«Ya están aquí». Con ese mensaje, transmitía Antonio Merino que la familia de Maryan Kovba, el joven ucraniano que vive con Merino y su familia en Plasencia desde los ocho años, había conseguido salir del país atacado por Rusia y reunirse.

Son una hermana mayor con sus hijos de 8 y 9 años y un hermano de 14 años. Sus padres y otros tres hermanos se han quedado en Ucrania, en una localidad a unos 20 kilómetros de Polonia.

La salida no ha sido fácil y Merino explicaba este miércoles que, desde Plasencia, pudieron «contactar con gente en la frontera que hacía transporte gratis para los refugiados». Después, esta familia placentina se encargó de buscar un vuelo que les trajera a España, aunque el primer destino fue París.

Allí, tuvieron un nuevo contratiempo. Merino explicaba este jueves por la mañana que estaban en la capital francesa y «no los dejan salir». Según señalaba, «en el aeropuerto les dicen que no tienen constancia de que nadie les vaya a recoger en Madrid».

Por eso, no dudó en ponerse en contacto con la embajada de España en Francia para asegurarles que les estarían esperando en Madrid para llevarlos a su casa en Plasencia. «Están a 1.400 kilómetros, si no les dejan salir, cojo el coche y me voy para allá», afirmaba Merino.

Finalmente, no fue necesario y en torno a las seis de la tarde, Maryan, Antonio Merino y su mujer, Margarita Pardo, se reunían por fin con la familia del joven ucraniano. Aunque con una sonrisa por haber llegado a su destino, Merino explicaba en una frase todo lo vivido por los hermanos y sobrinos de Maryan: «Están agotados física y mentalmente».