El pasado viernes el presidente de Renfe, Isaías Táboas, y la presidenta de Adif, María Luisa Domínguez, se desplazaron hasta Mérida para mantener una reunión con la consejera de Transporte de la Junta, Leire Iglesias, para abordar los problemas del tren rápido, que acumulaba retrasos y averías desde su puesta en marcha. Tras ese encuentro, Táboas anunció dos medidas 'estrella': un descuento en los billetes del 50% y un "reajuste de los horarios" de manera que los recorridos tardarían más para que así los viajeros "no tuvieran la sensación de que el tren llegaba tarde". Esta última declaración causó gran revuelo. Del mismo modo, Táboas subrayó que ambas acciones se llevarían a cabo en un plazo de 24-48 horas. Pero desde Renfe vuelven a insistir en que "hay que tener en cuenta muchas variables y la explotación ferroviaria siempre es complicada" para justificar que aún ninguna se ha puesto en marcha. No obstante, esa rebaja del 50% no se aplicará por sistema, sino solamente en "aquellos recorridos que tengan que ajustarse", que aún no se sabe cuáles son.

Sí es cierto que tanto Renfe como Adif anunciaron este lunes mejoras en la "monitorización" de los trenes para subsanar las incidencias y, de momento, el tren no ha vuelto sufrir grandes demoras.

Lo irónico es que, ahora, la casi puntualidad del tren se convierte en noticia por la excepcionalidad que supone.