Las manos de Álvaro Sánchez López (20 años) tienen un poder hipnótico cuando está cocinando. Verlo limpiar un pescado, hacer una salsa o mezclar ingredientes es casi una experiencia mística para el espectador. Y no digamos para el comensal que degusta sus platos. Tal habilidad en los fogones y el mimo que pone en cada uno pueden tener muy pronto su merecida recompensa. 

Álvaro estudia el segundo año de grado medio de Cocina y Gastronomía en el Instituto de Formación Profesional La Inmaculada de Granada, pero lleva a Montijo en su corazón. Junto a medio centenar de compañeros está en la recta final del décimo Premio Promesas de la alta cocina, el concurso más importante del mundo para jóvenes cocineros que organiza Le Cordon Bleu Madrid, una conocida escuela privada, de actualidad porque en ella realiza sus estudios Tamara Falcó, marquesa de Griñón. 

Álvaro es el único extremeño en este trance, al que concurre junto con otros aspirantes procedentes de 22 provincias españolas. Este año, como novedad, también participa un candidato extranjero. 

De momento, su videoreceta de Paupiette de salmón rellena de langostinos, pasta fresca estampada y beurre blanc está colgada en las redes para que el público vote libremente. Apenas lleva unos días en internet y el número de visitas aumenta exponencialmente. Este voto popular significará el 15% del voto total, que corresponderá a un jurado profesional. Puede votarse hasta el 1 de marzo. Dos días después se conocerán los diez cocineros que pasan este primer corte y elaborarán, ya ante chefs del máximo nivel, otra receta con ingredientes estrictos el 26 de abril en la Universidad Francisco de Vitoria. En anteriores ocasiones han juzgado los platos de los aspirantes Martín Berasategui, Quique Dacosta, Joan Roca, Andoni Luis Aduriz, o Francis Paniego. 

El montijano da forma al rollo de pescado relleno de langostinos. EL PERIÓDICO

Cocineros no, sí ‘cocinillas’

Álvaro no sintió vocación por los fogones desde pequeño, sino que ésta se fue fraguando con el paso del tiempo y la decisión de formarse como cocinero es relativamente reciente. No tuvo en su familia cocineros, pero sí ‘cocinillas’, y se acuerda especialmente de su padre en ese aspecto. «Estoy muy ilusionado. Espero ser uno de los diez finalistas que lleguen a Madrid. Vivir la experiencia puede ser fantástico», señala el montijano que, tras dos años lejos de Extremadura, echa mucho de menos su tierra. Para luchar contra la nostalgia elabora frecuentemente migas extremeñas, que son distintas de las andaluzas y que sorprenden a sus compañeros de estudios. «Nunca pienso separarme de Extremadura. Siempre tengo ganas de volver y ver a mi gente», sentencia. 

 ¿Qué toque personal le da a la Paupiette con la que concursa? Una paupiette no es más que una preparación culinaria bastante compleja que se presenta en rollos, en este caso de pescado con relleno de langostinos, tipo tartar, con lima, cebollino, espárrago, salmón en remolacha y algas.

Referentes

Todo aspirante a cocinero tiene sus ídolos en el mundo de los fogones. Los de Álvaro son Dabiz Muñoz, por su estilo rompedor, y Joan Roca, por su particular visión de la cocina. Quizá alguno de ellos sea jurado este año de los Premios Promesa de alta cocina. Lograrlo o simplemente pasar a la final no solo significaría un espaldarazo a su carrera sino mucho más. El ganador y el segundo clasificado consiguen una beca de estudios en la academia culinaria de 23.000 y 8.000 euros. El centro del ganador recibiría 1.500 euros y demás finalistas lograrían una ayuda de 2.000 euros en los programas de cocina de Le Cordon Bleu, que tiene 35 escuelas de cocina en 20 países y forma a 20.000 estudiantes en todo el mundo. Para Álvaro Sánchez llegar a la final sería «una gran oportunidad de seguir formándose en una gran escuela y poder enfocar mi futuro hacia objetivos más altos». Ojalá logre sus sueños.