«Ahorrar energía es una tarea de todos y es prioritario», afirmaba el pasado lunes Pedro Sánchez. Para cumplir el acuerdo europeo de reducción del consumo de gas en, al menos, un 7% como medida de contingencia ante las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania, el Gobierno español ha aprobado un paquete destinado al ahorro energético. Y Extremadura está en marcha para cumplirlo.

La Junta ya ha constituido un «grupo de trabajo» para avanzar en su «inmediata» aplicación en la región. Desde la vicepresidencia primera y consejería de Hacienda se publicó ayer una instrucción con las medidas dirigidas a los edificios públicos y dependencias de la Administración regional, que incluyen todos los que están bajo su titularidad (también teatros, cines, museos, salas de exposiciones...). La resolución entrará en vigor el próximo martes 9 de agosto y se mantendrá activa hasta el 1 de noviembre de 2023. En la misma se recoge que el aire acondicionado no puede bajar de los 27 grados y la calefacción no puede subir de los 19. Asimismo, el alumbrado exterior de estos edificios públicos deberá mantenerse apagado desde las 22.00 horas. «Quedan expresamente excluidos del ámbito de aplicación de la presente instrucción los edificios y dependencias en los que se presten servicios educativos y sanitarios», recoge igualmente el texto.

De este modo, el Ejecutivo extremeño considera «ineludible» la adopción de estas normas en «el actual contexto marcado por la guerra de Ucrania y los cortes de suministro a países de la Unión Europea». Desde la Junta afirman que además se pretende «concienciar a toda la ciudadanía» ante una «economía de guerra» que podría alterar en los próximos meses el «sistema de vida a nivel europeo».

La otra versión 

Pero si bien desde la Administración autonómica no tienen objeciones a las nuevas medidas del Gobierno, en sectores como la hostelería y el comercio miran las normas con «recelo», ya que lamentan que no se haya tenido en cuenta el efecto en comunidades con una gran incidencia del calor, como es el caso de Extremadura. 

«Tendrían que haberse delimitado temperaturas por regiones», manifestó ayer a Efe el presidente de la Confederación Empresarial de Turismo de Extremadura (Cetex), Manuel María Moreno, quien consideró que habrá un impacto «negativo» en el sector regional.

Así, criticó que se hayan establecido los 27 grados como temperatura tope para toda la hostelería, una cuestión que «no es lo mismo en Extremadura o Andalucía que en Asturias».

Por su parte, Félix Retamar, el presidente del Centro Comercial Abierto (CCA) de Menacho, la arteria comercial de Badajoz, afirmó también a Efe que la medida no ha gustado a las tiendas. «Con las temperaturas existentes en la región hay que tener aire acondicionado en los establecimientos, pues en caso contrario no es cómodo comprar». Asimismo, abogó por la instauración de ayudas tanto por la llegada de esta medida como por la cada vez mayor incidencia del calor: «Hay que acometer sistemas para que el usuario no sufra las altas temperaturas, pero son ideas que valen dinero», apostilló.

¿Cuál es el plan? 

Habría que recordar que las medidas del Gobierno que se incluyen dentro del paquete de ahorro energético son las siguientes: los edificios de cualquier tipo (comercios, restaurantes, locales de ocio, instituciones, estaciones de trenes, aeropuertos...) deben regular el termostato, esto es, el aire acondicionado no puede bajar de los 27 grados y la calefacción no puede subir de los 19; además deben apagar todas sus luces exteriores a las 22.00 horas, incluidos los escaparates; y han de contar con un sistema de cierre de puertas para evitar que se queden abiertas (esta última medida debe ponerse en marcha antes del 30 de septiembre).

El objetivo, hacer frente a la crisis del kilovatio y a la crisis climática; ambas marcarán la vida diaria el próximo invierno.

La región ya cuenta con un Plan de Energía y Clima

La Junta quiso poner ayer el foco en que «más allá de esta situación excepcional», la región ya aprobó en 2021 el Plan Extremeño Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PEIEC) como herramienta para hacer efectiva la transición energética. El citado plan tiene prevista una inversión total de 18.640 millones de euros -17.487 de la inversión privada y 1.152 de la pública--, según sus datos.

Habría que recordar que la región representa el 26% de la energía renovable producida en España y «está dispuesta a trabajar» para lograr la «soberanía energética» nacional.

En 2019 la Junta también adoptó la obligación de que el 100% de la energía contratada para sus instalaciones procediese de fuentes renovables. Además, cuenta desde este año con un contrato de asistencia técnica para la eficiencia energética en los edificios educativos y sanitarios.

Asimismo, hay algunos datos que contextualizan el papel de Extremadura dentro del campo de las renovables: según el Balance Eléctrico de 2021, la comunidad genera el 7,78% de la energía verde en el conjunto del país, cantidad suficiente para atender su propia demanda. En la actualidad hay más de 160 proyectos tramitándose para producir este tipo de energía en suelo extremeño.

En cuanto al autoconsumo, la región cuenta con 3.365 instalaciones con una potencia pico de 44,6 megavatios (MW). 

Las voces de la hostelería y el turismo

«Supone una ayuda para el mundo»

Jesús Redondo-Propietario de Frutería Luisa

Con optimismo lo toma Jesús Redondo, el propietario de Frutería Luisa, un negocio familiar en Mérida: «Hay que ser conscientes de la situación que estamos viviendo, yo ya regulaba la temperatura del aire acondicionado por hacer bien al medioambiente». Se muestra conforme con las medidas porque cree que la emergencia climática las requiere. Este propietario señala que siempre ha estado comprometido con la ecología y que «cuesta poco» subir un grado o dos el aire acondicionado si eso va a suponer un ahorro y si va a favorecer al entorno natural. Cuando se le pregunta acerca de la instalación de un nuevo sistema de puertas automáticas, algo que entra en el paquete de medidas del gobierno, dice que aunque va a suponer un coste para su empresa, entiende que deba realizarse: «Nos estamos cargando el mundo». Tiene claro que las medidas de ahorro energético son necesarias porque la situación climática «es la que es». 

También reconoce que el aumento del coste de la electricidad de hasta un 20 y un 30% ha afectado a su negocio y a sus ingresos y que «por desgracia» ha tenido que aumentar los precios no porque «la situación lo exigía». Además, asegura que las ventas no se han incrementado en relación con esta subida de la luz y del coste de consumo. Por ello, ha intentado «corregir ese margen» para no castigar a sus clientes aunque, como consecuencia, ellos tengan que ganar un «poquito menos»; aunque insiste en que sigue siendo complicado encarar este aumento de los gastos. 

«Entonces, ¿para qué lo enciendo?»

Pablo Jorge Cortés-Restaurante Extremañas

«Ahora mismo ponemos el aire a temperatura baja, y la gente se queja de que hace calor», dice Pablo Jorge Cortés. «Nosotros nos debemos a ellos, hemos traído hasta más ventiladores porque les entendemos» añade. El dueño del restaurante de comida tradicional y casera Extremañas, situado cerca del Teatro Romano de Mérida, teme que con estas medidas se reduzca el número de consumidores. «Si en Extremadura, una tierra en la que reina el calor, se nos exige regular la temperatura para nuestros comensales a 27 grados, entonces, ¿para qué enciendo el aire acondicionado si voy a gastar y ellos no van a sentirse cómodos ni a estar como merecen por algo ajeno a mí?» se pregunta. Este autónomo recuerda haber sufrido las consecuencias del coronavirus y de las subidas de la electricidad y los alimentos y no sabe cómo podrán hacer frente a estas nuevas medidas.

«Nosotros hacemos comida casera, la confeccionamos toda nosotros mismo para que los comensales se sientan como en casa, pero entiendo que no quieran acudir a un restaurante con esas temperaturas», apostilla. Sobre el cambio del sistema de la puerta no le preocupa en exceso porque la suya, aunque es manual, se cierra directamente, pero sí le inquieta que pueda llegar a confundir a los viandantes y hacerles creer que el establecimiento está cerrado. «Los pequeños comerciantes y autónomos nos esforzamos, llevamos tiempo resistiendo y dando lo mejor de nosotros, pero llega un momento en el que necesitamos ayudas».

«Un escaparate apagado entristece»

María Eugenia Lozano-Moda October

«Lo peor de esto es la inversión que tiene que asumir el pequeño comercio en el momento que estamos pasando», apunta María Eugenia Lozano, la gerente de October, una tienda de ropa de Mérida. Esta dueña señala que los autónomos son los que más han soportado las consecuencias de la pandemia, la crisis económica y el bajón de las ventas. Ella dice que entiende que haya que hacer un esfuerzo porque las medidas se necesitan pero cree que el problema será la falta de suficientes ayudas para aplicarlas. Como consecuencia, considera que muchos comercios estarán abocados al cierre. «Si yo pongo el aire acondicionado a 27 grados, nunca va a alcanzar esa temperatura en el local porque tarda en aclimitarse; para que la tienda esté a 27 grados durante al menos unas horas el aire tiene que estar mucho más bajo hasta que se acondicione, de lo contrario siempre hará calor en los establecimientos y afectará al consumo».

Además, cree que tener los escaparates oscuros en una ciudad turística como Mérida en la que por la noche transitan muchas personas puede perjudicar a la venta ya que no se verían bien las prendas que ofertan. Agrega que pasear delante de unos escaparates apagados entristece mucho: «Continuamente le hemos solicitado al ayuntamiento que las luces de las calles tengan más potencia porque nosotros sufrimos la oscuridad de la iluminación vial. Si encima apagamos los escaparates, Mérida va a convertirse en una ciudad tenebrosa». 

«Más soluciones y menos restricciones»

Lola Callejas-Jefa de la Inmobiliaria Viprés

La jefa de la inmobiliaria Viprés en Mérida, Lola Callejas, dice estar de acuerdo con la urgencia de estas medidas de ahorro energético del Gobierno, pero critica que no se hayan dado aportaciones para ahorrar. Señala que está a favor de la energía verde y del cuidado del medioambiente, y que desde su inmobilaria han puesto en marcha una promoción de viviendas adosadas con calificación A de eficiencia energética, pero echa en falta que no se hayan dado soluciones de otra manera. Apunta que los rótulos «no están puestos por capricho» y que tienen una gran utilidad para su negocio al igual que las luces de los escaparates. 

Cree que, aunque la nueva normativa sea necesaria, apagar las luces de su fachada a las 22.00 podría llevar a que muchos de los ciudadanos no se enteren de las novedades de la empresa y considera que debería flexibilizarse un poco, al menos hasta las 00.00 para que haya una mayor oportunidad para captar al cliente, y aún más en una ciudad turística como Mérida. Considera que la atención presencial podría verse afectada por estas limitaciones de los aires acondicionados e incluso su propio personal, «en despachos donde tenemos que utilizar papeles asiduamente, soportar temperaturas elevadas hace más tedioso el trabajo ya que incita a la sudación de las manos», dice. «Las normas hay que cumplirlas y eso haremos, pero sí que nos habría gustado que se hubiesen propuesto antes algunas ideas para ahorrar», apostilla.