Extremadura es una región privilegiada. Ya sea por sus riquezas naturales, o por la historia y cultura fascinante de sus pueblos y ciudades, la comunidad le hace un guiño a las viejas tradiciones y mantiene, gracias a un legado bien conservado, una ventana abierta al pasado en cada uno de sus monumentos.
Muchas son las diferentes civilizaciones que han habitado esta zona de la geografía española, dejando cada una de ellas, una huella inolvidable que insiste, aun en nuestros días, en ser el más perseverante tesoro dentro de sus fronteras. Parte indispensable de ese pasado, son estos maravillosos pueblos medievales que no te puedes perder.
Jerez de los Caballeros
Quizás uno de los pueblos más místicos de toda Extremadura es Jerez de los caballeros. Posee una historia mezclada con tragedia y sobresalto, unida a una arquitectura de diferentes épocas que le consagran como uno de esos lugares de visita obligatoria. La villa es un laberinto de calles blancas y estrechas con una estructura medieval fascinante. Su aspecto actual se remonta al siglo XIII cuando fue cedida a la Orden de los Templarios.
Algunos de sus atractivos más famosos son la fortaleza de los caballeros, donde fueron masacrados los templarios, un hermoso recinto amurallado con jardines y atalayas de apariencia árabe, la iglesia barroca de San Miguel en la plaza de España y la parroquia de San Bartolomé.
Alcántara
Punto estratégico fundamental para romanos a su paso por la península ibérica, Alcántara es famoso por su imponente puente romano que data de siglo II y que fuera realizado por el arquitecto Cayo Lacer durante el mandato del emperador Trajano. Aún así, la ciudad tiene toques medievales a través de sus calles y estructuras elevadas y empedradas como la plaza de San Pedro de Alcántara, el convento de San Benito o la iglesia de Santa María de Alcomocóvar.
Robledillo de Gata
Este pequeño pueblo de Sierra de Gata cuenta con menos de cien residentes y es una de las localidades más bellas y frecuentemente visitadas en Extremadura. Robledillo de Gata posee medievales casas de pizarra y adobe, balconadas erigidas sobre arcos, y bodegas centenarias que se encuentran dentro de sus moradas. Entre sus más emblemáticos edificios se encuentran la parroquia de la Asunción del siglo XVI y el Museo del Aceite Molino del Medio, ubicado en un antiguo molino medieval que sorprendentemente estuvo en funcionamiento hasta la década de los 60.
Granadilla
Granadilla, antiguo señorío de Granada, es una antigua villa amurallada de origen feudal, desalojada a mediados del siglo XX, al transformarse en zona inundable debido a la construcción del embalse de Gabriel y Galán.
Es uno de esos pueblos congelados en el tiempo debido a su abandono, a pesar de que la villa nunca se ha llegado a inundar, ni siquiera con el embalse con el que colinda a plena capacidad. En 1980, la villa fue declarada Conjunto histórico-artístico y cuatro años después, en 1984, elegida para su inclusión en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados.
Jarandilla de la Vera
Poblado desde sus inicios por los celtíberos, Jarandilla fue un asentamiento romano conocido como Flavium Vivertorum, de ahí que, muchos de sus rasgos estructurales en las calzadas y sobre todo, el puente que cruza la garganta Jaranda, se deben a su herencia románica.
Luego, los visigodos dejarían su huella con una pila bautismal con la cruz gamada que se halla en la iglesia de Santa María de la Torre. Después de ellos, llegaron los árabes, quienes le dieron el nombre de Jarandilla que viene de la palabra Xarandiella que significa zona del valle pequeño.
Sin embargo, lo más destacable en la historia de esta zona tan multicultural, fue la estancia del Emperador Carlos I de España y V de Alemania quien habitara el pueblo desde noviembre de 1556, hospedándose en el Castillo Palacio de los Condes de Oropesa, antes de su traslado al Monasterio de Yuste en el que pasó sus últimos días. El castillo de los Condes de Oropesa es hoy en día el Parador Nacional de Turismo Carlos V.