El Periódico Extremadura

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LOS EFECTOS DE LAS ALTAS TEMPERATURAS

Extremadura suma 32 muertes atribuibles al calor en una semana

27 de los fallecidos eran mayores de 65 años y 17 pasaban ya de los 85. El jueves pasado, con seis fallecimientos estimados, fue el peor día

Extremadura suma 32 muertes atribuibles al calor en una semana Salas

32 personas han perdido la vida en poco más de una semana en Extremadura por causas atribuibles a las elevadas temperaturas que ha traído esta inusual, sobre todo por temprana, ola de calor que ha sufrido España hace unos días. Es la estimación que hace el sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo), que elabora el Instituto de Salud Carlos III, para el intervalo que va del día 11 al 18 de junio. Solo Madrid, Andalucía y las dos Castillas, comunidades mucho más pobladas que la extremeña, aparecen con cifras absolutas mayores.

Por días, la distribución de los óbitos coincide con las jornadas en las que el mercurio se ha disparado más. El primero de los fallecimientos se recoge el sábado día 11, y dos el día siguiente. A partir de ahí, cuando comenzaron los días de calor más acuciante, han tenido lugar el resto: cuatro tanto el lunes como el martes, cinco el miércoles, seis el jueves, cinco el viernes y otros tantos el sábado.

Los niños muy pequeños y los ancianos son los más vulnerables a los efectos de las temperaturas extremadamente altas. Y es en este último segmento de edad en el que se han concentrado los fallecimientos estimados en Extremadura por este sistema de medición. En 27 de ellos se sobrepasaban los 65 años, y en 17 se superaban también los 85 . 

Detrás de esta mayor afectación de los ancianos por el exceso de calor hay causas «fisiológicas, patológicas, ambientales e incluso culturales», precisa María Montaña Román, vocal de Extremadura de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

El primer grupo de factores, el de los fisiológicos, viene condicionado por el hecho de que un porcentaje importante de la población mayor presenta alteraciones del centro termorregulador que derivan en una menor sensación de calor, lo que impide que se active la necesidad de protegerse de las altas temperaturas. Además, se produce una disminución de la percepción de sed que incrementa el riesgo de deshidratación. «No se dan cuenta de que tienen que ingerir más líquido, no se lo pide el cuerpo. Si tú no les dices que beban, no lo hacen. Y en este tiempo, con unas temperaturas tan altas, hay que ingerir una cantidad mayor», remarca Román. 

Por otro lado, la existencia de enfermedades previas como la diabetes, la hipertensión y las insuficiencias cardiaca o renal son también elementos que, en unión al excesivo calor, puede provocar serios problemas en la salud de los colectivos de mayor edad. Los diabéticos, por ejemplo, están más expuestos a causa del mayor peligro que tienen de deshidratarse o de padecer hipoglucemias. 

Pero el peligro no solo llega por el efecto directo de las propias patologías, también indirectamente a través de la toma de fármacos que estas conllevan. «La polimedicación también contribuye de forma clara a este tipo de problemas, porque en muchas de estas enfermedades se dan diuréticos o hipotensores que pueden ser claves para la deshidratación o para favorecer el golpe de calor», apunta esta doctora en medicina, especialista en Geriatría.

Román le da, no obstante, especial relevancia a la existencia de otro tipo de patologías: las relacionadas con la demencia o el deterioro cognitivo. «Estas personas no te van a decir que les quites la chaqueta o que tienen sed, ni te van a explicar que tienen la boca pastosa o les duele la cabeza, que son síntomas indirectos del problema del golpe de calor o de la hipertermia», esgrime.

En cuanto a la causas de carácter cultural o ambiental, menciona la reticencia a emplear el aire acondicionado o la costumbre de utilizar prendas poco adecuadas para el calor.

«Todos los cuidadores de personas mayores están muy concienciados con esta cuestión», remarca esta experta, que indica por ejemplo que durante los periodos de más calor es frecuente que en las residencias existan protocolos para mantener hidratados a los ancianos. «Este problema es más grave en los domicilios, sobre todo cuando viven solos o tienen poca compañía. Ahí es donde mayor es el riesgo», concluye.

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