El Gobierno está explorando la posibilidad de instalar plantas fotovoltaicas flotantes en embalses, algunos extremeños, con el propósito de incrementar la capacidad de generación eléctrica renovable. Acaba de lanzar una iniciativa para hacerlo en hasta 106 embalses de titularidad estatal, entre los que hay 29 masas en Extremadura. Son ocho de la cuenca del Tajo a su paso por la región y otros 21 en la del Guadiana; y entre ellos está el embalse de La Serena, que es el más grande de España. Tendría una superficie útil de 9.595 hectáreas (lo calculan teniendo en cuenta la superficie media mensual del embalse de los diez últimos años) y por tanto contaría con capacidad también para albergar la mayor instalación fotovoltaica flotante, ocupando hasta 1.919 hectáreas, según la primera estimación que hacen en el Ministerio de Transición Ecológica, que trabaja ya en un real decreto para poner esta estrategia en marcha.  

La medida se incluye en el paquete aprobado de respuesta a las consecuencias sociales y económicas de la guerra en Ucrania. La relación con la que trabaja el Gobierno no incluye todos los embalses de los que ostenta la titularidad. En el caso de Extremadura, hay 43 de titularidad estatal, de los que 29 podrían llegar a albergar una de estas plantas solares. Además de La Serena, se incluyen las masas de agua de Orellana, García de Sola, Zújar, Proserpina o el embalse de Tentudía, en el caso de la cuenca del Guadiana. En el Tajo, se contemplan el de Rivera de Gata, Jerte, el Borbollón o Portaje. 

Hasta tres plantas solares por embalse

El borrador de la normativa contempla un máximo de tres plantas flotantes por embalse y una cobertura parcial en cada caso inversamente proporcional al estado trófico de cada uno: cuanto peor sea la calidad de sus aguas, mayor podrá ser la cobertura con una de estas instalaciones. En este sentido, se limitará el porcentaje máximo de superficie cubierta a un 5% si el embalse está catalogado como mesotrófico (un nivel moderado de productividad biológica); a un 15% si es eutrófico (una productividad biológica alta) y a un 20% si es hipereutrófico (el nivel con peor calidad en el agua). En relación con eso, no se instalarán plantas en embalses oligrotróficos (con poca productividad biológica y por tanto buena calidad del agua), ni en lagos o lagunas de origen natural.

El Estado es titular de 43 embalses en la región, de los que 14 no estarían en esta propuesta

En el caso de la relación de embalses extremeños que se incluyen, ocho de ellos podrían ocupar con una de estas plantas hasta el 20% de su superficie porque tienen peor calidad del agua; en otros nueve se podría ocupar el 15%; dos de ellos tendrían un límite máximo del 5% y en 10 no hay datos, por lo que tendría que evaluarlo. Hay otros 14 en la región de titularidad estatal que no están incluidos, fundamentalmente porque tienen una mayor calidad del agua. 

Beneficio medioambiental

Desde el Ministerio de Transición Ecológica consideran que este tipo de plantas permitirán impulsar la capacidad de generación eléctrica y además beneficiar al medioambiente puesto que «reducirán la evaporación de las masas de agua y la presencia de algas, y también producirán más energía por el enfriamiento que proporciona el agua y la disminución del polvo», según se recoge en el borrador del real decreto. En el mismo también reconocen que «el concepto de fotovoltaica flotante aún es reciente», y por ello plantea establecer programas de seguimiento para conocer mejor las características de estas instalaciones o plantear posibles impactos.

 Las instalaciones de generación eléctrica solar fotovoltaica flotante en el dominio público hidráulico se otorgarán mediante concesiones temporales con una duración máxima de 25 años. Los interesados deberán tener permiso de conexión a un punto de la red de transporte o distribución de energía eléctrica y presentar estudios sobre el posible impacto de estas placas en la masa de agua.

«Una planta flotante es una opción si no hay terreno, pero no es el caso de Extremadura», dice el Clúster de la Energía

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En España hay un puñado de plantas solares flotantes ya instaladas, entre ellas al menos dos en Extremadura. La más reciente la inauguró en 2020 Acciona en el embalse de Sierra Brava, como una planta piloto en la que estudiar las soluciones más idóneas para optimizar la producción de energía. La otra es la de la Comunidad de Regantes de Mérida, que puso en marcha la instalación para ahorrar costes y colocó 1.600 paneles fotovoltaicos sobre el agua porque no tenía suficiente terreno para hacerlo. 

«Como una alternativa ante la falta de terreno, no está mal la propuesta; pero más allá de eso no lo veo», dice el presidente del Clúster de la Energía, Vicente Sánchez. Entre los motivos que alega, que los embalses están en una situación complicada y que los costes de instalación y de mantenimiento de este tipo de instalaciones en el agua son mucho mayores que los de las plantas fotovoltaicas sobre el suelo. Rechaza por ello, en el caso de Extremadura, la necesidad de un plan específico para cubrir embalses de uso público.