El Periódico Extremadura

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LA INICIATIVA LITERARIA E INVESTIGADORA EN LA REGIÓN

Historias extremeñas del XIX

El maestro jubilado Luis Calderita ultima tres libros sobre tres antepasados en un minucioso trabajo que suma 2.000 páginas, contiene documentos inéditos y que ha sido elaborado con pasión durante los últimos 22 años

Luis Calderita, con parte de la documentación. JMO

Más de 2.000 páginas repartidas en tres libros. Una investigación minuciosa prolongada durante 22 años de un maestro cacereño entusiasta de su tierra. Una filosofía: bucear en lo que hicieron tres personas muy diferentes de sus antepasados, para que sus legados no se pierdan ni en el tiempo ni en el espacio. Más de 200 documentos, la mayoría de ellos únicos, todos del siglo XIX. Luis Calderita Chaparro (Zarza la Mayor, 30 de abril de 1957) dice que todo ese ímprobo esfuerzo (y dinero) que ha empleado servirá para homenajear a los protagonistas de sus obras, pero también para poner en valor las ‘pequeñas historias’ de la historia en Extremadura.

Para cada personaje tiene un libro. Todos ellos saldrán a la luz este mismo año y los editará la Diputación de Cáceres, donde le han facilitado una labor tan altruista como concienzuda. Uno de ellos girará en torno a Ramón Chaparro Domínguez, incluido dentro la selecta nómina de hombres ilustres de Extremadura, polifacético (filósofo, periodista, maestro, escritor…). Era su tío tatarabuelo materno, natural de Brozas, aunque vivió y murió en La Habana. Otro el hermano de éste, Cruz Chaparro Domínguez, que era notario eclesiástico en Zarza la Mayor. El otro está dedicado a la figura de Mateo Sanz López, su tío bisabuelo materno que murió cuando contaba con solamente 20 años. Su vida acabó en la Guerra de Filipinas cuando pertenecía al Batallón de Cazadores Expedicionarios número 11.

«En el año 2000, con mi madre, Luisa Chaparro Rodrigo, ya fallecida, comenzamos a hacer los árboles genealógicos y poco a poco hemos ido recopilando documentos de todas las formas posibles», dice orgulloso Calderita, maestro en Cáceres en los colegios Prácticas y Extremadura y también en Arroyomolinos. Ahora se ha volcado con una ayuda muy especial. “En mi familia ha trabajado en esto y me han ayudado en cosas».

Como tesis

En total, suma 37 años en la docencia, pero paradójicamente nunca como maestro de Historia, que ha estado a punto de empezar a estudiar, ya jubilado. Por falta de pasión no será y este ejemplo de prolífica producción le avala. «Me dice mi sobrina que con estos tres libros es como si hubiera hecho tres tesis doctorales», apunta distendido y sin un ápice de suficiencia.

Cruz Chaparro, notario eclestiástico.

«Hay muchos ejemplos, pero yo he llegado a comprar material a un anticuario en Mar del Plata (Argentina)». La idea no está, salta a la vista, relacionada con el lucro. Más bien justo al contrario y prueba de ello es el futuro así está programado. “Queremos donar el total de los documentos al Archivo Histórico Provincial de Cáceres y que permanezcan allí para que estén a disposición de los historiadores. Igualmente, los derechos de explotación de los libros van a ser donados al Ayuntamiento de Zarza la Mayor, mi pueblo», afirma orgulloso el docente mientras saca documento tras documento y los describe con todo detalle, tanto como rezumando felicidad.

«Una cosa es la historia y otra la infrahistoria, esa que no vamos a decir con minúscula, pero que todo ello hace que se conforme la gran historia. Me da un poco de lástima que personajes como Mateo Sanz López, un chaval que murió ahí en Filipinas, quedara en el olvido. Empecé con sus cartas, a transcribirlas y a investigar», dice el educador de alguien de quien le habían hablado sus abuelos y sus padres. 

«Estas primeras cartas estaban perdidas en los desvanes en mi casa familiar en el pueblo», apunta sobre el único de la terna del que no conserva el apellido. Una curiosidad: en su árbol genealógico aparecen cinco ‘Ramón Chaparro’.

«Estos documentos también los he encontrado a veces en anticuarios», agrega Calderita. «Por eso mi intención es que vayan todos al archivo provincial, porque no quiero que anden dando vueltas por el mundo», aduce.

Entre los hermanos Cruz y Ramón había sensibles diferencias, empezando por lo político: «uno era conservador y el otro progresista». El primero fue guarda mayor de las dehesas de Benavente, en Zarza la Mayor: parte de La Parra (Santibáñez el Alto) y parte de Malladas, en Moraleja. Calderita reproduce las cartas dirigidas al administrador principal, Federico Belmonte y Vilches, en la capital, Cáceres, “a donde venía en caballo”. Nació en 1833 y en los libros se incluirá su foto, como la de Ramón, conservadas por el maestro con indisimulado mimo. Son un total de 539 borradores de cartas desde 1880 a 1894.

Un pionero

El broceño Ramón, un personaje de calado no solamente regional sino nacional, fue uno de los primeros que reivindicó la defensa de la educación primaria como obligatoria, general y gratuita, que dependiera del presupuesto estatal y que hubiera igualdad salarial entre maestros y maestras. De él Calderita hace una recopilación de artículos publicados en la Revista de Instrucción Pública, Literatura y Ciencias durante los años 1859 y 1860. Sus últimos años en Cuba fueron trabajando para el Ayuntamiento de La Habana.

De Mateo Sanz se cuenta que en las cartas relata todas sus vicisitudes, desde su viaje de un mes desde Barcelona a Manila, hasta las cuestiones bélicas, «pues no existía censura de guerra».

Extremadura, siglo XIX. Las raíces. El entusiasmo. Luis Calderita hace historia y relato literario de su pasión por la región, por su pasado, por sus gentes, sin duda la forja de un verdadero paraíso sentimental.

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