La ciencia ha demostrado que algo tan sencillo y accesible como observar aves supone una conexión con la naturaleza que se traduce en salud mental y bienestar emocional. Con esta premisa Geoplaneta publica ‘De pajareo. Rutas ornitológicas por España’, de Antonio Sandoval Rey, escritor, comunicador ambiental y observador de aves, que se ha recorrido las 17 comunidades autónomas para escribir esta guía en la que propone conocerlas a través de más de 40 rutas. En el caso de Extremadura pasa por Monfragüe, Arrocampo, los Llanos de Trujillo y de Cáceres, Mérida y sus alrededores, y por una que presenta como singular entre embalses, estepas y sierras que transcurre por la Serena.

Dice Antonio Sandoval que en Extremadura es posible observar «con la mayor comodidad, y en escenarios a menudo magníficos», especies tan emblemáticas como el águila imperial ibérica, la cigüeña negra, el buitre negro, el águila perdicera, el alimoche, el cernícalo primilla, el aguilucho cenizo o la avutarda. Todas ellas, y muchas otras especies (se han citado hasta 385, de las que 357 son de presentación natural, y el resto de origen dudoso, exóticas o fruto de escapes), tienen en la región amplios terrenos protegidos; más del 26% del territorio, según consta en el libro, forman parte de las 71 zonas ZEPA de la región.

Bien acondicionados

También asegura Sandoval que «no es por casualidad» que Extremadura sea una de las regiones de Europa más conocida y visitada por los turistas ornitológicos de gran parte del mundo. Sus sierras, humedales y masas de monte mediterráneo, sus áreas esteparias y arrozales, junto con su patrimonio urbano y arquitectónico, donde viven especies muy interesantes, conforman un destino único. A ello hay que sumar, en palabras del autor de esta guía, que son espacios que están «muy acondicionados, en la mayoría de los casos, a las necesidades de quienes viajamos con prismáticos al cuello y el telescopio al hombro».

Cernícalo primilla. SERVICIO ESPECIAL

Por ello, cojan sus prismáticos, su telescopio y póngase calzado cómodo para disfrutar de este viaje escrito por los mejores lugares de Extremadura para observar aves a través de esta guía, que en cada capítulo incluye (en los dedicados al resto de comunidades autónomas, también), de manera exhaustiva, los distintos pájaros que se pueden observar, cómo llegar, siempre por carretera, a diversas itinerarios que él aconseja. y un mapa de situación. También hay en cada uno una recomendación de un experto sobre qué ver o visitar en cada zona, y códigos QR con más información sobre, por ejemplo, el parque de Cornalvo, la feria FIO, los distintos birding (es el arte de observar aves y dónde hacerlo) o el dedicado a Adenex y SEO/BirdLife en Extremadura.

Parque de Monfragüe, Arrocampo, Llanos de Cáceres y Trujillo

 Esta es la primera ruta que expone en el libro, señalando que en la provincia de Cáceres hay varios espacios de enorme valor ornitológico, con el parque nacional como enclave estelar. Es uno de los territorios más atractivos y célebres para observar aves de todo el interior peninsular.

De hecho Sandoval Rey asegura que «toda persona aficionada a la observación de aves debería pasar al menos una vez al año por Monfragüe». A pesar de ser un lugar muy concurrido, «solo cuando te asomas a través de los prismáticos o del telescopio a lugares como el Salto del Gitano o la Portilla del Tiétar comprendes el porqué de tanto embeleso», destaca. Cuenta y recuerda este experto que aunque las mayor parte de sus 18.118 hectáreas están cerradas a los visitantes, varios miradores y algunas sendas facilitan la observación de numerosas especies en condiciones espectaculares con una luz casi siempre perfecta y un escenario natural de grandes cantiles rocosos. En esta ruta hace una mención especial a Jesús Garzón Heydt, de quien dice que «gracias a su tesón» consiguió que en 1979 fuese declarado parque natural y en 2007, nacional.

Buitres leonado y negro, águila imperial ibérica, águila real, milano real o águila perdicera se pueden ver en el parque nacional de Monfragüe, a las que, en los meses más cálidos, hay que añadir cigüeña negra, milano negro, alimoche, o culebrera europea, sin olvidar que las orillas del Tajo y el Tiétar son idóneas para ver la garza real o nutrias. Específica además Sandoval qué observar según la estación del año en el que estemos, como la chotacabra o la collaba rubia, en primavera y verano, respectivamente. La lista es tan extensa que son imposibles de enumerar pero basta recordar que en invierno, estación en la que aún estamos, se pueden contemplar el cormorán grande, el zorzal alirrojo o el camachuelo.

Entre las aves acuáticas sedentarias del embalse de Arrocampo y alrededores no hay que perderse el avetorrillo, calamón, garzareal o el morito común. 

En cuanto a los llanos de Cáceres y Trujillo entre sus especies más emblemáticas todo el año destacan avutarda, sisón (cada vez más escaso), gangas ortega o la cogujadas común. Con el invierno llegan, entre otras, avefría y chorlito dorado.

Anade rabudo. El periódico

En este capitulo, Javier Prieto, ornitólogo y escritor de libros sobre aves, recomienda no perderse en Monfragüe las grandes buitreras de Peña Falcón y Portilla del Tiétar con su incesante actividad.

Mérida y alrededores

 Varios paseos por el centro de Mérida, sobre todo alrededor de su puente romano, y las orillas de tres embalses próximos (Los Canchales, Cornalvo y el de Alange), brindan la oportunidad de observar una muy amplia lista de aves típicas del medio urbano y acuático, ya sean de los cortados rocosos o de las dehesas.

El embalse de los Canchales es una zona ZEPA, catalogado como humedal de importancia internacional. El de Cornalvo, construido por los romanos, también está en zona ZEPA. Entre ambos está Mérida, que, según Sandoval, es de las mejores ciudades de España para practicar el pajareo urbano. Las islas de los Canchales son ocupadas en primavera por colonias de canastera, charroncito, chorlitejo chico, ánades azulón o la garza imperial. En invierno aparecen, entre otras, miles de grullas comunes, gaviota sombría y reidora y silbón europeo. Resaltar asimismo que en época de migraciones recalan grandes grupos de espátulas o especies de limícolas: correlimos zarapítin, común y gordo, águila pescadora o golondrinas.

En las aguas y orillas de Cornalvo, el viajero encontrará, en primavera, algunas de las especies que se instalan en los Canchales, unas criando y otras migrando. Además, tendrá la oportunidad de ver cigüeña negra y una larga lista de aves propias del alcornachal y matorral mediterráneo: pico picapinos, rabilargo ibérico, oropéndola o el milano negro. La guía también recomienda buscar buitres negros y leonados, águila calzada o imperial… En invierno llegan grullas y anátidas.

Una vez en Mérida, en su puente romano, el ornitólogo hallará en primavera vencejos pálidos, común y real, y avión roquero. Y en los edificios del centro, cernícalo primilla y cigüeña blanca. Paseando por las orillas de Guadiana, aconseja buscar en las islas del río garcillas bueyeras, avetorillo o el martinete común y perderse por las calles con los prismáticos siempre a mano. 

En Alange sorprende encontrarse cuatro especies de vencejos a la vez: común, pálido, real y cafre. Y verdaderas nubes de los tres primeros; y atención a los roquedos entre el pueblo y la presa pues son ideales para ver collalba negra, vencejo cafre, águila perdicera, alimoche común o el conocido Proquero solitario.

Vanessa Palacios, de Birding in Extremadura, recomienda «no perderse las mañanas en los Canchales, lo mismo que en las tardes de invierno». Antonio Sandoval aconseja, por su parte, visitar el embalse de Los Canchales para recorrer su perímetro por el sendero que discurre entre sus orillas y los campos inmediatos. Son 23 kilómetros. 

Mérida es de las mejores ciudades de España para practicar el pajareo urbano

Sobre Cornalvo también aconseja al observador recorrer la senda que rodea al pantano partiendo de su presa. Son siete kilómetros. Ya de vuelta a Mérida es muy conveniente caminar con los prismáticos por el paseo fluvial del Guadiana desde el puente romano. También debajo del puente Lusitania hasta la isla Puente de Hierro, donde con un poco de suerte se verán varias decenas de especies.

Respecto _Alange dice que no hay que perderse visitar el monumento al Agua (una fuente en la calle Encomienda) para desde allí ir al embalse, buscar un sitio cómodo y disfrutar de una asombrosa cantidad de vencejos.

Entre embalses, estepas y sierras

En esta ruta, que se desarrolla sobre todo en coche, hay embalses a rebosar de aves en pleno invierno, balsas de riego muy atractivas para numerosas acuáticas, extensiones de dehesas llenas de vida en primavera donde miles de grullas pasan los meses más fríos, arrozales repletos de limícolas y algunos puertos y cortados rocosos en los que aparecen grandes rapaces y varias especies rupícolas. 

El embalse de Alcollarín, inaugurado en 2015, se ha convertido en uno de los mejores destinos para pajarear del este de Extremadura. Desde el punto de vista ornitológico, en Vegas Altas la gran protagonista de estos paisajes en invierno es la grulla, pudiéndose observar por miles. Entre los mejores lugares para hacerlo están Moheda Alta, o puerto Mejoral. También miles de análidas pasan el invierno en el embalse de Alcollarín, lugar de acogida de otras aves como somormujo lavanco, zampullín común, cigüeñas negras y gaviota reidora y sombría.

Además, en la estación fría, en las zonas esteparias en general, tanto en la Serena como en otras que atraviese en la ruta, se pueden observar la presencia de milano real, búho campestre, esmerejón, aguilucho pálido, avefría europea, chorlito dorado europeo… En los arrozales, por su parte, se detienen, por ejemplo, combatiente, avoceta común, archibebes común y claro o espátula común, entre otras muchas. La sierra de Tiros es, igualmente, ideal para localizar águila real y perdicera, buitres negros y leonados.

Un capitulo está dedicado al código ético de los observadores de aves, y también hay otro en el que el autor enseña las claves para practicar el avistamiento de pájaros

Entre los lugares que conocer, Antonio Sandoval apuesta por los paisajes que rodean al embalse de la Serena (el más grande de España y el tercero de Europa) o Puerto Mejoral, ideal para ver pasar, en los anocheceres de invierno, bandadas de grullas rumbo a sus dormideros. Más adelante el castillo de Benquerencia de la Serena y sus roquedos son otro destino, según este experto, espectacular tanto en términos paisajísticos como ornitológicos. También es buena la zona de Santa Amalia. 

De la ruta entre embalses, estepas y sierras, Adolfo García Boraita, guía de turismo ornitológico de Naturaleza del Sur, aconseja los amaneceres de invierno en el embalse de Alcollarín y en los atardeceres ver cómo las grullas vuelan desde los arrozales hacia los dormideros.

Otros destinos: de Jerez y Hornachos a Malpartida de Cáceres

Finalmente, esta guía resalta otras rutas, que aunque le dedica menos espacio no por ello son menos importante. Son la ZEPA de Sierra de Gata y el embalse del Borbollón, las ZEPA de Cancho Ramiro y las Villuercas, el entorno de Jerez de los Caballeros, las sierras de San Pedro y Hornachos o llanos y humedales como los que rodean La Albuera, y Valverde de Leganés, y el Valle del Jerte, sin olvidarnos de Malpartida de Cáceres, localidad en la que se encuentra el monumento natural de los Barruecos, un «paisaje de fábula», formado por grandes bloques de granito, en cuyos altos hay numerosos nidos de cigüeñas blanca. Su entorno también es muy interesante para buscar avutarda, o el aguilucho cenizo. Recientemente, además, se ha instalado un observatorio de aves accesible en el paraje del humedal de la cigüeña. 

Cigüeñas blancas en Malpartida de Cáceres. AYUNTAMIENTO DE MALPARTIDA DE CÁCERES

Señalar, que además de detallar las aves que se pueden observar en cada comunidad autónoma, la guía incluye otros capítulos como el dedicado al código ético de la observación de aves, considerado por Sandoval como el más importante del libro, el que enseña las claves básicas para practicar la observación de aves, otro en el que se habla de conservación y activismo o el que explica lo bueno que es para la salud observar aves y es que, como bien dice su autor, «esta es una guía de viajes. De ideas para salir de casa en busca de breves instantes y largos ratos en los que broten las sorpresas y los asombros, los desconciertos y los hallazgos, momentos inolvidables y muchas cosas más… mientras observas aves». Lo dicho, cojan sus prismáticos y telescopios y empiecen a observar.