Acumula «más noches que fotos», aunque ya cuenta con aproximadamente una treintena en apenas dos años. Miguel Ángel Gracia ha hecho de la fotografía astronómica su mayor afición y ha conseguido contagiar su pasión a miles de seguidores en redes sociales --Twitter (@Mxgxel99) e Instagram (@mxguelastro)--, donde comparte su trabajo. «Según han ido pasando las generaciones, los siglos, hemos ido perdiendo nuestra capacidad de orientarnos por las estrellas, eran vitales para los griegos, para las civilizaciones antiguas. Y te digo que hoy, saliendo un par de noches o tres, lo más básico lo empiezas a reconocer», asegura este joven cacereño de 23 años, estudiante de Marketing y sin ningún vínculo previo con la astronomía ni la fotografía y para quien estas dos disciplinas se han convertido en su mayor afición. «Mirar al cielo es una manera de relajarme, me da tranquilidad. También es una cura de humildad y te ayuda a ubicarte en el universo», explica.

La Gran Nebulosa de Orión (M42) y a la izquierda; la Nebulosa del hombre corriendo (NGC1977) MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Gracia recuerda cómo empezó a interesarse por la fotografía, poco antes de la pandemia: «En realidad es una historia muy aburrida. Hacía fotografías muy básicas, normales: a casas, a edificios… Luego, cuando salimos del confinamiento, en mayo de 2020, decidí comprarme mi primer telescopio para salir al campo. No sé, siempre me ha gustado el arte en general», narra. 

La región, un «privilegio»

El joven subraya el «privilegio» de vivir en Extremadura para poder fotografiar el cielo: «Tenemos una suerte increíble porque con solo coger el coche te vas y en 15 o 20 minutos te encuentras en localizaciones maravillosas, cosa que no creo que se pueda hacer en Madrid o Barcelona. A mí particularmente me gusta mucho ir a Los Barruecos. También voy a Sierra de Fuentes, a la zona del Casar…». 

La nebulosa Cabeza de Caballo (B33) y la nebulosa de la Flama (NGC2024) MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Fuera de Extremadura reconoce que sueña con visitar el desierto de Atacama, en Chile, la «meca de la astronomía», además de las auroras boreales cercanas al Ártico, que es algo que «toda persona que le guste el cielo tiene pendiente». Compartir sus imágenes es además una forma de «reivindicar una serie de valores que van unidos a la astronomía, como son la defensa de nuestros cielos, del medio ambiente y la divulgación científica», sostiene.

En cuanto a la mejor época para desarrollar, Gracia reconoce que «en verano se agradece más por la temperatura». «Pero para mí el cielo de invierno tiene algo especial», apunta. Tiene sentido teniendo en cuenta cómo llega a captar esas imágenes: «Para explicarlo de manera resumida: vas al lugar elegido con una planificación hecha de antemano y realizas el número máximo de fotos que puedes, durante toda la noche. Luego llegas a casa y usas un software con el que elegir y clasificar las imágenes», detalla.

Vía Láctea con la nebulosa de la Laguna en el centro MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Este joven anima a cualquier persona aficionada al cielo a que se lance a capturar estrellas: «Quiero subrayar la labor de las asociaciones astronómicas, que se están animando otra vez, después de la pandemia, a hacer actividades. Yo estoy en Mintaka, de Plasencia, y estamos encantados de encontrar a gente que le guste las estrellas para invitarles a salir una noche», afirma. El universo está al alcance de nuestros ojos. Solo hay que atreverse a mirar hacia arriba. 

Nebulosa Cabeza de Bruja (IC2118) y Rigel en la constelación de Orión MIGUEL ÁNGEL GRACIA