Ha sido un día de muchos reencuentros, pero también de ausencias. El segundo trimestre del curso escolar arrancó ayer en Extremadura para más de 170.000 alumnos extremeños con un nuevo año por delante, en medio de la sexta ola contagios de covid y con 250 docentes de baja, muchos de ellos a causa del coronavirus. El número de alumnos que faltaron ayer a las clases por la infección, sin embargo, no se desveló. Varió en función de cada clase, pero algunos centros consultados hablan de más de un 20% de ausencias entre sus estudiantes. Desde la Consejería de Educación destacan que el retorno transcurrió con «normalidad» y explican que «los casos de alumnos registrados durante el periodo vacacional no se han comunicado en su totalidad a la Unidad Covid por producirse en periodo no lectivo, por lo que los datos de los centros que sí los han comunicado no los podemos dar por válidos. Aún así, las llamadas que ha hecho la Inspección Educativa no han detectado nada fuera de la normal».

En cuanto a los docentes, para cubrir a esos 250 maestros y profesores que no se incorporaron ayer a los colegios (el 1,6% de los 16.000 totales), Educación lanzó una convocatoria, a través del sistema telemático de llamamientos, para contratar a interinos que suplan las ausencias notificadas hasta la mediodía de ayer (no tienen la obligación de hacerlo mientras están de vacaciones). Son 250 plazas, de las que 144 pertenecen a colegios de Infantil y Primaria y el resto, 106, a institutos

Según explicó ayer el secretario general de Educación, Francisco Javier Amaya, este sistema de llamamientos se ha mejorado en los últimos meses para agilizar las contrataciones a causa del covid. Es por esto, que hoy está previsto que se adjudiquen estas plazas y que mañana lleguen a los centros con bajas los sustitutos necesarios, según dijo en una entrevista en Canal Extremadura Radio.

Por lo demás, los colegios de la región cerraron ayer sus puertas sin clausurar ninguna clase por un alto índice de contagios. Solo permanecen cerradas tres aulas del primer ciclo de Infantil, que retomó la presencial la semana pasada. No obstante, las normas han cambiado en este nuevo retorno escolar. Hasta ahora se consideraba que podría haber transmisión comunitaria en un aula cuando se registraban tres casos positivos y que las aulas burbujas (los grupos estables de convivencia que van de 1º de Infantil y 4º de Primaria) se confinaban al completo al registrarse solo un caso positivo, pero ahora tiene que haber al menos 5 contagios o un 20% de los alumnos infectados para que se tome esa decisión y se aísle a todo un grupo.  

Protocolo en revisión

Técnicos de Sanidad y Educación estaban ayer ultimando la revisión del protocolo que se enviará a los con estas nuevas medidas. Y aunque la estrategia nacional alivia así las cuarentenas de los contactos estrechos, Amaya avanzó que en Extremadura se está viendo la posibilidad «de que al menos desde Educación podamos tener controlados cuáles son los contactos estrechos». Cuando el contacto esté vacunado tendrá que extremar las precauciones pero no guardará cuarentena, mientras que si no está vacunado también irá a clase en grupos burbujas, pero en cursos superiores será decisión de Salud Pública.

«El referente debe ser la ESO y Bachillerato donde se estudian los contactos estrechos a la hora de determinar qué alumnos deben hacer cuarentenas y cuáles no y también ese número de 5 o del 20%», dijo Amaya. A su juicio, la experiencia de los meses pasado avala esta decisión. «Durante el primer trimestre de este curso estuvieron cerradas el 7,86% de las aulas, pero solamente hubo un 1,23% de alumnos positivos. Y el curso pasado hubo un mismo grupo que estuvo hasta tres veces en cuarentena, lo que implica 30 días lectivos en sus casas. Por ello, creo que es mucho más interesante utilizar el referente de los institutos y, por tanto, el estudio de los contactos estrechos, para garantizar la presencialidad el mayor número de días posibles también en Primaria y sobre todo teniendo en cuenta el avance de la vacunación», precisó.

El secretario general insistió en que con la evolución de la pandemia, que pronto cumplirá dos años, el covid-19 «comienza a tratarse como una enfermedad común». De hecho, insistió en que los cambios en los protocolos pretenden «dar un paso más en la conciliación y en una progresiva normalización de la enfermedad». Aun así, Amaya espera que en estas primeras semanas del segundo trimestre, pese al auge de los contagios, reine la prudencia y la comunidad educativa al completo reduzca la actividad a la esencial, que es la vuelta presencial a las aulas. «Es clave en estas primeras semanas de enero», señaló. 

Desde la Federación Asociaciones Madres y Padres de Alumnos de centros públicos (Freampa) reconoce que hay incertidumbre entre las familias, «como la hay a nivel general», pero insisten en que los centros educativos, hasta la fecha, han demostrado ser espacios seguros. «Nosotros siempre hemos apostado por la presencialidad, los centros han demostrado ser lugares ejemplares y donde menos contagios ha habido y confiamos en los expertos que han decidido el cambio del protocolo», señala la vicepresidenta de la Freampa, Maribel Rengel. Eso sí, instan a la administración a cubrir las bajas docentes con máxima celeridad.