El Periódico Extremadura

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LA EVOLUCIÓN DEL COMERCIO EXTERIOR REGIONAL

Los disparados costes de transporte y materias primas desafían el auge de la exportación extremeña

Entre enero y abril el valor de los envíos al exterior de las empresas de la región aumentó un 19,6%. A las subidas en materias primas como el vidrio o el cartón se suma el encarecimiento de los fletes

Los disparados costes de transporte y materias primas desafían el auge de la exportación extremeña JOSÉ LUIS ZARAGOZÁ

La alta demanda del tráfico portuario, el alza del precio del combustible marino, la congestión en algunos puertos estadounidenses y asiáticos, la escasez de contenedores o la invasión rusa de Ucrania. La lista de causas que han disparado los costes de transporte para las empresas exportadoras es larga. Según el Valencia Containerised Freight Index (VCFI), un índice creado por la Autoridad Portuaria de Valencia para recoger la evolución de las tarifas del mercado de exportación de contenedores llenos por vía marítima, los costes aumentaron el 2,09% en mayo respecto del mes anterior, con un incremento acumulado del 375,13% desde el inicio de la serie en 2018. Es decir, se han multiplicado casi por cinco. 

A pesar de estas subidas, en los primeros cuatro meses de este año las exportaciones extremeñas han aguantado el desafío que suponen estos sobrecostes y han mantenido una tendencia alcista. Al menos en términos de valor, donde el crecimiento acumulado se ha acercado al 20%, con un importe de 807 millones de euros. Medidas en toneladas, sí que se ha producido un descenso, del 7,1%, el primero que se registra para estos cuatro meses desde 2014.

«Este año, con el mismo volumen de fruta hay mucho más valor», confirma Miguel Ángel Gómez-Cardoso, gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex), un sector que afronta ahora los meses más intensos en cuanto a envíos al exterior. A inicios de año, detalla, poner un contenedor en Brasil, uno de los destinos preferentes de la fruta extremeña, se movía entre 2.000 y 2.500 euros. Ahora, la horquilla va de los 3.500 a los 4.000. «Canadá está prácticamente en diez mil dólares. A Polonia un camión está entre 8.000 y 10.000 euros. Son precios muy difíciles de soportar».

Y si de momento se están consiguiendo sostener los envíos, afirma, es porque hay poca fruta en el mercado y mucha demanda. «La zona de Aragón y Cataluña», productora también de fruta de hueso, «está bajo mínimos, con unas pérdidas de 70% de la producción, si no más. Y otras frutas como el melón o la sandía están bastante caras debido a los problemas de lluvias que hubo en Almería y Murcia, lo que hace que ahora no haya mucho producto».

Así que, esta campaña, con unos buenos precios, «este tipo de coste se puede soportar, pero si esto no se relaja y el año que viene hay una producción normal, esto va a ser un auténtico desastre», vaticina. Arrastrando un aumento generalizado de costes en los dos últimos años, «si esto sigue subiendo, será inviable sacar un solo kilo de aquí, es algo que nos preocupa muchísimo para el futuro», remacha.

«Una locura»

Los puertos acaparan a nivel mundial en torno al 90% del transporte de mercancías. «El precio del flete se ha duplicado o triplicado, es una locura. Pero además hay problemas de logística, de un barco que debería haber llegado y que no llega..., están siendo muchas cosas. Es un año muy complicado, totalmente diferente a cualquier otro», esgrime Juan Francisco Blanco, director gerente de Acopaex. Fruta de hueso, y puntualmente aceite, centran los envíos al exterior de esta cooperativa de segundo grado. «Estamos manteniendo prácticamente todos los destinos», apunta Blanco, que arguye que la única alternativa es «repercutir en el producto final el incremento de los costes. A veces no todos, pero lo que pueda admitir el mercado, aunque se pierda alguna operación». «Vender más caro no significa tener más beneficios», incide, «porque todo ese aumento lo están absorbiendo transporte, mano de obra y energía», resalta.

Sobre el horizonte que se abriría si los costes continúan sin dar tregua, arguye que, a un sector como el de la fruta, que en la región está «todo enfocado al mercado exterior», no le quedará otra que adaptarse a lo que venga. «Somos muy competitivos y, además, el resto tendrán el mismo problema», razona, para concluir que «siempre hemos estado ahí a pesar de que ha habido otros problemas y crisis. En el año 2014, ya tuvimos la prohibición de exportar a Rusia, que era un gran consumidor, pero conseguimos abrir otros mercados».

El escenario en el que tiene que moverse cada empresa es diferente en función de sus características y de las del sector al que pertenece. En el caso del vitivinícola, la gerente de Bodegas Ruiz Torres, Carolina Ruiz, explica que trasladar los sobrecostes al precio final se complica porque se trata de un mercado «en el que hay mucha oferta». Esta elevada competencia obliga a la empresa a asumir parte del encarecimiento de transporte y materias primas. Un remedio que, asevera, solo se puede sostener «hasta un límite», y más teniendo en cuenta que en otoño se vislumbran nuevas subidas. 

La respuesta también ha sido distinta dependiendo del mercado importador. Algunos destinos asiáticos como China, Japón o Taiwán son los que están teniendo mejor comportamiento, porque sus «márgenes son muy altos y pueden asumir los incrementos más fácil». En los mercados latinoamericanos o europeos, en cambio, estos auges pueden llegar a «paralizar perfectamente una operación». 

En general, es más fácil seguir con los envíos «en el caso de clientes con los que llevas mucho tiempo trabajando». Al ser una circunstancias globales y conocer ya el producto, se muestran más receptivos a las subidas, pero la situación se complica más a la hora de encontrar nuevos compradores. «Muchos vienen buscando unos precios que no es posible ofrecer. En otras circunstancias puedes hacer un esfuerzo, pero ahora mismo eso supondría una pérdida real».

Acopio

El crecimiento en el gasto en suministros como el vidrio o el cartón han sido otra fuente de preocupación estos meses. En noviembre de 2021, ante lo que ya se avecinaba con el nuevo año, esta bodega hizo acopio de material con el que pudo seguir funcionando hasta marzo, «pero luego hemos tenido que asumir todos los incrementos, sobre todo en el cristal, que es donde más hicimos provisiones».

Para el sector de la aceituna de mesa, a todos estos factores en contra se ha sumado otro: el peso que tenían para él las ventas al mercado ruso, al que hubo que detener en seco los envíos. Un parón que para la firma almendralejense Los Curado significaba dejar de contar con alrededor de un 40% de sus exportaciones. Parte de este vacío se ha cubierto estos meses con la comercialización en nuevos destinos como Estados Unidos, Canadá o varios países asiáticos, pero su ritmo exportador está aún «a un 80% de lo que deberíamos estar», puntualiza su gerente, Manuel Curado. 

Si en abril pasado el gasto de llevar un contenedor desde Almendralejo hasta la costa oeste de EEUU empezó ascendiendo a 6.300 euros, en estos momentos se mueve en los 10.500, y ha llegado a alcanzar los 12.000. 

Esta empresa ha tenido que hacer frente igualmente a un incremento del precio de la hojalata del 50% a inicios de año y a otro del cristal de casi un 75% entre enero y junio, lo que le ha obligado a ir actualizando precios «cada dos o tres meses», a pesar del acopio que también hicieron de vidrio y tapas de metal.

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