Un paciente que necesite una intervención quirúrgica (no urgente) debe esperar una media de 130 días para entrar en un quirófano del Servicio Extremeño de Salud (SES). Es una espera larga, de las más largas del país, aunque hay cuatro comunidades en las que hay que aguardar todavía algo más de tiempo para una operación: Castilla-La Mancha (189 días de media), Aragón (166), Cataluña (152) y Andalucía (137). Esta comparativa la revela la memoria de 2021 del Defensor del Paciente, una asociación nacional con 25 años de existencia, que recoge las denuncias de negligencias médicas en el país para instar a cambiar aquello que necesite ser mejorado en la sanidad. 

Y según este colectivo, el principal problema que tiene el sistema de salud extremeño es la lista de espera quirúrgica, que supera en nueve los 121 días de media registrados en el conjunto del país y duplica la situación del País Vasco, la región con la espera más bajas (62 días de media). «Es el talón de Aquiles de Extremadura», señala el informe. La región tiene, además, la mayor tasa de población del país pendiente de una operación: 21.924 extremeños están a la espera de una cita para pasar por el quirófano. Las especialidades de Traumatología (5.915 personas), Oftalmología (4.540), Cirugía General y Aparato Digestivo (3.182) son las que acumulan más casos. Y las zonas sanitarias con más demoras son, por este orden, Badajoz, Mérida, Don Benito y Llerena-Zafra. 

Los datos coinciden con los últimos publicados por el Servicio Extremeño de Salud, referente al primer semestre del 2021. Está previsto que pronto se conozcan los del segundo semestre. 

Las listas de espera son, de hecho, el principal motivo de denuncia y reclamación en Extremadura, según la memoria de esta asociación nacional. Le siguen los servicios de Urgencias, las especialidades de cirugía general y traumatología y en quinta posición, el transporte sanitario. En cuanto a los hospitales más denunciados en general destacan en primer lugar el complejo universitario de Badajoz, seguido del de Cáceres, el hospital de Don Benito-Villanueva de la Serena, el complejo de Mérida y, por último, el hospital de Plasencia. 

En total, durante el 2021, este colectivo contabilizó 283 casos de negligencias médico-sanitarias en la comunidad, 34 más que un año anterior, lo que supone un aumento del 12%. En 18 del total de los casos el resultado fue la muerte del paciente. Sin embargo, Extremadura se mantiene como una «zona tranquila» en las estadísticas de negligencias. «Es una de las comunidades en las que menos se han acrecentado estos asuntos. Las cifras oscilan más o menos en los parámetros de años pasados, puesto que si hacemos la media de los últimos diez años resulta que en Extremadura se suelen dar unos 300 casos al año», explica el informe.

Las deficiencias del sistema, no obstante, se han agravado y especialmente a raíz de las exigencias que ha traído el covid-19. «En los últimos cinco años las cifras de población en situación de espera se han duplicado debido a que el pronóstico ha sido desacertado a todas luces», denuncia el colectivo, que lamenta, además, que por este empeoramiento de las listas la sanidad pública haya aumentado los convenios con la sanidad privada. «Si a eso añadimos la alteración en las estructuras sanitarias y el desgaste en los profesionales del SES generado por la pandemia, resulta complicado poder recuperar y mantener la actividad del sistema dentro de los límites de normalidad», advierte.

El informe publicado ayer llama también la atención sobre el «desmantelamiento sanitario en muchas zonas rurales» (no especifica cuáles) y urge una política de contratación de profesionales «más atractiva» por parte del SES. Habla, en concreto, de contratos precarios, temporales, falta de personal de enfermería y celadores, de bajas sin cubrir y de fuga de médicos. También de la necesidad de «reinventar» en todo el país el modelo de Atención Primaria.