Era una lluvia deseada, pero en Las Hurdes también se temían los efectos que esas primeras precipitaciones podían tener en los terrenos afectados por el incendio que hace dos meses asoló 3.323 hectáreas. En la zona de Ladrillar contaban con la posibilidad de que se generaran escorrentías que arrastraran los restos del fuego en las laderas a los cauces; y han llegado tras las lluvias de los dos últimos dos días (este martes cayeron 36 litros en la zona de Nuñomoral, según datos de la Aemet), a pesar de que los primeros trabajos de emergencia ya se habían puesto en marcha hace más de una semana para intentar amortiguar el posible impacto de unas lluvias allí. 

«Se ha trabajado con previsión», subrayan desde la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Población y Territorio, «lo que no impide, como es lógico, que haya escorrentías en algunos lugares», indican también. Entre las medidas que ya habían activado ya, «se había echado paja en los lugares con mayor pendiente de la zona», resaltan.

Precisamente esa actuación está destinada a intentar contener la erosión y el arrastre pendiente abajo de los restos de ceniza y madera quemada por el agua. Es una de las medidas que se adoptan de forma prioritaria porque los trabajos de recuperación de los incendios se llevan normalmente a cabo en los meses de otoño e invierno (la época de más lluvias) y por tanto se cuenta ya con el efecto que el agua puede tener en los terrenos dañados por el fuego. De hecho, en la resolución que se publicó ayer con la declaración de la Zonas de Actuación Urgente (ZAU) ya se detalla que «tras las primeras lluvias del otoño se producirá un importante aporte de cenizas y arrastres a los cursos de agua, como consecuencia de la pérdida de cobertura arbórea», entre los motivos que justifican una rápida intervención en el terreno quemado.

Arroyo en Las Mestas el martes por la tarde.

Arroyo en Las Mestas el martes por la tarde. RRSS Paco Castañares

Efecto del arrastre

La estampa del cauce del río Ladrillar, lleno de lodo de las últimas horas, evidencia el efecto de ese arrastre por la lluvia, pero la previsión en todo caso es que los trabajos se sigan desarrollando en la zona tal y como estaban planificados. «Las lluvias no cambian en nada la planificación de los trabajos en la zona del incendio», apuntan también desde el departamento que dirige Begoña García Bernal. 

«Contábamos con que podía pasar, pero la porquería no ha llegado a la red de consumo», dice el alcalde de Ladrillar

Los efectos de las lluvias en el entorno de ladrillar no han causado sorpresa y más bien al contrario, lo esperaban y han tratado de anticiparse también para minimizar los daños. «Contábamos con que eso podía pasar», dice Santiago Domínguez, el alcalde de Ladrillar. Según explica, a los efectos de las lluvias se han unido los de los trabajos que se están llevando a cabo también para construir diques de contención en la zona dentro de ese mismo plan de actuación urgente; y por eso han cortado el acceso del agua a los depósitos de abastecimiento, con el fin de evitar que «toda esa porquería que arrastra» pueda acabar colapsando la red de consumo.

De momento está garantizado el abastecimiento con el agua que hay aún en esos depósitos para los vecinos que de Ladrillar, Riomalo de Arriba y Cabezo; y se prevé que en los próximos días recurran a camiones cisterna a la zona hasta que se normalice la situación y puedan volver a usar sus captaciones de agua. 

El plan de trabajo en Las Hurdes y Miravete


Ya están definidos todos los pasos que se darán para recuperar los terrenos afectados por los incendios de Las Hurdes y Casas de Miravete del pasado mes de julio. Algunas medidas ya se pusieron en marcha hace algo más de una semana, pero ayer el Diario Oficial de Extremadura (DOE) recogía las resoluciones acordadas en Consejo de Gobierno de la Junta el pasado 31 de agosto. En ellas se declaran como Zona de Actuación Urgente (ZAU) las superficies forestales afectadas por los dos incendios y se declaran de utilidad pública los trabajos que ya se están llevando a cabo. En ambos casos, se fundamentan en «la grave situación creada por las devastadoras consecuencias» de los incendios forestales, y en la urgencia con la que ha de actuarse en el ámbito forestal para paliar algunos de los efectos negativos por interés general», recoge, por lo que se trabaja tanto en terrenos públicos como privados. En ellas se tiene en cuenta que una parte importante de los terrenos afectados están «en zona de grave riesgo de erosión, lo que supondrá un importante aporte de arrastre y ceniza a los cursos de agua».

Ahí se recogen las actuaciones que ya se iniciaron la semana pasada y que responden al Plan de Actuación diseñado por la Dirección General de Política Forestal en el que se describen daños registrados y su cuantificación, los efectos del incendio sobre la vegetación, y los trabajos a realizar para corregir las lamentables consecuencias del fuego, así como las prioridades. Para la ejecución de las medidas contempladas se ha solicitado la colaboración del Ministerio de Transición Ecológica.

El fuego asoló en Las Hurdes una superficie de 3.323 hectáreas y 2.755 en la Sierra de Miravete y la zona de influencia del Parque Nacional de Monfragüe. 

En las resoluciones publicadas este miércoles se dispone la contratación de emergencia de las actuaciones para la restauración de la cubierta vegetal, como cubrir con paja las laderas de mayor pendiente para evitar que las escorrentías arrastren el suelo y la ceniza o acciones de prevención frente a la proliferación de plagas en las masas forestales; no afectadas por el incendio.

Además se llevarán a cabo tareas de recuperación de infraestructuras dañadas por el incendio y se autoriza a titulares de los terrenos para la corta y extracción de la madera afectada en un plazo de tres meses (si no lo hacen, lo hará la Junta de Extremadura) y se autoriza el pastoreo en las zonas en las que actualmente se está llevando a cabo, con cargas ganaderas iguales o inferiores.

Para ello se construirán cordones de defensa o fajinas con madera y piedra, también se levantarán albarradas, que son estructuras acometidas en cauces, barrancos, perpendicularmente al flujo del agua, para frenar la velocidad de su avance y con ello la erosión. La relación de parcelas sobre las que se está actuando se detallan en un anexo de cada resolución.