«Sin ciencia no hay futuro» «y sin derechos no hay ciencia», gritaron ayer en todo el país cientos de investigadores en contra de la nueva Ley de Ciencia que, aunque reconocen que añade algún avance a la situación actual (la norma que rige es de 2011), «no acaba de dar los grandes pasos que necesitamos para acabar con la precariedad y dar estabilidad a la profesión», señala Alberto Megías, investigador predoctoral extremeño y secretario de la Asociación de Doctorandos de la Universidad de Extremadura (Aduex). 

Este colectivo, junto a la Agrupación Extremeña de Jóvenes Profesionales de la Investigación (Investiga Extremadura), escenificaron en Badajoz la protesta que se realizó en una decena de grandes ciudades del país.

El anteproyecto de ley que está tramitándose en estos momentos es «insuficiente» y eso les sacó a las calles para reclamar lo que el país necesita para impulsar de verdad un sector que está precarizado y falto de derechos y de igualdad. «No es un hobby, es un trabajo», «no son becas, son contratos» o «salarios precarios, menudo calvario», fueron algunas de las consignas que se escucharon durante la protesta en Badajoz.  

¿Cuáles son los problemas principales? «Esta ley que está a punto de salir no tiene en cuenta ciertos aspectos que nos influyen especialmente a los jóvenes investigadores», apunta Megías. Afecta, especialmente a investigadores predoctorales y postdoctorales (hay 150 investigadores con estos contratos en Extremadura en la actualidad) que suelen ser escasos y dependen básicamente de las convocatorias «muy exigentes» nacionales, pero también de las regionales (que no son anuales) y de las propias que cada universidad quieran lanzar (la UEx tiene el Plan Acción II). Eso se traduce en desigualdad tanto en los salarios, como en la duración de la contratación y también en los derechos. En el caso de los predoctorales han logrado que se desarrolle un estatuto para regular las condiciones laborales de este personal (la mayoría de sus contratos tiene una duración de cuatro años), pero, sin embargo, carecen de esta regulación los contratos postdoctorales. «Una de las cosas básicas que necesita la investigación es un estatuto general para todos; eso hará que dejemos de depender tanto de cada convocatoria concreta». 

Los jóvenes investigadores también denuncian los bajos sueldos, como mucho mileuristas, que les hace difícil prescindir de vivir con compañeros de piso o llegar a final de mes, especialmente en las ciudades más caras, por eso reclaman la modificación de las retribuciones mínimas. 

Al extranjero o a otro sector

Luego también está en «embudo» de la ciencia que no soluciona la nueva legislación nacional. «Hay gente que consigue un contrato predoctoral para iniciarse en la investigación, pero luego hay muy pocos contratos postdoctorales, con lo cual «o nos vamos a buscar la vida fuera de España o nos tenemos que ir a otros sectores. Los cambios que introduce la ley no son suficientes para acabar con este embudo», denuncia Alberto Megías. 

Lo que sí parece que se ha conseguido tras las quejas -«hay que ver cómo sale finalmente en el BOE»- es que se contemple por primera vez una indemnización por la finalización de un contrato. «Al principio no se recogía para los contratos vigentes ahora, pero finalmente se ha reconocido». «Reconocemos que se han dado pasos adelante con esta ley, pero queda un mundo para que podamos tener estabilidad». 

Y las demandas no se acaban ahí: piden a las administraciones que tengan más contacto con las asociaciones para abordar los problemas a los que se enfrentan, el desarrollo de la carrera profesional de todo el personal técnico y de gestión del sistema de ciencia y, entre otras, que no solo se invierta en ciencia aplicada, sino también en la ciencia básica, «por que eso es lo que permite, por ejemplo, el desarrollo de vacunas».

Por último, Alberto avisa del riesgo de mantener la ciencia en una situación precaria: «En regiones como Extremadura nos jugamos mucho; aquí especialmente necesitamos que florezca la industria y la innovación y para eso son necesarios investigadores. Si somos precarios, el talento se va».