«Me tiraron una piedra al camión, se rompió la luna, los cristales rotos se me metieron en los ojos y no veía nada. Menos mal que venía otro compañero detrás, que habló con la policía y me llamó (por manos libres) para que me parara en mitad de la carretera, que venían a por mí con una ambulancia». Lo cuenta Francisco Moreno, 55 años, de Sevilla, se dedica al transporte de mercancías, concretamente de animales vivos. En la pasada noche del martes al miércoles salía de descargar en Mérida y volvía para Sevilla (su lugar de residencia) sobre la una de la madrugada, «y un poco antes de llegar al Hotel Romero, en una bajada que hay, desde un puente me lanzaron la piedra», cuenta.

El susto fue tremendo. Y el daño. Tuvieron que operarlo de urgencias en Sevilla puesto que los cristales le dañaron la córnea. Ahora ya se recupera y atiende por teléfono a El Periódico Extremadura desde la habitación del hospital. Espero que no le queden secuelas en la visión.

«Yo comparto las reivindicaciones de quienes están en huelga, pero esto no son las formas porque están jugando con la vida de las personas. Me podía haber matado y haberme llevado por delante a alguien», reflexiona este transportista.