Hace algo más de una semana que la Comisión Europea lanzaba la polémica propuesta: reconocer la energía nuclear como verde al menos hasta el año 2045. Bruselas planteaba clasificar a la atómica y al gas como fuentes necesarias para la transición hacia una generación sin emisiones de dióxido de carbono. Las miradas se dirigieron hacia Extremadura inevitablemente, una de las comunidades autónomas del país que mantienen un central nuclear para la que ya hay fecha de cierre, antes de ese año 2045.

Tras ese anuncio, desde la Junta de Extremadura manifiestan: «Con respecto a la propuesta de cambio en la taxonomía planteada por la Comisión Europea, nosotros nos alineamos con la postura contraria declarada por el Gobierno de España. Esto implica apoyar el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), cuyas medidas y previsiones fueron aprobadas por Bruselas; por lo que desde Extremadura no se esperan cambios bruscos en la hoja de ruta para la descarbonización y la neutralidad climática de nuestra economía. De esta forma, no se contemplan alteraciones en el calendario de cierre de las centrales nucleares, para lo cual sería necesario modificar el propio PNIEC, una contingencia que no se baraja ahora mismo».

De este modo, se mantienen las fechas ya establecidas. La empresa responsable de recoger, tratar y almacenar los residuos radioactivos de las centrales nucleares en España (ENRESA) prevé que las tareas de desmantelamiento de Almaraz comiencen tres años después del cese de su actividad productiva. Por lo que ENRESA iniciaría esta labor en 2031 ya que la Unidad 1 cesará su actividad en 2027 y la Unidad 2 en 2028.

Más allá de los planes energéticos, el futuro de Almaraz es más bien económico. Las empresas propietarias (Iberdrola, Naturgy y Endesa) ya no consideran que la central sea rentable.