El Periódico Extremadura

El Periódico Extremadura

Entender + con la historia

"Esperanza e incertidumbre". La proclamación de la Segunda República

El 14 de abril de 1931, hace hoy 91 años, fue proclamada en España la II República. En las principales ciudades del país se festejó este hecho, también en Cáceres, Badajoz, Mérida y Plasencia

Celebración en las calles de Madrid de la Segunda República.

«¿Qué más crisis quieren ustedes que la de un pueblo que se acuesta monárquico y se levanta republicano?». El presidente del gobierno aquel 14 de abril de 1931, almirante Aznar, respondió con esta pregunta a los periodistas que inquirían sobre el incierto futuro del sistema monárquico. Dos días antes se habían celebrado elecciones municipales y las candidaturas republicanas lograron la victoria en 41 de las 50 capitales de provincia, así como en todas las grandes concentraciones de población del país. Sólo el campo seguía fiel a la monarquía, allá donde el caciquismo actuaba sin freno. Aconsejado por los políticos que aún le eran fieles y enfrentado a una realidad incontestable -calles y plazas inundadas de manifestantes que celebraban el triunfo republicano-, Alfonso XIII parte hacia el exilio, asumiendo que «no tengo hoy el amor de mi pueblo». El Rey ha llegado a la conclusión de que la prudente retirada evita un probable baño de sangre, pues han empezado a detectarse fisuras en un Ejército que no es monolíticamente monárquico. El último ministro de Asuntos Exteriores de Alfonso XIII, el conde de Romanones, se lo ha dicho poco antes: «los sucesos de esta madrugada hacen temer a los ministros que la actitud de los republicanos pueda encontrar adhesiones en elementos del Ejército y fuerza pública que se nieguen en momentos de revuelta a emplear armas contra los perturbadores». Este es el detonante definitivo, el apoyo de las Fuerzas Armadas a la monarquía se tambalea y, por eso, el Rey concluye en su carta de despedida que «resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota con otro en fratricida guerra civil».

Un rey "sin el amor de su pueblo"

Alfonso XIII de España, llamado 'el Africano', tomó la decisión de marcharse al exilio cuando constató a través de su ministro de Exteriores, el conde de Romanones, que el apoyo de los militares flaqueaba y, por contra, estaba habiendo adhesiones a los republicanos. Su marcha se resumió con la frase que pronunció: "No tengo hoy el amor de mi pueblo"

La monarquía borbónica había sido restaurada en 1874 y, desde principios del siglo XX, Alfonso XIII encabezaba un sistema aparentemente estable que pronto hubo de gestionar intensos desequilibrios sociales, una profunda crisis económica desde 1929 y una imparable polarización política. A medida que los desajustes del sistema fueron cada vez más graves, el Rey tomó atajos que liquidaron la Constitución de 1878, y patrocinó la instauración en 1923 de la dictadura militar de Primo de Rivera, a la que pronto siguió un breve periodo de inestabilidad -los gobiernos de Berenguer y Aznar- previo a la proclamación de la Segunda República.

El rey Alfonso XIII. General Photographic Agency

Manuel Azaña escribió, recordando aquel 14 de abril, que España sufría entonces «los contrastes más violentos», con «núcleos urbanos» donde se disfrutaba de «un nivel de vida alto» y «a pocos kilómetros, aldeas que parecen detenidas en el siglo XV»; un país donde «una corriente vigorosa de libertad intelectual» convivía «junto a demostraciones públicas de fanatismo y superstición». España moderna y atrasada a la vez, librepensadora y enclaustrada en los dogmas, dualidad que, añadida al desigual reparto de la riqueza, partía en dos a la sociedad y generaba tensas relaciones entre las opciones políticas encargadas de representarla. Nacía así la Segunda República, en un tablero político recorrido por las tres grandes fuerzas que se disputaban la Europa del momento, según el profesor Enrique Moradiellos: «El reformismo democrático, la reacción autoritaria o totalitaria y la revolución social».

La población de las principales ciudades extremeñas recibió con júbilo la proclamación de la Segunda República. Manifestaciones a favor del nuevo régimen recorrieron las calles de Badajoz, Mérida, Plasencia y Cáceres. Banderas republicanas ondearon en los ayuntamientos, algunas bandas de música municipales entonaron el himno de Riego y la Marsellesa, coreados por los vecinos. Los retratos de Carlos Marx o Pablo Iglesias, junto a fotografías de líderes republicanos locales, pasearon aquel día por las calles de nuestra región. Cuentan las crónicas que, en la ciudad de Cáceres, «miles de vecinos acompañaron a los cargos electos hasta el ayuntamiento. Una vez en el salón de sesiones, se quitó el retrato del rey Alfonso XIII y se colocó la bandera tricolor, como representación del nuevo régimen». La coalición republicano-socialista de la ciudad publicaría ese 14 de abril un comunicado donde afirmaba que «en Cáceres no hay razón para padecer hambre el pueblo y abandono el ayuntamiento». 

En Madrid, el líder de la Derecha Liberal Republicana, Niceto Alcalá-Zamora, alcanzaba la presidencia de un gobierno de coalición republicano-socialista que se disponía a aplicar profundas y necesarias reformas. Como siempre ocurre en las grandes encrucijadas históricas, alboreaba la esperanza en medio de la incertidumbre. 

Compartir el artículo

stats