El Periódico Extremadura

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Los costes de la energía

Extremadura, la región en la que más pesa la bombona

El precio máximo de los envases de 12,5 kilos, el tradicional naranja, marca un nuevo récord y roza ya los 20 euros. Su rápido encarecimiento tiene mayor impacto en la que es la comunidad con un consumo per cápita más elevado de este gas licuado del petróleo

Un repartidor carga con una bombona de butano. EUROPA PRESS

Cada año se comercializan en Extremadura unos tres millones de bombonas de butano. La mayor parte de ellas son de las de 12,5 kilogramos, los tradicionales envases naranjas de precio fijado por el Gobierno y que desde ayer rozan los veinte euros de coste por unidad. Eso significa que de media se comercializan unas 250.000 al mes (aunque su venta presente picos estacionales en los meses de más frío) y casi tres por extremeño. En ninguna otra comunidad autónoma se compran tantas bombonas per cápita como en esta, de acuerdo a los datos que maneja Repsol, la principal firma que opera dentro de este sector.

El precio que ha alcanzado esta semana, 19,55 euros, le ha llevado a marcar un nuevo máximo histórico, el tercero consecutivo, después de haberse encarecido un 4,9% (92 céntimos) desde la última revisión de la tarifa en el pasado mes de marzo, cuando se estableció en 18,63 euros. En el último año el coste que tiene ha crecido algo más de un 40%, desde los 13,96 euros. Este último auge se ha explicado por el aumento en un 6,1% de las cotizaciones de la materia prima y en un 9,8% en el precio de los fletes, a lo que se suma la depreciación del euro frente al dólar en un 3,6%.

Según señalaron fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica a Europa Press, el incremento podría haber sido mucho mayor si el alza del precio no estuviera topado por el Gobierno hasta un máximo del 5%, lo que habría llevado a un auge del 8,19%. No obstante, tras esta última subida, desde la organización de consumidores Facua se ha reclamado al Ejecutivo que modifique los instrumentos de cálculo en la revisión de tarifas, de forma «que aseguren la protección de los intereses económicos de los consumidores». 

Actualmente se consumen 68 millones de envases de gases licuados del petróleo de distintas capacidades en España, de los cuales 53 millones se encuentran sujetos al precio máximo regulado (el 78%). 

En general, se trata de un combustible que ha ido retrocediendo en los últimos años, debido a la competencia de otras formas de suministro de energía, como la electricidad o el gas natural, si bien en Extremadura mantiene una implantación muy importante, y se sigue recurriendo a él con mucha frecuencia tanto en el ámbito doméstico, para cocinar, calentarse con estufas o proporcionar agua caliente sanitaria, como en locales de hostelería.

Elevado consumo

Este importante peso lo confirman las estadísticas sobre consumos de gases licuados del petróleo que elabora la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). En el último mes con datos disponible, el de marzo, la región suma algo más de un 5% de todo el consumo nacional de gases licuados del petróleo (distintas mezclas de gases de butano y propano que se obtienen en el primer paso del proceso de refino) en envases de capacidad igual o superior a 8 kilogramos, donde se incluyen las ventas de la bombona ‘estándar’. Es más del doble de lo que le correspondería por población a la comunidad autónoma. Ese mes, en términos absolutos las ventas extremeñas de GLP en estos formatos fue la quinta mayor de España (tras, por este orden, Andalucía, Comunidad Valenciana, Cataluña y Galicia) y superó, por ejemplo, a todas las realizadas en la Comunidad de Madrid.

El uso del butano está vinculado en buena medida a las rentas menores y a la dispersión territorial. Por un lado, ha constituido un combustible más asequible para el hogar que otras alternativas, en la que además solo se paga por lo que se consume. Por otro, se trata de una opción al suministro de gas natural en muchas pequeñas poblaciones rurales o en núcleos urbanos a los que no llega la red de gas natural. 

Desde septiembre del año pasado, para afrontar la crisis de precios de la energía iniciada el verano pasado, el Gobierno puso como límite al incremento del precio de las bombonas de butano el 5%, igual que en el caso de la tarifa de último recurso de gas natural (TUR). En ambos casos, la diferencia entre el precio real y el precio establecido generará una deuda que se repercutirá en las próximas revisiones, si bien aún se desconoce cuándo se empezará a hacer.

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