El extremeño Jesús González Manzanares, inventor del cine digital, ha presentado una querella en la Audiencia Nacional contra Disney y 99 imputados más por vulneración continuada de su propiedad industrial, en un proceso que ha comparado con la historia "de David contra Goliat" pero ante el que se muestra esperanzado.

En ella acusa a cines, instaladores de salas de proyección de cine digital y compañías distribuidoras de películas de haberse lucrado "ilícitamente" de un invento que él registró en 1997 y sobre el que tenía el derecho de explotación durante 20 años.

En declaraciones a Efe, ha explicado que aunque el cine digital es el sistema que hoy utilizan todas las salas del mundo, por aquel entonces no era conocido, dado que lo que se proyectaban eran películas de celuloide en formato analógico de 35 o 70 milímetros.

Su invento, ha explicado, se basaba en el escaneo de los fotogramas de una película y su archivo y le llevó a ser recibido "con los brazos abiertos" en Hollywood dado la reducción de costes que suponía.

Su patente, titulada "Cine de proyección electrónica vía satélite", fue registrada en 1997 y caducó el 21 de marzo de 2017, un periodo en el que ha tenido "más paciencia que el santo Job", según ha confesado.

A su juicio, esta virtud le ha llevado a presentar esta querella, así como la situación de "ruina" en la que se ha encontrado -dado que perdió el negocio al que se dedicaba-, pues le ha permitido beneficiarse del derecho a la justicia gratuita, sin la cual hubiera sido imposible, según ha declarado, emprender este proceso.

"Eso no se lo esperaba ni Disney ni la Warner", ha manifestado este antiguo productor de grandes eventos musicales, en cuyo currículum destaca haber hecho la gira "más grande" de Julio Iglesias, juntarle con Plácido Domingo en el mismo escenario, y haber llenado la plaza de Las Ventas de Madrid durante 27 días con una antología de la zarzuela.

"Si llego a tener algo no lo hubiera podido pagar. Ellos tienen los mejores abogados del mundo. Es como David contra Goliat", ha declarado.

Según el texto de la querella, consultada por Efe, durante esas dos décadas, los instaladores de salas de proyección de cine digital, los exhibidores de tales salas y las compañías distribuidoras de películas en formato digital "han infringido la patente de forma continuada, consciente y voluntaria con cada exhibición de películas en formato digital" al no reconocer el derecho de propiedad exclusiva que ostentaba González Manzanares.

Esta situación provocó un enfrentamiento entre él y todo el sector del cine digital, "el cual se organizó en su contra para excluirle del mismo", provocando la pérdida del negocio que inicialmente explotaba como único y exclusivo proveedor de tecnología de proyección de cine digital.

Según ha explicado González, el sector mantenía que la patente era nula y llegó incluso a interponer una demanda en 2010 -por parte de la Federación de Cines de España. SERCINE S.A. y KELONIK Digital S.L.-, que fue desestimada en 2019 por la Audiencia Provincial de Madrid, en la que "tres jueces dijeron que sí que era válida".

La ganancia obtenida "dolosamente" al utilizar la patente sin autorización de su titular, precisa la querella, viene determinada esencialmente por el ahorro que supone la proyección de películas en formato digital, pudiendo abandonar el sistema convencional basado en la presencia física de una copia plástica o en celuloide de la película en la cabina de proyección.

El texto señala que los denunciados conocían la patente y se organizaron contra González "para idear una forma de seguir explotando la misma sin tener que contar con su voluntad, ni pagar canon o licencias al efecto".

"El plan fue tratar de cuestionar su titularidad en vía judicial, instando su nulidad mientras que seguían explotando los derechos de propiedad industrial de forma totalmente ilegal y sin ningún tipo de limitaciones", añade.

En consecuencia, durante todo el tiempo de vigencia de la Patente, su inventor no pudo explotar la misma de forma exclusiva "ya que los denunciados vulneraron su derecho de propiedad industrial e hicieron caso omiso a sus derechos sobre la misma, ocasionándole irreversibles perjuicios tanto a nivel personal, como familiar, profesional y social, pues tal situación le ocasionó la ruina total de su negocio".