Retener a la población joven en Extremadura es uno de los retos de una región que se desangra demográficamente. Y la principal manera de hacerlo es con condiciones laborales óptimas. Si esto no ocurre, esa población joven desaparece porque se marcha a otras regiones. Ese es uno de los factores. 

Otra de las causas es que las nuevas generaciones de veinteañeros y treintañeros provienen de épocas en las que han nacido menos niños y el cambio en la pirámide poblacional ya se aprecia.

Ambos son los principales motivos que explican los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre la población activa joven en Extremadura, esto es, los residentes en la comunidad entre 25 y 34 años que están en disposición de trabajar. Las cifras dicen que en la última década el descenso ha sido casi del 20% (en concreto, del 18,8%). De este modo, la población activa joven ha pasado de 127.800 personas en 2012 a 103.800 en la actualidad (los últimos datos son del segundo trimestre de 2022). La diferencia es de 24.000 jóvenes en disponibilidad de trabajar que ya no están.

El punto de inflexión

No obstante, en esa curva de la última década, en los dos últimos años se ha experimentado un cambio. Desde 2020, cuando explosionó la pandemia, la gráfica ha empezado a subir. En concreto, el alza ha sido del 5,8%. En números absolutos, 6.100 jóvenes más. «Sin dudas las consecuencias del covid, el confinamiento y las restricciones han influido en que mucha gente vuelva a Extremadura, nosotros lo estamos notando así», asegura Javier Peinado, secretario general de la Creex (Confederación Regional Empresarial Extremeña). «Es lo que llamamos el ‘retorno del talento’», añade.

En cuanto a la pérdida de población activa, pone un ejemplo: «Antes desde la Universidad de Extremadura o desde la FP nos pedían ayuda para encontrar empresas que quisieran tener a estudiantes para sus prácticas laborales; ahora lo difícil es encontrar a esos estudiantes».

No obstante, Peinado es optimismo en cuanto a la recuperación de los jóvenes.

De hecho los datos del INE también dicen que la población joven ocupada, esto es, quienes tienen entre 25 y 35 años y actualmente están trabajando, ha subido tanto en la última década como, sobre todo, en los últimos dos años. El incremento desde 2012 ha sido del 6,3% (5.600 más); el alza desde 2020 llega al 18% (15.800 más).

Esto significa que quien se queda, encuentra un empleo. Otra cuestión son las condiciones laborales. Al respecto Peinado es consciente de que si estos jóvenes vuelven a Extremadura con una formación elevada, la región no tiene una oferta de empleo y sueldo acorde a la misma. «No significa que aquí paguemos menos, sino que la estructura empresarial es menor», subraya el secretario general de la Creex.

La otra parte

Desde la parte sindical, Ricardo Salaya, secretario general de UGT FICA Extremadura, pone también el foco en la falta de trabajos de alta cualificación en el mercado laboral de la región. «Yo esto lo hablo mucho con los alcaldes de los pueblos cuando, por ejemplo, alguno me dice que hay tres chicos de su municipio estudiando la carrera de Derecho... Ya sabe que los tres se van a tener que marchar fuera porque no van a encontrar una salida laboral acorde a su formación académica».

Por otra parte, Salaya también habla de la repercusión que ha tenido la aprobación de la reforma laboral. «Muchos de los trabajos que antes se hacían en negro, ahora se desarrollan con contrato, y eso ha influido para que más jóvenes aparezcan actualmente como ocupados». Se refiere sobre todo a sectores como la agricultura y la hostelería. 

Asimismo se agarra a los proyectos que están por venir a la comunidad (la gigafactoría de Navalmoral de la Mata, la fábrica de diamantes de Trujillo...) como esperanza de futuro para los jóvenes (y no tan jóvenes) con alta formación.