El Gobierno va a dar margen a las comunidades para que empiecen la vigilancia (y las sanciones, en caso de que haya incumplimientos) de las nuevas normas de ahorro de energía, las cuales ya están en vigor. Hay regiones que están en contra de estas medidas, otras que han solicitado recursos para, precisamente, llevar a cabo mecanismos de control, y otras como Extremadura que no han puesto objeción alguna al decreto de Transición Ecológica; y, por ahora, tampoco se han pronunciado sobre cómo se llevará a cabo la citada vigilancia.

De momento, en el primer día de ahorro energético, salvo excepciones, hubo cumplimientos y aceptación, aunque también críticas, especialmente en los sectores del comercio y la hostelería. Eso sí, no hay temor a que los clientes desciendan por estas normas.

En Almendralejo, por ejemplo, no se registraron muchas quejas por el límite a 27 grados del uso del aire acondicionado. José Antonio García, camarero en la cafetería Panorama del Hotel Acosta Centro, una de las más visitadas, señalaba: «No ha habido quejas de temperatura en nuestro establecimiento, los clientes ni tan siquiera han preguntado por ello». En Panorama disponen además de una pistola de temperatura que mide en cada momento la temperatura del interior para comprobar que se cumple con la normativa.

Aparato para comprobar la temperatura en la cafetería Hotel Acosta Centro. R. M

En otros bares y restaurantes de esta localidad pacense tampoco hubo críticas. En algunos reconocían que, aunque se ponga menos temperatura, casi siempre se marca más de 27 grados por la gente que suele haber en el interior y la sensación térmica. De momento, no es un problema.

Más voces

Desde Plasencia, Casimiro Halcón, que regenta una tienda de calzados en una de las calles más comerciales del centro, manifestaba que no estaban preparados porque ha sido «una medida improvisada» y no «se les ha avisado con el suficiente tiempo de antelación como para buscar otras alternativas».

Halcón afirmaba igualmente: «Para tener el aire a 27 grados no merece la pena ponerlo». Además, añadía: «Debemos ser solidarios pero, ¿en el Congreso van a ponerlo a esa temperatura? Cada vez nos exigen más, y a los mismos, pero ellos son los primeros que no predican con el ejemplo».

Casimiro Halcón, regenta una tienda de zapatos en Plasencia. TONI GUDIEL GIRONA

En lo referente a las ventas, no cree que le pueda perjudicar dado que no se trata de alimentos que tengan que mantenerse a una cierta temperatura y tampoco cree que «los clientes dejen de ir porque haga un poco más de calor de lo habitual en el interior del establecimiento».

En Badajoz, la propietaria del restaurante Serendipia, María Iravedra, expresaba que para la hostelería estas medidas de ahorro energético son un poco complejas porque «la temperatura que sale del aire acondicionado no es la misma que a la que está el local, sino que se aumenta cuatro o cinco grados por el calor que desprenden todas las máquinas en funcionamiento y por el propio calor corporal de las personas».

María Iravedra, del restaurante Serendipia de Badajoz. Andrés Rodríguez

En su caso, de las dos máquinas que disponen, solo utilizaron ayer una, que estaba puesta a 23-24 grados porque el local es bastante grande y la puerta se mantenía abierta para que los camareros pudieran entrar y salir continuamente. Durante los desayunos, algunos clientes abanicándose y otros que pedían que bajaran la temperatura del aire o encendieran el otro aparato. «Cuanto más lleno está, más aumenta el calor y tampoco es agradable, a la gente le apetece estar fresco», decía esta hostelera. Y agregaba: «Para los trabajadores y sobre todo para el personal de cocina es aún más difícil porque no paran y se ponen a sudar desde que entran hasta que se marchan». 

Hay que recordar que el decreto del Gobierno excluye a las cocinas de los bares de las medidas de ahorro energético.

Por otro lado, respecto a las puertas automáticas, Iravedra indicaba que están planeando implantar cortinas de aire que servirían de apoyo al aire acondicionado, «porque si habría que hacer obras y eso corre a cargo del establecimiento». Esta medida será obligatoria a partir del 30 de septiembre. «Con todas las subidas que tenemos de electricidad y materias primas, si hay que añadir cambios en las instalaciones es complicado porque los tiempos para la hostelería no son los mejores», apostillaba.

Las luces

Más allá de estos dos sectores, escaparates y edificios ya cerrados deben apagar sus luces a partir de las 22.00. 

A oscuras estaban ayer por la noche las tiendas justo después de esa hora; deben cumplir con la normativa. 

Escaparates a oscuras en el centro de Cáceres. CarlaGraw