El Periódico Extremadura

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INVENTOR ‘AMATEUR’ AL MARGEN DE LAS PATENTES

“La máquina para machar aceitunas ha sido un ‘boom’”

Pedro Ruiz ha vendido alrededor de 1.500 unidades de su más conocido invento. Pero este aficionado guarda más sorpresas en su taller

Pedro Ruiz posa en su taller SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

A los 12 años empezó a trabajar en una carpintería y desde entonces “nunca ha dejado el bricolaje”. Pedro Ruiz es un inventor ‘amateur’ de la localidad pacense de Sagrajas que triunfa gracias al “boca a boca y las redes sociales”. Pero si hay una estrella en sus encargos esa es la máquina para machar aceitunas “sin mancharse”. Se trata de un dispositivo de madera en el que se echan las olivas “a puñaos” con una mano mientras que con la otra se gira su manivela y a modo de tubo traga las aceitunas ordinarias y las saca ya machadas. “La máquina para machar aceitunas ha sido un ‘boom’. Desde 2017 que hice la primera habré vendido entre 1.400 y 1.600 en toda España”, afirma orgulloso. Pero aunque sea un dispositivo sencillo, no fue fácil llegar a él: hasta 40 bocetos guarda Ruiz del invento. “Cuando algo te gusta, si no sale a la primera, saldrá a la segunda o la tercera”, dice.

Pedro Ruiz trabaja en su taller en una máquina de machar aceitunas SANTIAGO GARCIA VILLEGAS

La única pega que le pone a su invento es no haber podido patentarlo por los altos costes que supone, unos 1.800 euros cuando se informó en su momento: “Lo que me daría coraje es que alguien lo copiara y no se supiera que la idea ha salido de aquí, de Extremadura”, reconoce.

Ruiz, de 55 años, lleva varios de pensionista después de hacerse un trasplante y tener que cerrar el taller mecánico en el que trabajaba desde los 14. Ahora es otro el taller que le ocupa y que se ha convertido en su mayor “pasión y entretenimiento”, que además comparte con su hija Antonia, de 26. Ella le ayuda y es quien se encarga de subir sus creaciones a redes sociales. Porque además de inventos varios, Ruiz hace diferentes utensilios, muebles y piezas de decoración: “Yo digo que todo lo que los demás carpinteros no hacen lo hago yo. No le quiero quitar el trabajo a nadie, entonces hago cosas personalizadas y artesanales”, explica. Así, otro de los productos estrellas es el tocador, que Ruiz diseña a medida del cliente. Pero señala que le acaban de hacer un pedido que es “su mayor reto” hasta la fecha: una réplica de un piano. “Él tiene un teclado electrónico y yo debo hacer el resto”, detalla. Eso y la proximidad de las comuniones, que Ruiz decora con diversos y variopintos elementos que le encargan desde todo el país, le auguran un mes de abril intenso en el taller: “Junto con Reyes es cuando se me acumulan más los pedidos, porque encima mucha gente espera hasta última hora”, dice un poco estresado pero más satisfecho. Feliz de poder ser considerado un inventor extremeño.  

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