El primer contacto con Monfragüe de Carmen Martín López (Madrid, 1966) fue en uno de los momentos más graves del espacio natural, en el incendio de 1990, mucho antes de que se convirtiera en Parque Nacional. «Estaba como técnico de coordinación en un retén de Pinofranqueado y nos enviaron al fuego que se había declarado. Recuerdo imágenes de los pollos cayendo del Salto del Gitano», cuenta la recién nombrada directora del Parque Nacional de Monfragüe. Es la primera mujer en ocupar el cargo, aunque le resta mérito («solo me han precedido dos hombres en el cargo», dice); y afronta la tarea con una lista de retos, entre los que sitúa a la cabeza el del cambio climático. Su despacho en la sede de la Consejería de Agricultura en Cáceres lo presiden varias imágenes del parque y sus especies emblemáticas y, sobre la mesa, destaca un grueso bloque con la propuesta del nuevo Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Nacional de Monfragüe, para el que plantea una línea de desarrollo: «Es el momento de que el parque devuelva a sus pueblos parte de lo que le han dado», asume.

--Se pone al frente de la joya de la corona medioambiental de Extremadura ¿Cómo está?

 --El estado de conservación es bueno y tenemos los mismos retos y problemas que la mayoría de los parques nacionales; como romper con al estacionalidad de las visitas en la zona pública y trabajar en cómo repercuten en la conservación. Porque el principio básico de un Parque Nacional es la conservación.

--¿Y cómo se puede equilibrar la conservación con las reivindicaciones de los propietarios de los terrenos o los ayuntamientos sobre los aprovechamientos?

--La normativa de un Parque Nacional supone una limitación muy estricta de los aprovechamientos y es cierto que les afecta mucho porque en las zonas más protegidas, las zonas de reserva, no se permite ningún tipo de aprovechamiento; y en las zonas de uso restringido, solo algunos, pero nunca con usos nuevos. Queremos ver con el nuevo PRUG qué margen de maniobra hay para mejorar la oferta turística, dialogando con todos los actores. Veremos hasta dónde se puede llegar, porque la conservación tiene que ser prioritaria.  

--¿Hay que hablar más con todos esos actores?

--Es verdad que tenemos que escucharnos. Ya me he reunido con los ayuntamientos y los propietarios y es verdad que tenemos que trabajar juntos; porque así se ha construido el parque y tenemos que escucharnos y ponernos de acuerdo. Debe bajar la crispación en torno la parque y tenemos que conseguir que todos sus actores se vean representados.

«Debemos bajar la crispación en Monfragüe y que todos sus actores se vean reconocidos»

--¿Qué espacio debe ocupar entonces el turismo en Monfragüe?

--Hay que cuidar mucho el uso público. No se trata de abrir un mirador y que la gente lo vea; debe tener una visión de educación ambiental aunque el visitante vaya solo. Y tenemos que trabajar mucho en la accesibilidad universal, que es una asignatura pendiente.  

--¿La prohibición de la caza comercial en el Parque Nacional de Monfragüe es irreversible?

--La ley ahora mismo lo prohibe y lo que nosotros hemos hecho es una aplicación de la ley; por eso el control de ungulados (ciervos) lo está haciendo la administración con otros medios. Yo entiendo la queja de los propietarios de terrenos, porque para ellos es una pérdida económica; pero estamos aplicando la ley. La reversión depende de un cambio en la ley.

--¿Y se lo plantean?

--Nosotros no lo vamos a proponer, pero sé que sí lo están haciendo las asociaciones de caza.

--¿Qué balance hacen del desarrollo del programa anual de gestión de ungulados que están realizando?

--No tengo el dato exacto del número de animales que se han extraído, pero sé que es similar a los que se mataban cazando. Además se ha hecho un estudio de los efectos de los ungulados en la vegetación y un censo de animales, y empezamos a tener una idea más real de la situación del parque. Los daños sobre la vegetación son medios y el parque soporta la carga actual de animales porque hay menos de los que se pensaba. Ahora hay que ajustar este sistema y probablemente haya que extraer menos animales, pero hemos visto que funciona. Y desde luego no tiene nada que ver con las imágenes que se han difundido.

«Queremos ver con el nuevo PRUG qué margen de maniobra hay para mejorar la oferta turística»

--Se refiere a la polémica imagen de un ciervo agonizando en una jaula. 

--Nosotros no tratamos así a los animales. Esas no son nuestras jaulas porque no las usamos de guillotina, sino de trampa abatible, para evitar daños en el animal. Y se revisan diariamente. No puede ser de otra manera, porque no podemos tener a un animal sufriendo en un Parque Nacional. No matamos por matar, ni por conseguir carne; lo hacemos por conservación y evitar el sufrimiento animal es prioritario.

--La primera vez que pisó Monfragüe fue en la gestión de un incendio. Supongo que es una de las cuestiones que más le preocupan.

--Monfragüe tiene una zona de coordinación propia y tiene uno de los dispositivos más importantes porque atenderlo es siempre prioritario. Ahora estamos trabajando especialmente en el plan de prevención para proteger el parque en las zonas de especial protección, como son las zonas de umbría, que son las masas más importantes. Pero tenemos que ver si es viable hacer las infraestructuras que se necesitarían.

--¿Le preocupa que los desembalses del pasado verano se puedan volver a repetir? 

--Lo que ocurrió el pasado verano no es deseable, porque no es bueno; y esperemos que no vuelva a ocurrir. Estamos especialmente pendientes, porque no puede haber un desembalse que cause un descenso tan importante de agua.

--¿Se habían producido episodios como ese antes?

--Sí se han alcanzado esos niveles tan bajos antes, más veces de lo deseable; pero no tan pronto y por tanto los efectos no son iguales. No es lo mismo en agosto, con lo que eso supone para esa masa con el calor, que en octubre. Va a ser un año complicado con el problema de la falta de lluvias.

--¿Igual que hay capacidad para limitar otros usos, no se pueden limitar en el caso de los desembalses?

--El problema es que la repercusión dentro del parque se produce por el desembalse en la presa de Alcántara, que no está dentro, sino a muchos kilómetros. A Monfragüe le afecta porque entra en el parque la cola del embalse, y eso hace que la situación sea más complicada. Es la Confederación Hidrográfica del Tajo la que tiene la gestión de esos aprovechamientos, pero nosotros estamos pendientes.

«Esperamos que no se repita lo que ocurrió con los desembalses»

--¿Se ha detectado al final algún daño por esos desembalses?

--En todos los controles de mortandad de peces, que sería la primera señal de alarma, no se han detectado animales muertos. Pero aun así no es una situación deseable para un Parque Nacional.

--¿Con qué rincón de Monfragüe se queda?

--El arroyo de Malvecino, el de los Alisos, el de Los Pajaritos... cualquiera de los arroyos del parque que no están influenciados por los embalses, porque son espectaculares. Hay que mimarlos. 

--¿Cómo le gustaría ver el parque dentro de 10 años?

--Al menos como está ahora pero tenemos que tender a eliminar todos los eucaliptos del parque porque es una especie alóctona y vamos a trabajar en ello en el nuevo PRUG. También espero tener dentro de 10 años mejor ambiente y menos crispación con este espacio, porque parece que está todo mal y no es así. El parque sigue siendo una maravilla, pero tenemos que recuperar ese ambiente de lucha con el que se creó y reconocer a todos los que integran el parque; porque es cierto que sin todos ellos no hubiera llegado a lo que es ahora. Hay que recuperar ese consenso. Y tenemos por delante también un reto importante con el cambio climático, que debemos asumir de manera importante. Se vienen haciendo estudios y es cierto que el cambio climático está afectando a los parques nacionales, sobre todo el estrés hídrico. 

--¿Cómo está afectando?

--Con un decaimiento en el arbolado, que le hace perder vigor y ser más vulnerable a las plagas. Tenemos que estar muy pendientes y ver cómo podemos actuar.

--¿Hay ya un plan específico de trabajo?

De momento hay un plan de seguimiento. Hay muchos estudios interesantes, pero tenemos que sentarnos y verlos detenidamente para actuar.