JOSÉ TORRES VÁZQUEZ. Médico de familia en Badajoz (Ciudad Jardín)

«Se ha desbordado el agotamiento que arrastramos. La saturación de la Atención Primaria ahora mismo es tremenda», manifiesta Juan José Torres Vázquez, médico de familia en el centro de salud de Ciudad Jardín, en la capital pacense. También ejerce de vocal de Atención Primaria en el Colegio de Médicos de Badajoz.

Cuenta que actualmente la realización de pruebas covid o los trámites administrativos de bajas laborales por la cuarentena «están haciendo aumentar las consultas telefónicas, en perjuicio de la atención presencial a otras patologías».

Por ello, asegura que se están dando pasos atrás en el sistema sanitario: «Se anuncia que se va a reforzar con enfermeros y administrativos, y nos parece bien, pero no se habla nada de médicos. Dicen que no hay, y eso no es cierto, lo que no existen son condiciones laborales que permitan fidelizarlos, por lo que se ven obligados a emigrar a otras comunidades y al extranjero. Sin ir más lejos, al otro lado de la Raya tenemos a casi un centenar de médicos extremeños porque se les ofrecen mejores contratos».

Asimismo, explica: «Que un mismo médico de familia permanezca en su puesto atendiendo a la misma población, que lleve 10 o 20 años con un mismo colectivo, es más determinante para la salud del mismo que otras intervenciones, porque conoce a sus pacientes».

Este sanitario concluye: «La Atención Primaria ha muerto tal y como fue concebida. Estaba herida antes de la pandemia, pero esta ha venido a certificar su defunción; hemos vuelto a la ambulatorización, con el desprestigio que supone». 

Y apostilla: «La llegada a Urgencias de hospital de pacientes que tenían que haber sido vistos por el médico de cabecera es el fracaso». 

Verónica Correa Gil. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

«El médico no puede coger el teléfono y vienen a Urgencias»

VERÓNICA CORREA GIL. Enfermera de Urgencias en Cáceres

«La gente tiene fiebre o se encuentra mal y no sabe qué hacer. En los centros de salud el médico de cabecera no les puede coger el teléfono, no les dan cita porque la Atención Primaria está saturada, entonces se desconciertan y se vienen a Urgencias a por una PCR. Pero no es el sitio porque nosotros atendemos mil cosas más graves, que es para lo que estamos, no para hacer cribados. Y al final acabamos también saturados. Es lo que está pasando estos días. Pero yo entiendo a la gente, que anda como pollo sin cabeza. Vender test no es la solución, pero es lo que tienen a mano, y hay mucho agobio, aunque debemos relajarnos un poco. Ahora ya han empezado los puntos de cribados masivos». Habla Verónica Correa Gil, enfermera de Urgencias en el hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres.

«El covid -continúa- ha evidenciado la precariedad que hay en sanidad y la falta de recursos que tenemos, entre otras cosas porque el personal se va a otras comunidades autónomas porque ofrecen contratos más largos y más estables. Es cierto que ahora han metido a gente, pero todo muy escaso y con pinzas».

Esta sanitaria también pidió el año pasado responsabilidad para evitar la ola que llegó tras la Navidad. En esta ocasión, su reivindicación va hacia la sobrecarga de trabajo y la necesidad de refuerzos: «Hay bajas por agotamiento».