Ocurrió en marzo del 2020, cuando el acusado mató con su escopeta a un ejemplar de lince ibérico en una finca de su propiedad, situada en la cara norte de la Sierra de La Ortiga, en la localidad pacense de Don Benito. Cuando se percató de lo ocurrido ordenó a uno de los trabajadores del terreno que enterrara al animal fuera de las lindes de la finca, con el objetivo de esconderlo. Los dos han sido juzgados este viernes en Don Benito, acusados de un delito contra la fauna y la flora, el primero, y de encubrimiento, el segundo.

El animal abatido se trataba de un lince joven que había sido introducido en la zona junto con otros ejemplares y que había desaparecido del control por cámaras de campo que se instalaron dentro del programa para la recuperación de lince ibérico que tiene la Junta de Extremadura, a través de la Consejería de medio Ambiente y Sostenibilidad y la Dirección General de Sostenibilidad. En concreto, según las informaciones publicadas, desaparecieron de dicho control dos especímenes jóvenes de lince macho y hembra (Quitapón y Querubín, este último fue el abatido), por lo que se puso en conocimiento del Seprona, que montó un operativo para el rastreo y búsqueda de los animales.

La investigación se centró principalmente en la finca propiedad del acusado, donde los agentes se entrevistaron con un trabajador del dueño. Este reconoció, con gran nerviosismo, que fue su jefe quien, días antes y cuando estaba cazando en un puesto del coto, había abatido un lince que se había abalanzado sobre su perdigón de reclamo que estaba enjaulado. Aseguró que en ese momento le ordenó que lo recogiera del lugar y lo enterrara fuera de la linde de la finca, como así hizo a pesar de conocer la ilicitud de los hechos, según detalló el Seprona.

Según recoge el Fiscal le disparó mientras cazaba, en la modalidad de perdiz con reclamo, y lo abatió aun sabiendo que se trataba de un animal en peligro de extinción. Así, según su escrito de acusación, «el felino se aproximó al puesto de caza atraído por el reclamo de perdiz y el acusado, a sabiendas de que se trataba de un ejemplar de lince ibérico perteneciente a una especie en peligro de extinción, efectuó sobre la parte delantera izquierda del animal un disparo con una escopeta de caza sin determinar, cargada con cartuchos de perdigones probablemente del número 8, causándole la muerte instantánea». Luego, prosigue el escrito, dio instrucciones a su empleado para que se llevase el cadáver y lo escondiera fuera de la finca. Este último retiró el cuerpo del animal y lo cubrió con materia vegetal para evitar que pudiera ser descubierto.

Indemnización a la Junta

El Ministerio Público solicita para los dos penas de prisión. Para el cazador pide tres años de cárcel por un delito contra la flora y fauna, en su modalidad de caza de especies en peligro de extinción; además de una indemnización de 114.158 euros a la Junta de Extremadura, que supone el valor del lince abatido más los intereses legales. Y para el empleado, un año y medio de prisión por otro delito de encubrimiento.

Ecologistas en Acción ejerce de acusación particular y pide también tres años y medio de cárcel

Ecologistas en Acción ejerce además de acusación particular. Según este colectivo, el animal tenía alojados en su cuero, según la autopsia, 80 perdigones de calibre del 8, por lo que se puede concluir que el tiro fue «certero e intencionado» y que «es imposible que el cazador hubiera confundido el lince abatido con otro animal». Además, añade Ecologistas, se da la circunstancia de que el autor del disparo había manifestado públicamente que consideraba al lince «una alimaña dañina y que, si los animales interferían en sus intereses para su finca, los mataría».

Este colectivo considera que concurre en el delito la agravante de que el animal fue abatido en un espacio natural protegido al pertenecer la finca a la Zona de Especial Conservación (ZEC) ‘Río Ortiga’. Piden para él la pena de tres años y medio de prisión e inhabilitación especial para el ejercicio de la caza por tiempo de siete años.