No está siendo un año fácil para defender un abandera azul y menos aún para amortizar la inversión que suponen las actuaciones que hay que llevar a cabo para obtener un de estos reconocimientos. La situación no es la misma en los ocho enclaves extremeños que lograron este verano la distinción, porque las circunstancias de cada embalse, aun siendo mala de forma generalizada, varía bastante en función de cada masa; y porque los condicionantes que tienen en cada caso no son los mismos en función del punto del embalse en el que esté la playa. Hay una cara y una cruz entre las banderas azules de la región.

«La semana que viene daremos por terminada la campaña con toda seguridad», dice el alcalde de Casas de don Pedro, Antonio Romero. Esta localidad estrenaba este verano su bandera azul en la playa de Los Calicantos, pero apenas les ha dado tiempo a disfrutarla y menos aún a rentabilizar la inversión hecha (más de 130.000 euros). Iniciaron el pasado 24 de junio la campaña «con normalidad», dice el alcalde; pero a estas alturas del verano y con las temperaturas que hay, «no hay nadie bañándose», reconoce. El embalse de Orellana, en el que se encuentra está muy bajo y eso no solo ha provocado que la playa se quede muy lejos de la orilla, sino que ha incrementado la concentración de sustancias y algas en el agua «así la gente no puede bañarse», reconoce.

Extremadura cuenta con ocho banderas azules: Orellana la Vieja, la playa La Dehesa de Cheles, Alange, Campanario, Los Calicantos (Casas de Don Pedro), Isla del Zújar (Castuera), El Espolón-Peloche (Herrera del Duque) y Talarrubias-Puerto Peña (Talarrubias) y a la mayoría, el bajo nivel del Guadiana (al 24,7%) se lo está poniendo difícil. 

Entre las que mejor situación tienen está la de Cheles, en el embalse de Alqueva (el más grande de Europa). «En esta zona ha llovido bastante y de momento esta campaña de baños está siendo buena. Desde que tenemos la bandera azul (2019) lo notamos», dice Antonio Sierra, el alcalde. Sí recuerda otro verano más duro hace dos años y espera por eso que en otoño aparezcan las lluvias. «Todos lo necesitamos», asume.