Ocurrió en la primera ola de la pandemia con las mascarillas y ahora la situación se repite con los test de autodiagnóstico para el covid-19 que se pueden adquirir en las farmacias. Están viviendo un auténtico boom en las últimas semanas debido al aumento de la incidencia conjugado con las fiestas navideñas y tras agotarse el suministro justo antes de Nochebuena, los pocos que pueden encontrarse han llegado a multiplicar su coste por tres.

Al tratarse de un producto sanitario y no un medicamento, en España el precio no está regulado y lo que paga el consumidor depende de cada farmacia. Al respecto, los colegios oficiales aseguran que la causa del incremento está en la distribución y la especulación de los intermediarios y dicen que se trata de algo puntual: en breve se normalizará el suministro y con él, el precio. 

 «El precio es libre, cada uno pone el margen que considera que debe ganar, pero nosotros recomendamos que sean prudentes. Para vender un test a 15 euros y que te llamen ladrón, mejor no venderlo», afirma Pedro Claros, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Cáceres. «El problema es que no hay oferta y tenemos que comprar lo poco que nos ofertan al precio que nos ofertan, o no tenerlo. Y claro, si uno tiene mucha presión de sus usuarios...» continúa. 

Según Claros, el precio de los test covid en distribución se puede haber incrementado «un cien por cien e incluso más» porque todos se fabrican en el extranjero (China sobre todo) y debido a la alta demanda también escasean en este eslabón de la cadena. «Se compra a fabricantes extranjeros que se ofrecen por internet, o intermediarios que han hecho acopio de China, empresas que tienen una licencia activa de exportación y ahora venden los test a precio de oro. Es una jungla, la gente está especulando con los test lo mismo que se especuló con las mascarillas», afirma. 

Diferencias por regiones

Y en Extremadura además, con una dificultad añadida: estamos lejos de los centros de distribución, los aeropuertos de Madrid y Barcelona o el puerto de Valencia, que es donde se establece el tráfico de mercancías internacionales. «Nosotros tenemos que pedir los test a nuestros almacenes de Cáceres y Badajoz, o meterme yo (como farmacéutico) a la aventura y mandar el dinero a una empresa suiza que me promete que cuando lo reciba me manda los test por paquetería», afirma Claros para responder a las voces críticas que aseguran que los test son más caros en Extremadura que en otras zonas del país como Madrid. 

Un extremo que desmienten desde la Asociación de Consumidores de Extremadura (Ucex). El colectivo apunta que el coste de los test solo depende del sector farmacéutico. En Extremadura, el precio medio de este producto desde que se puso a la venta sin receta el pasado verano ha sido de 3,50 euros. En las últimas semanas sin embargo, la Ucex ha encontrado farmacias en las que se han vendido por 10 euros incluso 12. En otros establecimientos del país han llegado a 22 euros, un precio muy superior al localizado en Extremadura.

«Es un precio libre que lo ponen tanto los proveedores que facilitan los test a la farmacia como el farmacéutico. Y sí que es verdad que fruto de la demanda, pues se ha incrementado», afirma la técnico de Consumo Lali Bermejo. Desde la asociación recuerdan que la venta de test en España solo está autorizada en las farmacias y aunque se pueden adquirir fácilmente por internet, recomiendan acudir siempre a la botica. «Es un producto que vamos a utilizar de forma médica y sin ningún tipo de duda, el consejo del farmacéutico hace que me pueda asesorar para realizar la prueba, e incluso hay farmacias que hacen ellos mismos», explica Bermejo. 

Desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Badajoz su presidente, Cecilio Venegas pronostica que «en breves días» se restablecerá el suministro de los test y los precios volverán a la normalidad. «Eso no es porque lo haya gravado el farmacéutico, sino porque en origen se ha puesto más caro, a los distribuidores y a los mayoristas de los mayoristas. Es lo mismo que pasó en su día con las mascarillas», insiste Venegas, que recuerda que ya desde los colegios oficiales se planteó al Ministerio de Sanidad que se regulara el precio del producto para evitar esta guerra.