Más de 300 familias han solicitado plaza para sus hijos en las nuevas aulas del primer ciclo de Educación Infantil que estrenará la región el próximo mes. Son 31 aulas para alumnos de 1 y dos 2 que se abrirán el 15 de febrero y que han tenido una respuesta desigual durante el proceso de admisión que abrió la Consejería de Educación la semana pasada.
«En líneas generales estamos bastante satisfechos con la respuesta, teniendo en cuenta que ha habido un plazo muy pequeño para cursar las solicitudes (5 días), que es un programa que se aprobó por el ministerio en noviembre y comienza a mitad del curso y que la entrega de solicitudes en las delegaciones provinciales ha sido en una semana de una alta incidencia del covid-19. Por eso, excepto en algunos casos localizados, estamos satisfechos», valora el secretario general de Educación, Francisco Javier Amaya, a este diario.
El 40% de las plazas aún vacantes
Lo cierto es que las plazas ofertadas no se han cubierto en su totalidad. Las 31 nuevas aulas que se suman al programa experimental Aulas 1-2 en la región cuentan con una oferta total de 523 plazas y se han recibido un total de 304 solicitudes, un 60% del total. Pero se van a seguir admitiendo alumnos en aquellos centros con plazas vacantes a lo largo de todo el curso. En concreto, hay cinco aulas en las que la demanda supera a la oferta: en el colegio Nuestra Señora de los Remedios de Hornachos (18 plazas y 19 solicitudes); en el CEIP Santa Florentina de Madrigal de la Vera (13 plazas y 16 solicitudes); en el colegio Sebastián Martín de Montehermoso (18 plazas y 20 solicitudes); en el CEIP Príncipe de Asturias de Montijo (18 plazas y 19 solicitudes); y en el Campo Arañuelo de Navalmoral de la Mata (18 plazas y 30 solicitudes).
En el lado opuesto, hay también seis aulas, ubicadas además en las ciudades de Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia, en las que la demanda es muy baja y se han quedado incluso por debajo del mínimo impuesto por Educación para abrir el aula: 5 alumnos.
Esto es lo que ocurre en los colegios pacenses Cerro de Reyes (18 plazas y 3 solicitudes) y Santa Engracia (18 plazas y 4 solicitudes); en el colegio cacereño Gabriel y Galán (18 plazas y 4 solicitudes); en los centros emeritenses Antonio Machado (18 plazas y 2 solicitudes), José María Calatrava (18 plazas y 3 solicitudes) y Nuestra Señora de la Antigua (18 plazas y 3 solicitudes). Y sucede lo mismo en el colegio La Paz de Plasencia (18 plazas y ninguna solicitud).
Aún así, todavía no está descartado que estas seis aulas no se vayan a abrir en febrero. Estos colegios en concreto atienden a una población escolar que pertenece a entornos vulnerables y precisamente por eso la consejería va a intentar por otros mecanismos informativos hacer llegar la iniciativa a las familias con el fin de que superen los 5 matriculados y puedan abrir sus puertas. «Hasta el 15 de febrero aún tenemos margen para incrementar el número de alumnos, pero si alguna se tiene que retrasar a marzo o abril para lograr el mínimo de alumnado, se hará. Estamos trabajando para que se abran todas».
Acceso a los servicios complementarios
Porque el objetivo final de este programa es aumentar la escolarización entre los más pequeños en general y en las zonas más desfavorecidas, en barrios de clases más bajas o con menor acceso al primer ciclo de infantil, en particular, ya que además los matriculados en estas aulas podrán tener acceso a todos los servicios complementarios que tenga el centro, como aula matinal o comedor, por ejemplo. Por eso se han elegido los centros que cumplían ciertas características en las zonas urbanas, con el fin de garantizar la igualdad de oportunidades.
«La reflexión que hacemos del resultado de la admisión en las ciudades es que al ser centros situados en zonas muy singulares, requiere un esfuerzo comunitario que va a más allá de la propia consejería, que contacte directamente con los servicios sociales, porque está demostrado que a las familias beneficiarias este recurso no les llega por las vías oficiales de comunicación», señala Amaya. Por eso, añade el secretario general de Educación, se está optando por usar otras «estrategias», como la vinculación con los servicios sociales o el trabajo con los ayuntamientos, para hacer llegar esta iniciativa y aumentar la matriculación.
«Las experiencia nos dice que las aulas terminan por llenarse»
«Estamos convencidos de que cuando estas nuevas aulas se implantan en los centros, la situación mejora y las aulas terminan por llenarse. Nos lo dice la experiencia piloto que ya existe con 10 aulas en la región y ha pasado en colegios que ahora no cubren su oferta, como en el Manuel Pacheco de Badajoz, que ya tiene un aula para alumnos de 2 años con 18 plazas y 17 matriculados y ahora para en el aula de 1 año se han inscrito ocho alumnos», dice Amaya. Por eso, señala, que van a seguir apostando por la gratuidad de estas aulas en barrios desfavorecidos para garantizar la igualdad de oportunidades y la escolarización temprana, con la que se persigue luchar contra el fracaso y el abandono escolar.
En las zonas rurales, por su parte, se ha dado prioridad para la elección de los centros a aquellos municipios que ni siquiera tenían una escuela infantil, ni pública ni privada. Y en el caso de algunos centros donde hay más demanda que oferta, como ocurre en Navalmoral, «las familias tendrán la opción en el otro centro que hay en la ciudad».
Un programa de futuro
Al margen de la situación en estos once centros (en las 6 aulas que no llegan al mínimo de matriculados y en las 5 con más solicitantes que plazas), la oferta en las 20 aulas restantes no se ha cubierto del todo, aunque se ha quedado muy cerca en varias de ellas y todas superan los 5 matriculados. De todas formas, mientras haya plazas disponibles se podrá seguir admitiendo a nuevos alumnos aunque sea fuera del plazo oficial.
Aún así, a pesar de no estar al completo, todas estas abrirán sus puertas el próximo 15 de febrero y volverán a estar disponibles también a partir del próximo curso. Porque aunque todavía sea un programa experimental, la idea es seguir sumando aulas nuevas del primer ciclo de Infantil en centros públicos de la región durante los próximos tres años (hasta 2.100 nuevas plazas) y que todas ellas se incorporen a la estructura del sistema educativo de manera permanente.