La crisis de los semiconductores (chips y microprocesadores) y la falta de stock han disparado el precio de los automóviles y, en consecuencia, las personas cada vez son más propensas a mantener su antiguo coche antes que comprar uno nuevo. Esto ha provocado que los talleres de automoción estén saturados: vehículos que eran carne de desguace son atendidos con mayor frecuencia por los mecánicos para poder prolongar su uso. 

Por ello, los talleres llenos, «pero esto no ha tenido una repercusión favorable para sus ganancias». Desde TC Motors Mérida, Manuel Báez lo explica así: «La inflación también nos ha afectado a nosotros, necesitamos una mayor mano de obra y maquinaria por este aumento de las reparaciones y esto incrementa los costes totales de las operaciones». Báez señala que no se han intensificado sus beneficios con esta masiva recepción de clientes, sino que han tenido que invertir en maquinaria y buscar más profesionales, algo que asegura no encontrar en el sector. «Esto es algo que se ha acentuado en los últimos meses con la crisis y la falta de stock en los concesionarios, pero no ocurre de la noche a la mañana», apunta Báez. «Desde hace mucho tiempo se ha avisado de que esto ocurriría y, aunque ha sido algo gradual, el punto álgido se ha alcanzado ahora», añade. 

Actividad más lenta

Este mecánico dice que a ellos también les está afectando esta falta de mercancías: «Lo que antes nos llegaba en 24 o 48 horas ahora no lo conseguimos hasta pasados unos meses». Añade que este retraso en la entrega del material no se da únicamente en piezas específicas, sino que es algo general y que ralentiza la actividad del sector. Cuando le preguntan por el tiempo que augura que esta situación dure, prevé que se prolongue y con esta saturación, «muchos caerán».

Ángel López, gerente de Talleres Entrepuentes en Badajoz. Andrés Rodríguez

En Badajoz, desde Talleres Entrepuentes relatan las mismas adversidades. Su gerente, Ángel López, dice que esta situación lleva dándose desde el fin del confinamiento porque «la gente sintió que el desastre económico iba a llegar al momento», y que con la inflación actual se ha incrementado considerablemente. López denuncia que este aumento de la actividad está dando lugar a demoras en las operaciones que realiza el sector en general y que genera un elevado nivel de estrés a sus trabajadores. Él señala que cada vez hay más vehículos en su taller y que han tenido que intensificar su ritmo de trabajo para poder cubrir las necesidades de su clientela. «Obtenemos más beneficios que no se ven porque tenemos que hacer frente a los gastos, que son mayores», señala López. Algo que sorprende a este mecánico es que hay una gran tardanza a la hora de recibir ciertos elementos para las reparaciones: «Muchas marcas, como Mercedes, Nissan o Peugeot, nos dicen que ya no fabrican algunas piezas y nosotros tenemos que tirar de desguaces o de tiendas de Internet». López comenta que las personas ahora se inclinan más por la compra de coches de segunda mano y que esto también ha favorecido el aumento de la actividad en los talleres. «Esperamos que no se siga dando mucho más tiempo, porque no damos a basto», recalca el mecánico. «Y es que, ¿cómo le dices a un cliente que no puedes reparar su coche?», apostilla.

"Lo que antes nos llegaba en 24 o 48 horas ahora no lo conseguimos hasta pasados unos meses"

En Talleres Mega, en Cáceres, comparten las mismas preocupaciones. Javier Núñez, propietario y mecánico de Mega, ha tenido que hacer frente a este aumento de la actividad por sí solo ya que es el único que trabaja en su local. «Los coches están muchos más caros, se está apostando por los vehículos eléctricos y los híbridos y los precios han subido considerablemente», señala. Afirma que las ventas de coches de segunda mano se han disparado y que estos turismos necesitan bastantes reparaciones y se averían antes. Comenta que también han sufrido la falta de stock y la inflación, la subida de precios, algo que les ha hecho tener más pérdidas que años anteriores. Núñez asegura que la causa de este descenso de los beneficios radica en que las operaciones se realizan a coches viejos y que hay que ajustarse a la mano de obra.

Los concesionarios

Desde la otra cara de la moneda, los concesionarios se resienten. En ASV Automóviles, en Mérida, Nicolás Sánchez, encargado de ventas, lo resume así: «2022 es el peor año que ha habido en el sector desde que empecé a trabajar hace 11». Sánchez dice desde febrero la desescalada ha sido muy fuerte y lo atribuye al «encarecimiento de la vida en general».

Además, señala que han tenido que subir el precio de los automóviles porque se lo han incrementado a ellos, y que también ha aumentado considerablemente el aceite, los neumáticos y todo lo relacionado con el petróleo. «La gente ha disminuido su presupuesto hasta un 50%. Quienes antes se gastaban 25.000 o 22.000 euros ahora no quieren invertir más de 12.000 o 10.000 en un coche». Sánchez cree que lo peor aún está por llegar: «En septiembre va a subir el tipo de interés de la financiación, lo cual será devastador para nosotros, pues vivimos de eso».