Fue justo antes de las 18.00 horas del pasado jueves, 29 de septiembre, cuando en el Pleno del Congreso de los Diputados se convalidó el Real Decreto-Ley para mejorar las condiciones de las trabajadoras del hogar, una enmienda que fue aprobada en el Consejo de Ministros el pasado 6 de septiembre. Con 344 votos emitidos favorables, tres abstenciones y ningún ‘no’ llegó el histórico sí: «Se tramita como proyecto de ley», dijo Meritxell Batet. El hemiciclo se levantó entre aplausos.
Pocos minutos después, al otro lado del teléfono en una entrevista con este periódico se encontraba Laura Cuesta Domínguez, una cacereña trabajadora del hogar desde hace 14 años. Ahora tiene 41 y celebra la noticia. «Es un gran paso. Antes, estar dada de alta en la seguridad social solo te servía para cotizar en la jubilación. Ni paro ni bajas. Si te caías durante la jornada no era tan fácil quedarte en casa. De hecho, si lo hacías era porque ‘te hacían un favor’. Había un vacío legal enorme», cuenta. «Tampoco existía el derecho a vacaciones como tal, días de asuntos propios, conciliación familiar...», continúa. «En derechos, ganamos sin duda», señala.
Sin embargo, cuestiona que los contratos dejen de ser precarios. «Creo que con la nueva legislación quizá la situación de las empleadas no cambie demasiado, al revés. En lugar de pagar a 10 euros la hora, lo bajarán a 8 por los pagos a la seguridad social. Además, la cotización para la prestación de desempleo a las que trabajan por horas o con contratos muy temporales es más complicada. ¿Cuántas horas en cuántos domicilios deben estar para disfrutar de ese subsidio?», pregunta. Aunque asegura que para aquellas que se encuentren internas en casas es la medida que necesitaban.
La opinión de Maira Jaqueline Barrientos (Honduras, 35 años) no se aleja de la de Cuesta, aunque tacha la aprobación como un «hecho histórico». «Lo estoy viviendo con emoción», asegura. No obstante, la alegría no le hace olvidar la reivindicación: «Vamos a seguir luchando para mejorar las condiciones», sentencia.
Logro colectivo
Habla en plural porque dice que esto es un logro colectivo y de todas sus compañeras. «Es gracias a las que formamos parte de este gremio», enfatiza. Reside en Cáceres y forma parte de la Asociación de Trabajadoras del Hogar. Justo ahora cubre una baja. «Pensar que sí puedo acumular paro y no hacerlo únicamente para la jubilación es un alivio», añade. El poder percibir el subsidio de desempleo, al igual que el resto de trabajadores, es a su parecer, la mayor de las victorias. «Es una medida que debería haber cambiado hace muchísimo tiempo», declara. «El problema está en las empleadas a tiempo parcial o en los contratos en B», coincide con Laura.
«Es un logro colectivo de las que formamos este gremio y hemos luchado por ello»
En este sentido, Maira recuerda el desamparo que vivieron en el confinamiento. «Fue terrible. Ni trabajo ni dinero. Desamparadas», lo define. «Antes de la pandemia ya nos reuníamos en el parque del Príncipe. Éramos doce. Durante el 2020 se fueron adhiriendo más y más. Ahora ya formamos parte de la asociación unas 50 personas. Los encuentros los hacemos en la parroquia el Buen Pastor --en la barriada de Llopis Iborra--», relata. «No tenemos sede, pero nos han dejado un espacio para poner en común nuestras ideas», apunta.
Pese a mostrarse muy satisfecha, hace hincapié en no bajar la guardia y en seguir conquistando derechos, ya que hasta una década después --el colectivo llevaba desde 2012 con un régimen propio en la Seguridad Social-- no se han logrado los primeros avances. «Es un rayo de luz y optimismo después de la discriminación y la marginación que hemos sufrido con respecto al resto de empleos». Esto mismo dictaminó en febrero el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que la empleadas estaban siendo discriminadas por la legislación española.
«Somos las de los cuidados»
«La etiqueta que nunca nos vamos a quitar». Así define Laura el vínculo de la mujer a los cuidados del hogar y la familia. «Somos nosotras», recalca. «Estoy segura de que en la mayoría de domicilios si a las entrevistas acudieran hombres les dirían que no», lamenta.
Por contra, Maira ---acostumbrada al cuidado de personas dependientes que necesitan una atención continuada-- asegura que hay en hogares en los que reclaman a varones en lugar de a mujeres porque así lo requieren. Igualmente, machismo. «A la asociación cada vez acuden más hombres. Son ahora tres», apunta. «Al fin y al cabo este trabajo nadie lo quiere hacer...», reflexiona.
¿Cuáles son las novedades principales?
- Las trabajadoras del hogar tendrán derecho a la prestación contributiva de desempleo y a todas las prestaciones asistenciales vigentes en el ordenamiento jurídico laboral.
- Será obligatorio cotizar por desempleo y al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) a partir del 1 de octubre, y se garantiza la cobertura indemnizatoria de las trabajadoras en caso de insolvencia del empleador.
- La norma las protege frente a despidos injustificados y elimina la figura del desistimiento, que es una forma de despido sin causa, en la medida en que no requiere acreditarse
- Respecto a la seguridad y la salud en el trabajo, se incorpora a estas mujeres al ámbito de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y se crea una comisión de estudio con enfoque de género para abordar enfermedades profesionales.