Jóvenes que a menudo viven por primera vez en un país distinto, con lo que eso supone de independencia y de conocimiento de culturas diferentes, pero también estudiantes que pueden completar su formación con el aprendizaje de un idioma o escogiendo dentro de una oferta académica que no tienen en sus universidades de origen. «Te abre al mundo»; «debería ser obligatorio»; o «es una experiencia inolvidable», son algunas de las ideas que más se repiten entre los estudiantes que han disfrutado de las becas de movilidad universitaria europea Erasmus. Un programa de los más longevos y de más éxito de la UE y que este año cumple tres décadas y media de existencia. Creado en 1987, su nombre es el Acrónimo de European Region Action Scheme for the Mobility of the University Students, a la vez que un homenaje al humanista Erasmo de Róterdam. Lo impulsó la profesora italiana Sofia Corradi, que en 2016 recibió el Premio Europeo Carlos V de la Fundación Yuste, y ha prestado apoyo a 11,7 millones de participantes, según datos de la Comisión Europea recabados hasta 2020.

Muy poco después de que echase a andar, en el curso 88-89 se incorporaba a esta iniciativa la Universidad de Extremadura (UEx). Casi 13.000 de sus alumnos han pasado por él desde entonces (55% de ellos mujeres y 45% hombres), 11.835 para cursar estudios y 1.003 para prácticas. También se han beneficiado 1.550 profesores y 280 miembros de su personal administrativo. En sentido contrario, 7.084 estudiantes de otras instituciones europeas han disfrutado de esta experiencia en Extremadura. «Este es un programa que le cambia la vida a todas las personas que participan en él y así nos lo hacen saber los estudiantes, tanto los que van como los que llegan. Para ellos es una experiencia que les marca totalmente su trayectoria personal y profesional. Ahí reside su éxito», esgrime Rocío Yuste, vicerrectora de Estudiantes, Empleo y Movilidad de la UEx, para quien además ha contribuido a la «construcción del modelo europeo».

Portugal, Italia, Reino Unido, Polonia y Francia aparecen como los destinos que con más frecuencia han solicitado los alumnos extremeños. Las facultades de Ciencias Económicas y Empresariales, la de Empresa, Finanzas y Turismo, Filosofía y Letras, Formación del Profesorado, Veterinaria e Ingenierías Industriales, han sido los centros que tradicionalmente han tenido unos índices de participación más elevada. Italia, Francia y Alemania son los tres principales países emisores de estudiantes con dirección a Extremadura.

«Es un programa que le cambia la vida a todas las personas que participan en él»

Rocío Yuste - Vicerrectora de Estudiantes, Empleo y Movilidad de la UEx

La covid-19 hizo que la movilidad de alumnos se desplomase un 50%, hasta unos 250 estudiantes salientes, cuando la media en la UEx ronda los 450 anuales, si bien este año serán unos 415, «y seguro que el que viene volvemos ya a una situación de normalidad», pronostica Yuste, que destaca que la extremeña se mantuvo como universidad abierta al programa Erasmus durante toda la pandemia, lo que ha permitido que se «estabilice» ahora con mayor facilidad. «Hay universidades que directamente cerraron esta posibilidad», incide. En cuanto a los estudiantes entrantes, el año pasado fueron en torno a 120 y este se acercarán a los doscientos. Para buen número de ellos, los que pasarán aquí este segundo semestre, el próximo jueves se celebrará el Welcome Day en Cáceres y Badajoz.

«Con la pandemia, el principal problema ha pasado a ser sin duda el alojamiento»

Gracia Ruiz Rodríguez - Presidenta ESN en Extremadura

Erasmus Student Network (ESN) es una red apoyo a los estudiantes que emprenden este programa. Tiene presencia en cada país y en la mayor parte de las universidades que lo integran. «Lo que hacemos es sobre todo darles la bienvenida cuando llegan, ayudando con todo el tema burocrático y con el alojamiento. Les ponemos en contacto con caseros que son habituales con Erasmus y si no conocen el idioma hablamos nosotros con ellos, les enseñamos las instalaciones de la universidad o hablamos con sus profesores cuando lo necesitan», aclara Gracia Ruiz Rodríguez, presidenta de esta asociación en Extremadura, que cuenta con unos setenta voluntarios repartidos entre Cáceres, Badajoz y Mérida. «Luego, durante su estancia aquí organizamos todo tipo de actividades, desde culturales o deportivas hasta viajes y fiestas», remacha.

Portugal, Italia, Reino Unido, Polonia y Francia son los destinos que más se solicitan en la UEx

Con la pandemia, cuenta que el principal problema ha pasado a ser «sin duda el alojamiento porque si antes había un poco de miedo a los extranjeros, con la pandemia cada vez les alquilan menos o les ponen muchas pegas si vienen solo un cuatrimestre porque quieren gente que esté el año entero». Por lo demás, puntualiza, los llegados tienen pocos problemas de adaptación, tanto porque el tamaño de las poblaciones les permite desenvolverse en ellas con comodidad desde el inicio, como por el coste de la vida. «Al final vivir aquí es barato, lo que les permite perfectamente seguir viajando», señala.

Estas son las historias de siete jóvenes extremeños que decidieron ser parte de esta experiencia. Varios de ellos han continuado después vinculados al proyecto europeo a través de sus trabajos.

Julia Rodríguez Rayego: «Tanto en clase como el resto del tiempo estás en contacto directo con otra cultura»  

Ana Fernández Prieto: «Me ha hecho dar el ‘estirón’ tanto a nivel personal como académico»

Manuel Sánchez: «Te hace más independiente»

Irene Díaz: «La ciudad tiene una diversidad cultural increíble»

Álvaro Reina Illanes: «El Erasmus forja versiones mejoradas de uno mismo» 

Patricia Tejada: «Disfrutas mucho y es un periodo de desarrollo personal»

Marina León: «Me ha ayudado bastante a madurar»