«Estamos sin saber qué hacer. Tenemos dos contenedores para salir la semana que viene a Rusia y otros dos a Ucrania. A nosotros esto nos pilla por los dos lados, estoy pendiente de las noticias a cada segundo», señalaba ayer por la mañana Loli González, la responsable de Exportación de Aceitunas González, una empresa con sede en la localidad cacereña de La Granja y dedicada a la elaboración de aceitunas de mesa desde hace cerca de cinco décadas. Durante más de la mitad de este tiempo, 26 años, lo ha hecho exportando al mercado ruso, en el que fueron una de las firmas extremeñas pioneras. De sus latas han llegado a aparecer anuncios en la televisión de aquel país.

A Rusia va a parar un 40% de todo lo que esta empresa familiar comercializa en el exterior. A Ucrania, un 15% adicional. Con todo, matiza, esto «nos ha cogido en el momento menos malo». Hace menos de una década, los clientes rusos concentraban «el 90%» de su facturación». Fue, precisamente, la búsqueda de una mayor seguridad lo que les hizo ir diversificando sus destinos exteriores a la vez que dar más protagonismo a las ventas nacionales, que ya se acercan al 50% del total. 

La aceituna negra ha sido el producto más perjudicado por los aranceles que impuso hace varios años EEUU y ahora, al menos en el caso extremeño, puede volver a ser el artículo que peor parado salga del deterioro de las relaciones comerciales entre Rusia y los países occidentales. De los 26,8 millones de euros que exportaron empresas de la comunidad autónoma a Rusia y Ucrania en 2021, cerca de un 60% (15,6 millones) eran conservas de aceituna, la mayor parte negra

Lata de Aceitunas González, con la imagen ya para el mercado ruso.

En ambos países eslavos este alimento es muy valorado. «Para ellos es como un producto exótico. Si organizas una fiesta, tienes que tener un plato de aceitunas en la mesa. Te da cierto prestigio», detalla González. Tras el ataque ruso, los envíos a Ucrania «de momento se han paralizado totalmente». En cuanto a los de Rusia, todo dependerá de su respuesta a las sanciones europeas y de la evolución de los tipos de cambio, que previsiblemente debilitará tanto su capacidad de compra como la de hacer efectivos los pagos.

Aunque finalmente acabó recuperando parte del terreno perdido, el rublo llegó a caer ayer un 10%. «Imagínate lo que puede ser para mis clientes que de un día para otro mi mercancía les cueste un diez por ciento más», señaló Manuel Curado, gerente de Aceitunas Los Curado, empresa de Almendralejo presente desde 1991 en los lineales de los supermercados rusos. En ellos pueden encontrarse sus aceitunas negras y las que se rellenan con anchoa, limón o salmón, ya sea en latas de 300 gramos o en frascos de vidrio de 350, un formato del que están incrementándose cada vez más las ventas. «Al cliente ruso le gusta ver el producto», explica.

Este mercado sumó más de la mitad de las expediciones al exterior de Los Curado en 2021, con un millón de euros en valor. Y este ejercicio, «con los contactos que tuvimos en una feria a primeros de febrero» el objetivo era seguir creciendo. En Ucrania el año pasado facturó cerca de doscientos mil euros más. «Tengo ahora mismo cinco contenedores parados con mercancía. Son de varios clientes rusos que están considerando si cargar o no», indicó este empresario, que también tiene mercancía preparada para Ucrania, pero que ya da por seguro que no va a salir. En la madrugada de ayer habló con algunos de sus clientes ucranianos, «y se temen lo peor», lamentó. 

«Tengo ahora mismo cinco contenedores parados con mercancía. Son de varios clientes rusos que están considerando si cargar o no»

MANUEL CURADO - Gerente de Aceitunas Los Curado

¿Buscar otros destinos alternativos? «Es complicado teniendo ya allí tus comerciales, tu red de compra o tu estrategia comercial, además de que tu producto está adecuado para ese mercado. Empezar de nuevo y con prisas, es difícil», responde.

Evolución a la baja

Las exportaciones extremeñas al mercado ruso tocaron techo en 2011, con 35,5 millones de euros. Estaba entonces dentro del ‘top ten’ de los principales destinos para las mercancías de la región (octavo puesto). En el contexto marcado por el conflicto que causó la anexión de Crimea, los envíos a este mercado fueron cayendo progresivamente, aunque con altibajos, hasta los 14,3 millones de euros de 2020, si bien volvieron a repuntar el año pasado con 19,2 millones. Fue el decimosexto país en el que más comercializaron las empresas de la región (pero apenas un 0,8% del total), con un auge que fue mucho más apreciable en términos de valor que en toneladas (34% de avance frente a 12,7%).

Una nota distintiva de las exportaciones extremeñas a Rusia es que, a diferencia de lo que ocurre con el sector exterior en general, donde la provincia de Badajoz copa con diferencia la mayor parte de los envíos (78,2% del importe total en 2021), aquí son las empresas cacereñas las que tienen mayor peso, con 15,7 millones, más de un 80%. Algo similar ocurre con Ucrania, donde la penetración regional es bastante más modesta, con 7,6 millones el año pasado (puesto 27), de los que cerca de siete millones proceden de Cáceres.

Muy por debajo de las aceitunas, el tabaco es el segundo producto con una facturación más elevada a estos dos destinos, con 3,4 millones. Se trata de tabaco en rama que a parar a varios «centros productivos» en los que es transformado por multinacionales del sector, aclara Víctor Gragera, responsable del Área Internacional de la Cámara de Comercio de Cáceres, desde donde ayer se ofreció prestar asesoramiento personalizado a las empresas exportadoras cacereñas a ambos países con el fin de minimizar el daño que puede ocasionar el conflicto bélico. En tercer lugar, con algo más de tres millones de euros, figuran las preparaciones alimenticias, «normalmente suelen ser concentrados de tomate o preparados para salsas», agrega Gragera.

En 2014, el embargo ruso contra los productos agroalimentarios europeos en represalia por las sanciones de la UE ante la invasión de Crimea puso fin casi de un día para otro a las exportaciones de carne, frutas y hortalizas españolas a un mercado de 140 millones de consumidores.

A pesar de que Extremadura es una potencia en el sector frutícola, directamente esta medida no tuvo un impacto excesivo en sus envíos, pero sí afectó a otras comunidades como Aragón o Cataluña. «Nuestra competencia del norte de España, con empresas que estaban dedicadas prácticamente al mercado ruso, al no contar con él tuvo que acudir a otros destinos. Toda la mercancía que antes se enviaba a Rusia pasó a nuestros mercados y eso nos ocasionó un grave problema», cuenta Miguel Ángel Gómez, director gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex). Ahora, lo que «preocupa» es que puedan peligrar las ventas a otros países del entorno, como Polonia, donde la región comercializó el año pasado fruta por valor de 13,5 millones de euros, «mucha» de la cual acabó vendiéndose en la vecina Ucrania.